cerebro-ordenador

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Tecnología

Un ordenador permite a pacientes totalmente paralizados comunicarse por primera vez

Una nueva tecnología permite la comunicación en personas paralizadas con una interfaz cerebro-ordenador que interpreta su actividad.

1 febrero, 2017 09:34

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Una nueva técnica permite que pacientes incapaces de moverse puedan comunicarse sin mover ni un músculo.

Imagina vivir totalmente paralizado, siendo completamente consciente de lo que ocurre a tu alrededor pero siendo incapaz de hacer ni el más mínimo movimiento o no pudiendo expresar emociones y sentimientos.

Si es complicado imaginarlo, más duro es para los pacientes que realmente sufren alguna enfermedad que implica estos efectos debido a lesiones cerebrales, como el ‘síndrome de enclaustramiento’, en el que la persona está alerta, pero no puede moverse. Ahora una nueva interfaz cerebro-ordenador facilita esa comunicación de forma menos intrusiva.

Comunicarse con una interfaz cerebro-ordenador

cerebro-house

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Las interfaces cerebro-ordenador o BCI (de Brain Computer Interfaces) llevan siendo estudiadas por científicos durante décadas, prácticamente desde que se descubrió los impulsos eléctricos que se producen en el cerebro de humanos y animales. Esta tecnología trata de interpretar esas ondas cerebrales para transformarlas en acciones, como en este caso, la comunicación.

En un último estudio realizado por investigadores suizos han conseguido desarrollar una interfaz cerebro-ordenador con la que cuatro pacientes de ELA (esclerosis lateral amiotrófica) fueron capaces de responder ‘sí’ o ‘no’ a preguntas. Puede parecer algo nimio, pero en realidad es un paso impresionante que, con su desarrollo, abriría una gran esperanza para que personas totalmente paralizadas puedan comunicarse.

cerebro bci

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Como estos pacientes son incapaces de realizar cualquier movimiento físico, la interfaz BCI representa una conexión directa entre su cerebro y un ordenador que permite leer su actividad cerebral. A lo largo de la historia se han utilizado métodos más o menos invasivos, como el implante de los electrodos y sensores en el propio tejido cerebral (con cirugía de por medio), pero en este caso el camino seguido no trata de identificar y ‘traducir’ la actividad cerebral mediante las ondas, sino con los cambios en el flujo sanguíneo del cerebro.

Es decir, utilizaron una serie de sensores sobre el cuero cabelludo que detectaban los cambios del oxígeno en sangre, interpretándose las respuestas de los pacientes inmóviles. ¿Qué es lo siguiente? Los investigadores creen que esta misma tecnología daría lugar a una forma de comunicación para pacientes afectados por trastornos neurológicos como ICTUS, o lesiones de la médula espinal.