La Comisión Europea está reclamando apostar por la agricultura de precisión, con la que exige la instalación de sensores inteligentes en los cultivos de España. Unos aparatos que sirven para desde ayudar a evitar desastres ambientales hasta que los agricultores optimicen mejor los recursos naturales, como el ahorro de agua.

En ocasiones cuando ha llovido no se sabe el momento ideal para arrancar un riego porque se desconoce la humedad que hay bajo tierra. Se observa el terreno seco y se tiende a regar, pero con esta tecnología el agricultor puede ver si todavía queda humedad. Ahora se puede saber.

Prismab, una startup de Alicante especializada en tecnología agrícola, ha fabricado una red de sensores autónomos que permiten monitorizar en tiempo real los parámetros más importantes para el agricultor, como la cantidad de agua disponible en el suelo, la salinidad o la temperatura. Un sistema que ofrece al agricultor la posibilidad de consultar todos sus datos al instante y reducir el consumo de agua hasta un 30% a través de una mejora en la toma de decisión del riego. "Los sensores de suelo se convierten en los ojos del agricultor debajo del agua, permitiendo que se eche el agua justa que necesita la planta en el momento adecuado", explica a OMICRONO Antonio Pastor, CEO de la compañía. 

Así funcionan los sensores inteligentes. Prismab Omicrono

La empresa ha desarrollado cuatro tipos de sensores: sensor de suelo, tensiómetro, cuadalímetro y sensor ambiental. El primero de ellos mide los valores más importantes del suelo a la hora de conocer cómo, cuándo y cuánto regar. Por su parte, el tensiómetro se utiliza para medir el esfuerzo que las raíces deben realizar para extraer la humedad del suelo; mientras que el caudalímetro permite medir o dosificar con precisión la cantidad de fertilizante deseado a la red de riego.

Por último, el sensor ambiental mide el clima, la temperatura, la humedad relativa y la presión barométrica. "Con estos últimos sensores, nosotros le decimos también al agricultor cuál es la temperatura de rocío. Al agricultor le llega una notificación cuando la planta tiene rocío, para evitar cualquier posible ventana de peligro con respecto a eso. Incluso también puede saber el momento óptimo para hacer la recolecta gracias a la integral térmica", explica el Pastor. 

Fácil de instalar

Estos sensores "son más económicos que la competencia" presume la empresa, que avisa de que son muy fáciles de instalar. Funcionan con pilas, es una tarea más sencilla de lo que pudiera parecer, ya que el proceso apenas lleva más de cinco minutos, según la compañía. "Nuestro equipo es muy sencillo. El agricultor puede instalarlo sin la ayuda de un técnico y no hay que conectar el sensor ni a la corriente, ni tiene una tarjeta SIM, ni hay que poner wifi en el campo. Nada de eso", apunta el director ejecutivo.

El agricultor simplemente debe realizar un agujero a la profundidad que desea colocar los sensores de suelo, taparlo cuidadosamente con la tierra y conectarlos al transmisor, que es un módulo de telecomunicación. De forma automática esta unidad comienza a enviar todos los datos de los sensores a una aplicación web, con la que el agricultor tiene disponible toda la información sin ningún tipo de cuota mensual o anual.

Proceso de instalación de uno de los sensores inteligentes. PRISMAB Omicrono

Una aplicación a la que se puede acceder desde cualquier pantalla, como un móvil o un ordenador. "El agricultor puede consultar informes detallados sobre los riegos y los históricos para poder comprobar qué sucedió en temporadas pasadas, descargar los datos e, incluso, conectarlos a otros sistemas, como un cuaderno de campo. Incluso puede crear alertas que podrán notificar si el suelo está seco o si hay una helada, por ejemplo", indica Antonio Pastor.

La empresa creó estos sensores con la idea de "tratar de conseguir democratizar una tecnología que no existía para el agricultor o las pymes, que tienen en sus manos el 80% de la superficie cultivable en España". Los sistemas de monitorización desempeñan un papel importante en ese aspecto, ya que "permiten que el agricultor conozca cuáles son los factores clave que potencian la calidad de su producto y la producción", asegura el director ejecutivo.

Impacto ambiental

Gracias al uso de sus sensores, desde el año pasado los agricultores han ahorrado unos 333.000 litros cúbicos de agua. Esta agricultura de precisión también ayuda a que un cultivo sea capaz de producir más, con mayor calidad y a un menor precio.

"No por regar más vas a tener mejor producción, al contrario. Si se optimiza la cantidad de agua que necesita la planta, puede que hasta se tenga más producción. Muchas veces regando menos se consigue más", apunta Antonio Pastor.

Los sensores inteligentes también podrían evitar situaciones como la que está viviendo el Mar Menor con el tema de la agricultura intensiva. Un impacto ambiental que viene como consecuencia del desperdicio de agua y por los fertilizantes que se utilizan en la agricultura, que incrementan los niveles de nitrógeno y de potasio. 

Los integrantes del equipo de Prismab. PRISMAB Omicrono

"El Mar Menor está prácticamente muerto, la salinidad se ha incrementado y no hay vida. La agricultura no es 100% responsable de lo sucedido, pero sí tiene una gran parte de culpa. Todo esto se podría haber limitado de alguna forma con una agricultura más responsable y con una medición del impacto ambiental que no se ha tenido hasta ahora", concluye el CEO de Prismab.

Tras instalar más de 1.000 sensores entre cultivos de toda España, como Granada y Almería; la compañía está metida actualmente en un proyecto en Murcia con el que quieren evitar que se repita un desastre ambiental como el que se produjo en la laguna en octubre de 2019 y que costó la vida a miles de seres vivos.

En apenas tres meses y medio todos los cultivos del Campo de Cartagena deberán contar con sensores de agricultura de precisión, según la última Ley de Protección Integral del Mar Menor. Por lo tanto, aquellos profesionales que no cumplan con la norma que exige instalar estos dispositivos antes de febrero de 2021 se enfrentarán a multas que pueden llegar al medio millón de euros.

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