El 5G es más que velocidad. Es más que conexiones a Internet más rápidas.

El 4G es símbolo de velocidad y estabilidad. Pero el 5G es símbolo del futuro. Llevamos desde 2 008 viendo como anuncian a bombo y platillo las redes telefónicas 5G. La fecha clave lleva siendo muchos años 2 020 y parece que estamos a punto de ver cómo se cumplen los plazos. El año que viene ya hará 10 años que esta tecnología comenzó a desarrollarse.

En efecto, el 5G lleva en desarrollo antes incluso de que se presentase el 4G. Concretamente, este último se lanzó mundialmente (más o menos, pues el cambio es progresivo) entre 2011 y 2013, mientras que como ya sabemos, el 5G comenzó sus andaduras 3 años antes; pero no fue hasta más o menos 2014 cuando Ericsson mostró los primeros resultados.

Pero, ¿realmente sabemos lo que implica el 5G? Ya no hablamos del significado ni de la nomenclatura (que, por cierto, la ‘G’ significa ‘Generación’), sino de qué implica en nuestras vidas (o más bien, qué implicará).

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No es meramente «más velocidad», que es lo que mucha gente piensa, sino mucho más. La velocidad evidentemente aumenta, y mucho, además. En concreto, pasaremos de velocidades de 1 Gbps (que se puede conseguir ahora mismo gracias al LTE Advance, conocido en la calle como 4G+ o 4,5 G) hasta 10 Gbps, o sea, 10 000 Mbps teóricos (velocidades 10 veces más altas).

La latencia, lo más importante

Si bien es cierto que esto es muy importante, pues implica una subida en la velocidad muy brutal, no es lo más interesante del 5G. Esto es, por ejemplo, la bajada de latencia. La latencia es, como definición corta, el tiempo que tarda en llegarnos la información desde que lanzamos la petición.

Esto acarrea cambios directos en el sector del juego y de la realidad virtual. Una de las mayores pegas de estos dos sectores es la latencia tan alta que tiene la mayor parte de la gente. Ahora, con fibra, tenemos una latencia media de 20 a 50 ms (aunque depende de muchas cosas).

Con el 5G podríamos reducir esa cifra hasta los 5 ms. Otras situaciones de este tipo pasan por el control de maquinaria pesada a distancia (para reducir el número de accidentes) o peligrosa (radiactiva, por ejemplo).

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Esto permite que podamos estar en España, por ejemplo, mientras controlamos un equipo quirúrgico que esté en China para intervenir a un paciente. Ya Ericsson demostró en el 5G World de 2016 lo que se podría hacer con una lantencia próxima a cero (imposible, por otra parte) y con un equipo robótico. Lo mismo podremos aplicar al mundo de los juegos y de la realidad virtual.

En el mundo de la conducción autónoma, por ejemplo, es super importante la reducción de la latencia. Al reducir al mínimo el tiempo que se tardan dos coches en comunicar se reduce también el tiempo de reacción de los vehículos. Esto provoca directamente una reducción en el número de accidentes y de errores.

Adiós fibra, hola 5G

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Otro de los usos de estas redes es como sustituto de la fibra. Samsung, por ejemplo, uno de los integrantes del grupo desarrollador del 5G, mostró durante el último Mobile World Congress lo que llama ‘5G Home Routers’, un router que es capaz de llegar hasta velocidades de 4 Gbps únicamente posible gracias a este tipo de conexiones.

No confundir con el 5G Evolution

El 5G Evolution es una nueva tecnología que está comenzando a usar la compañía norteamericana AT&T. Pero no es más que una táctica de marketing, pues no es para nada 5G. Es más bien un LTE Advace vitaminado (es decir, un 4G supervitaminado). Si bien es cierto que se podrán conseguir velocidades mucho más elevadas, con el 5G real estas serán superiores.

Es como una tecnología intermedia (para que la espera no se haga tan larga). Curioso porque la propia compañía afirmó hace solo unas semanas que «No se trata solamente del las G; No se trata de 5G o 5 gigabytes; Es mucho más que eso».