Operarios instalando un módulo prefabricado en una obra

Operarios instalando un módulo prefabricado en una obra Freepik Omicrono

Tecnología

Sánchez promueve la construcción industrializada que usó la URSS: casas baratas y edificadas un 60% más rápido

El Gobierno ha anunciado una inversión de 1.300 millones para apoyar al sector y construir una media de 15.000 viviendas industrializadas al año.

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En un mundo donde la demanda de vivienda crece sin freno y la crisis climática apremia, la construcción industrializada se presenta como una revolución frente a los métodos tradicionales. Este sistema, capaz de fabricar componentes o módulos enteros en fábricas para luego ensamblarlos en el terreno, está transformando el sector con su promesa de rapidez, sostenibilidad y precisión. Por eso Pedro Sánchez anunció ayer una inversión de 1.300 millones de euros durante 10 años en el proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (Perte), con el objetivo de impulsar el sector y ampliar rápidamente el parque inmobiliario español.

El déficit de vivienda, que el Banco de España cifró el año pasado en 600.000 hogares, refleja una profunda crisis habitacional en nuestro país. En el marco de la feria Rebuild, que se está celebrando estos días en Madrid, Sánchez hablaba de conseguir "más viviendas asequibles, más rápido y mejores". La inversión pretende facilitar "la transformación del sector" para "construir una media de 15.000 viviendas industrializadas al año y más de 20.000 anuales a partir de la primera década". Un desafío importante, a pesar de las posibilidades que ofrece este tipo de construcción, que según el presidente del Gobierno "permitirá reducir los tiempos de edificación entre un 20% y un 60%".

Para Ignasi Pérez, director del Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0 sobre Construcción Industrializada que ha tenido lugar en ese mismo marco, explica a EL ESPAÑOL-Omicrono que "el sector de la construcción no ha superado aún la segunda revolución industrial, sigue siendo manual y artesanal. Se ha de convertir en producto lo que hasta ahora llamamos vivienda, y para eso debemos cambiar la manera tanto de pensar como de hacer de todos los agentes del sector".

Fábricas de casas

La idea de industrializar la construcción y convertirla en un sector tan productivo como el de los coches o la agricultura no es nueva. Sus orígenes se remontan a la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa necesitaba viviendas rápidas y asequibles. En la Unión Soviética, especialmente a partir de la década de 1960, este esfuerzo se enfocó en la construcción masiva de apartamentos prefabricados, conocidos como "jrushchovkas" (llamados así por el presidente ruso Nikita Jrushchov). Estos edificios, generalmente de entre tres y cinco pisos, se construían con paneles de hormigón o ladrillo y tenían como objetivo principal proporcionar vivienda a gran escala a la población.

La idea estaba ahí, pero la tecnología y los materiales aún no habían evolucionado lo suficiente como para facilitar una verdadera industrialización. Los avances tecnológicos de las últimas décadas y la llegada de materiales como el CLT (paneles de madera contralaminada), junto con la urgencia de encontrar soluciones sostenibles y eficientes a nivel energético, han dado un nuevo impulso a esta práctica, que combina estandarización, automatización y digitalización para optimizar al máximo los recursos y reducir los residuos.

Los módulos se alzan e instalan con una grúa

Los módulos se alzan e instalan con una grúa KICT Omicrono

Estas viviendas no se construyen ladrillo a ladrillo durante meses o años, sino que nacen en una fábrica, donde cada pared, suelo o incluso el sistema de fontanería se fabrican con precisión milimétrica. Estos módulos, que pueden incluir desde aislamientos exteriores hasta acabados interiores, se transportan al lugar de la obra y se montan sobre los cimientos en cuestión de días, ahorrando por el camino dinero, tiempo y mano de obra in situ.

"Está probado que el 98% de los proyectos de edificación no terminan en tiempo ni en presupuesto", explica Ignasi Pérez. "En cambio, cuando pides un automóvil y te llega, no te dicen oye, mira, ya sé que lo habías pedido de color verde, pero te lo doy rojo y en vez de 32.000 euros te va a costar 36.000. Esto no lo aceptamos en ningún producto realizado en fábrica y, sin embargo, se acepta en el sector de la construcción".

La industrialización de la vivienda, aseguran los que abogan por este cambio radical del sector, permitirá revertir esta concepción tradicional y la constante subida de precios, con el objetivo de que "las viviendas sean más baratas, con más calidad, más certificaciones y construidas en tiempo y forma".

Tecnologías de construcción

Este tipo de construcción no podría desarrollarse con la precisión y eficiencia actuales sin el uso de herramientas como el BIM (Building Information Modeling), una metodología que permite diseñar y coordinar digitalmente cada elemento del edificio desde un diseño virtual tridimensional. Gracias a esta tecnología, arquitectos, ingenieros y operarios trabajan sobre un modelo único y actualizado en tiempo real, lo que permite prever y resolver conflictos antes de que aparezcan en obra.

Una fábrica donde se fabrican componentes de edificios de madera

Una fábrica donde se fabrican componentes de edificios de madera Intelligent City Omicrono

En paralelo, a esto se suman metodologías como Lean Construction que, inspirada en la industria automotriz, elimina procesos innecesarios. La robótica y la automatización también han comenzado a desempeñar un papel crucial en las fases tanto de fabricación como de montaje. Robots especializados se encargan de tareas como la soldadura, el corte de materiales o el montaje estructural, lo que garantiza una ejecución rápida, constante y precisa, con la posibilidad de que funcionen 24/7.

La integración de tecnologías inteligentes no se limita al proceso constructivo. Las viviendas industrializadas tienden a incorporar desde su concepción sistemas de domótica e Internet de las Cosas (IoT), permitiendo una gestión automatizada de la iluminación, la climatización o la seguridad gracias a sensores integrados en los propios muros del edificio. Estos sistemas no solo aumentan el confort y la seguridad de los ocupantes, sino que también permiten una gestión energética más eficiente, clave para reducir el consumo de las facturas de luz y gas y para cumplir con los estándares de sostenibilidad cada vez más exigentes.

Todo este ecosistema tecnológico se completa con el uso de inteligencia artificial y análisis de datos, herramientas que permiten desde diseñar viviendas adaptadas a las necesidades específicas del usuario hasta prever mantenimientos o calcular con mayor exactitud los costes y tiempos de ejecución. Además, la IA puede analizar en tiempo real variables como la orientación solar, la ventilación natural o la optimización del espacio, generando así proyectos más sostenibles y adaptados al entorno.

Desventajas y obstáculos

No todo iban a ser buenas noticias. Entre las desventajas de este tipo de construcción se suele destacar la uniformización o la falta de personalización. Para Ignasi Pérez, no hay "ninguna limitación a la hora de adaptar los diseños a cada necesidad". Se habla de procesos "repetidos y estandarizados", pero eso no quiere decir "que todas las casas tengan que ser iguales".

ReHome, construcción modular

ReHome, construcción modular Cutwork Omicrono

Para explicarlo, recurre de nuevo a la comparación con el sector del automóvil. "Cuando compras un coche, puedes elegir la tapicería, las llantas, el motor, la pintura... Y tienes la sensación de que ese es tu coche y el de nadie más. Pues eso se puede hacer exactamente igual en la vivienda, lo que pasa es que implica seguir unos estándares, una modularidad", a la que todavía no se ha llegado de forma masiva.

Y ahí nos encontramos con los obstáculos que ha afrontado hasta ahora el sector para adoptar estos nuevos métodos y tecnologías. En primer lugar, Pérez señala la mentalidad, ya que se suele pensar que "un edificio levantado ladrillo a ladrillo con mortero tiene características superiores a lo que puedes conseguir con otros materiales". En países como España, donde solo el 1% de las viviendas son industrializadas frente al 50% en Países Bajos o el 9% en Alemania, persiste este estigma cultural que asocia este método con prefabricados de baja calidad, aunque normativas estrictas garantizan estándares idénticos a los tradicionales.

La infraestructura y la mano de obra son otros obstáculo: la escasez de fábricas especializadas y la necesidad de formar a los trabajadores encarece los proyectos y frena la escalabilidad. Además, los costes iniciales en la tecnología pueden parecer elevados, y el transporte de los módulos y su instalación una vez en la obra requiere de una logística muy precisa

Una vez superados estos retos, los otros grandes desafíos tiene que ver con las regulaciones y la financiación. En ese sentido, el anuncio del Perte por parte de Pedro Sánchez en el marco de Rebuild supone "un empujón fundamental no sólo a nivel económico, sino a nivel regulatorio, que va a ayudar a que esta Construcción 4.0 se pueda desarrollar en los próximos años", concluye Pérez.