Los coches autónomos son sólo el principio. En los próximos años vamos a ver cada vez más avances en otros tipos de transporte, aplicando tecnologías como el aprendizaje automático y la Inteligencia Artificial. La idea un barco autónomo es extraña, incluso suena peligrosa, pero sus defensores apuntan a que puede ser la próxima revolución del sector.

Y la mayor defensora hasta ahora es Rolls-Royce; la división marítima de la marca lleva años desarrollando la tecnología necesaria para que los barcos puedan navegar solos. Y no ha sido nada sencillo, comparado con los coches autónomos; la cantidad de leyes y limitaciones que tenemos en las carreteras son ventajas para los sistemas autónomos. En cambio, ¿cómo debería navegar un barco en mitad de la mar, sin referencias ni reglas tan evidentes?

Así es el primer barco autónomo

Eso es lo que Rolls-Royce está descubriendo con el desarrollo de los primeros barcos autónomos, en colaboración con compañías tecnológicas como Intel. Y finalmente, este diciembre se han revelado los primeros frutos de este trabajo con el primer barco autónomo que ha surcado las aguas.

El Falco en realidad es un ferry de unos 54 metros de longitud, que transporta coches entre puertos de Finlandia; partió de la ciudad finlandesa de Parainen como es habitual, con la diferencia de que en esta ocasión llevaba el sistema Rolls-Royce Ship Intelligence.

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Al igual que se ha hecho con los coches, en vez de fabricar un barco autónomo desde cero, Rolls-Royce se ha centrado en crear un “kit” que convierte barcos existentes en autónomos. Se incluye una serie de cámaras y sensores que se colocan a lo largo del barco, y que se encargan de escanear las aguas buscando otros barcos.

El Falco así fue capaz de navegar las aguas de manera segura, teniendo en cuenta la presencia de otras embarcaciones, y realizar el viaje habitual entre Parainen y Nauvo. Además, es capaz de realizar todos los procedimientos necesarios para el atraque por si solo.

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Este viaje se realizó sin ningún tipo de intervención humana; aunque había tripulación lista para tomar el control en caso de que fuese necesario, ya que el barco llevaba a unos 80 representantes de empresas y políticos. Para el viaje de vuelta, Rolls-Royce también demostró cómo es posible controlar el barco a distancia; un operador situado a casi 50 kilómetros llevó la nave de vuelta a puerto de manera remota.

Estos sistemas no eliminarán la necesidad de tripulación, sobre todo inicialmente; de hecho, en estos momentos su mayor potencial reside en ayudar a la tripulación en tareas mundanas o repetitivas, o en situaciones potencialmente peligrosas como temporales.