La interacción con dispositivos lleva mucho tiempo sujeta a la pantalla, pero últimamente parece que caminamos en otra dirección. ¿Cómo es el futuro de la interacción?

En 1983, Apple presentó el Macintosh, y con él comenzó la era que aún vivimos de las interfaces gráficas. El Macintosh marcó un antes y un después. Hasta entonces, la forma mayoritaria de interactuar con el ordenador era a través de una línea de comandos. La interfaz gráfica se convirtió pronto en la forma de interacción mayoritaria y universal.

Hizo la computación mucho más accesible e intuitiva. Los ordenadores dejaron de ser algo tan difícil de utilizar. Que gente de cualquier edad pueda usar un smartphone sin ayuda no sería una realidad sin este cambio. Y es que el cambio que introdujo el Macintosh no solo fue relevante unos años. Ha marcado la naturaleza y concepción del smartphone, la tablet e incluso algunos wearables.

¿Qué busca el futuro de la interacción?

La mayoría de dispositivos que utilizamos a día de hoy siguen regidos por la misma norma interacción: busca lo necesitas en la pantalla, y selecciónalo. Puedes utilizar el ratón o un dedo, pero al fin y al cabo es la misma premisa. Sin embargo, últimamente, cada vez más productos están buscando nuevas formas de interactuar con el usuario.

Todo tiene que ser más rápido, más fácil, más cómodo para el usuario, hasta que los dispositivos se conviertan en una parte más de nosotros mismos.

Esta innovación en la interacción busca mejorar tres cualidades: eficiencia, facilidad, y comodidad. Aunque todo se puede resumir en una única palabra: simplificar. La interacción debe tener cada vez menos ser fricción. Todo tiene que ser más rápido, más fácil, más cómodo para el usuario, hasta que los dispositivos se conviertan en una parte más de nosotros mismos.

La voz

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Entre los productos que están marcando el futuro de la interacción encontramos asistentes virtuales como pioneros, y Amazon Echo como la evolución lógica.

Si en el último CES ha habido una tendencia clara, ha sido la integración de Alexa (el asistente a partir del cual funciona Echo) en muchos productos; especialmente electrodomésticos. La evolución de la interacción va a estar marcada por las necesidades del Internet de las cosas. No podemos depender de una pantalla o una app más para cada dispositivo conforme todo se vuelve “inteligente”.

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Un único sistema abierto para interactuar con todo el hogar parece la mejor solución. Y habrá montañas de dinero para quienes consigan poner su dispositivo como protagonista de todas las casas del mundo. Amazon ha dado el primer paso importante en la carrera, y Google se ha subido al carro con Google Home.

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Pero la interacción a través de la voz no es solo cosa de altavoces. Cuando no estamos en casa, necesitamos unos auriculares. Motorola ya dio el primer paso en 2014 con su Moto Hint y, aunque sin excesiva evolución, parece que funcionó lo bastante bien como para lanzar una segunda versión. Apple también ha mostrado su interés en esta línea con los AirPods, que probablemente llevarán al mainstream el concepto.

El desarrollo de la inteligencia artifical va a marcar la agenda de este cambio. Aún queda mucho para una relación natural persona-dispositivo

Todo apunta a que la voz será el gran protagonista de la nueva era de interacción. El desarrollo de la inteligencia artificial sin duda va a marcar también la agenda de este cambio. Aún queda mucho para una relación persona-dispositivo que resulte natural. Por otra parte, no podemos ignorar el problema de privacidad que supone que las grandes empresas dispongan de todas nuestras conversaciones, pero todo apunta a que así será, a no ser que encuentren un modelo de negocio mejor.

Botones

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Antes decía que la evolución de la interacción busca mayor eficiencia, facilidad y comodidad. Si hay un producto que entiende y aplica esto a la perfección, ese es el Amazon Dash Button. Efectivamente, Amazon otra vez. La empresa de Bezos destaca por innovadora, y parece que las nuevas formas de interacción están entre sus prioridades.

Volviendo al Dash Button, resulta difícil imaginar algo más fácil y rápido que pulsar un botón físico.  La idea de que solo tienes que pulsar un botón para tener papel higiénico en la puerta de tu casa al día siguiente es sin duda lo que definiría como interacción perfecta. Evidentemente los botones no pueden convertirse en la forma principal de interacción. No sería práctico, necesitaríamos más botones de los que podemos recordar. Pero para determinadas funciones, es sin duda la mejor solución.

De hecho, si lo pensamos bien, hace mucho que los botones juegan un papel importante en nuestra casa. Con ellos apagamos las luces, quitamos los deshechos del váter y llamamos a la puerta. No parece que eso vaya a cambiar en un futuro cercano, y eso es porque los botones cumplen su función sin fricción. Estoy seguro de que en el futuro los vamos a utilizar para más que hacer compras (aunque eso es lo que más interesa a las empresas).

Otras formas de interacción con gadgets

Control gestual

Más allá de los botones y la voz, puede haber un hueco para otras formas de interacción. Parece que la voz se va a convertir en la forma de interacción principal, pero no es conveniente en todas las situaciones. Imagina, por ejemplo, que tienes invitados en casa y estáis charlando tranquilamente, pero notas que hace frío en la casa. Interrumpir a la persona que está hablando para decirle a tu asistente virtual que suba la calefacción es la peor solución que uno puede imaginar.

Los botones, como hemos dicho antes, son un buen complemento a la voz. Pero tampoco podemos abusar de ellos, porque buscando la simplicidad obtendríamos el efecto contrario.

Como tercera forma de interacción, parece que de momento el principal candidato es el control gestual. No cabe duda de que, mientras sea discreto, es cómodo. La mayoría de relojes inteligentes, por ejemplo, han adoptado el girar la muñeca como gesto para encender la pantalla. Y volviendo al último CES, se han presentado algunos espejos inteligentes que también funcionan por gestos.

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El control gestual, de todas formas, tiene algunos problemas por solucionar. En primer lugar, tiene que mejorar mucho en precisión, porque lo cierto es que la tecnología de la que disponemos hoy resulta bastante frustrante en ocasiones. Por otra parte, volvemos al problema de la privacidad. Si conceder todo lo que decimos a las grandes empresas es un problema, más lo es concederles vídeos de nosotros en nuestro cuarto de baño (como puede pasar con los espejos), por ejemplo.

Por último, hay que tener en cuenta que esta revolución de la interacción que estamos viviendo no ha hecho más que empezar. Es probable que aparezcan otras formas de interacción en las que aún ni siquiera hemos pensado, aunque parece que estas van a ser las más importantes. Lo que esta claro es que la época en la que la pantalla era la única forma de comunicarse con ordenadores de todo tipo ya está entrando en el pasado. El futuro de la interacción ya está aquí.

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