
Fase inicial de construcción de la central hidroeléctrica de Shuangjiangkou Omicrono
La presa china más alta del mundo que supera al mayor rascacielos de España: genera energía a 3 millones de hogares
La presa de Shuangjiangkou ha empezado a almacenar agua, primer paso para la entrada en funcionamiento de una central hidroeléctrica de 2.000 MW.
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China tiene un apetito insaciable de energía. Sus más de 1.400 millones de habitantes, una industria en la que la tecnología sigue cobrando cada vez mayor relevancia y la creciente demanda de los centros de datos requieren megaproyectos como la presa de las Tres Gargantas, la central hidroeléctrica que más energía produce del mundo con una potencia instalada de 22,5 GW. Es el icono de una revolución que lleva 70 años en marcha, durante los que el gigante asiático ha construido más de 22.000 presas de más de 15 metros de altura, la mitad del total mundial. A este imponente parque hidroeléctrico se añadirá en los próximos años la presa de Shuangjiangkou, que será la más alta del mundo con 314 metros, considerablemente más alta que el rascacielos más alto de España, la Torre de Cristal (249 metros), quedando sólo 10 metros por debajo de la Torre Eiffel.
El pasado 1 de mayo, este gigante de hormigón que la empresa estatal Power Construction Corporation of China (PowerChina) está construyendo en el cauce del río Dadu, en la provincia de Sichuan, abrió sus compuertas y empezó a almacenar agua en su embalse por primera vez. Si todo sale según lo planeado, la primera turbina entrará en servicio a finales de este mismo año, según revela el South China Morning Post, y el gobierno chino empezará a cosechar los frutos de una inversión de 36.000 millones de yuanes (4.500 millones de euros) diez años después del inicio de un proyecto con un objetivo doble: generar hasta 2.000 MW de energía y gestionar las inundaciones estacionales, muy frecuentes en la región.
El proceso de construcción no está siendo sencillo. No sólo por las titánicas dimensiones del proyecto, sino por la compleja orografía de un terreno remoto y de difícil acceso, además de desafíos como la resistencia frente a los terremotos, el control de filtraciones o el drenaje de la presa. De hecho, Shuangjiangkou tampoco está exento de las críticas de expertos en medioambiente y ecologistas, que llevan años advirtiendo sobre las nefastas consecuencias de inundar vastas extensiones de terreno no sólo para los ecosistemas, sino también para las miles de personas que han sido reubicadas en nombre del progreso.
Un gigante de hormigón
La historia de Shuangjiangkou comenzó a escribirse en 2008, cuando se iniciaron los trabajos preliminares, aunque no fue hasta 2015 cuando las primeras máquinas irrumpieron en esta de zona de la meseta tibetana que riega la cuenca de Sichuan, en el suroeste de China. Desde entonces han pasado diez años en los que los ingenieros han ido resolviendo complejos desafíos técnicos para lograr un hito que pronto se verá superado por los ambiciosos planes hidroeléctricos del gobierno chino.
Superada la primera fase de almacenamiento de agua, la cota actual alcanza los 2.344 metros, suficiente para que empiece a operar en breve la primera de las cuatro turbinas Francis de eje vertical de la central, cada una de ellas con una capacidad nominal de 500 MW. Estas turbinas están diseñadas específicamente para operar a grandes alturas y optimizar la conversión de energía hidráulica en eléctrica. Fabricadas con aleaciones avanzadas resistentes a la corrosión, estas máquinas están equipadas con sistemas de control digital que ajustan automáticamente las palas según el flujo de agua, maximizando la generación de energía incluso en condiciones variables.

El agua empieza a llenar el embalse de la presa de Shuangjiangkou Omicrono
Cuando opere a plena capacidad, la central hidroeléctrica generará aproximadamente 8.341 millones de kW/h anuales, suficiente para abastecer las necesidades energéticas de más de 3 millones de hogares chinos. Esta producción de energía limpia permitirá 'ahorrar' más de 2,96 millones de toneladas de carbón, lo que supone dejar de emitir 7,18 millones de toneladas de dióxido de carbono, según los cálculos de PowerChina.
Aunque su característica más destacada es la altura de 315 metros, que le permitirá superar a la presa de Jingping-1, que todavía ostenta el récord a día de hoy con 305 metros, no es la única especificación que se sale de la norma. La longitud de coronación de Shuangjiangkou se extiende a lo largo de 650 metros, con un ancho de 16 metros en la cima y más de 300 metros en la base.
Construida con materiales sueltos y miles de toneladas de hormigón, la presa cuenta con un embalse capaz de almacenar 3.135 millones de metros cúbicos de agua, una capacidad que no solo optimiza la generación eléctrica, sino que también desempeñará un rol crucial en el control de inundaciones en la región.
El siguiente coloso
Todas las presas chinas se quedarán pequeñas ante el proyecto de infraestructuras más ambicioso jamás realizado, la descomunal central hidroeléctrica en Motuo en el cauce del río sagrado Yarlung Tsangpo en el Tíbet, cuya construcción se aprobó hace sólo unos meses. Está previsto que esta futura central hidroeléctrica triplique la producción de energía de la presa de las Tres Gargantas.
En el curso del río tibetano se encuentra el cañón más profundo de la Tierra, con un desnivel de 7.667 metros antes de llegar a India. Aprovechando ese enorme salto de agua, la futura central -todavía sin fecha prevista de apertura-, generará hasta 300.000 millones de kWh anualmente, equivalente a las necesidades energéticas de 300 millones de personas al año.
El emplazamiento es clave, ya que además del gran salto de agua, el curso bajo del río cuenta con un desnivel de más de 2.000 metros a lo largo de 50 km. Esta circunstancia suma a la producción de energía hasta 70 millones de kW por sí sólo, según las autoridades chinas.

La central hidroeléctrica de Baihetan, la segunda más grande de China Omicrono
Eso sí, un proyecto de esta envergadura requiere un esfuerzo de ingeniería sin precedentes. Los técnicos tendrán que perforar la montaña Namcha Barwa, con túneles de entre 4 y 20 km de longitud para desviar 2.000 metros cúbicos por segundo del caudal del río.
Además, al estar la meseta tibetana situada justo en el límite de la placa tectónica india, necesita medidas especiales de protección frente a terremotos y una adecuación a su particular geología. Tamaña empresa requerirá una inversión a la altura, con el esfuerzo económico necesario valorado en un billón de yuanes, más de 130.000 millones de euros al cambio.