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Tecnología

Tres formas de convertir animales y bacterias en marionetas

Controlar bacterias y otras células vivas puede parecer algo de película de ciencia ficción, pero cada vez es más posible, como os contamos hoy.

18 enero, 2017 12:16

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Después de que en un artículo reciente de Nature un equipo de investigadores nos contara cómo habían conseguido manipular a su antojo un cultivo de bacterias con la simple ayuda de la electricidad, es inevitable imaginar cómo la ciencia puede convertir todo tipo de seres vivos en marionetas.

Bacterias, pequeños animales o incluso células humanas, cualquier célula viva es susceptible de convertirse en objetivo de los científicos, que a través de técnicas basadas en algo tan simple como la electricidad, la luz o el magnetismo son capaces de dirigirlas, como si estuviesen unidas a un control remoto.

Suena bastante “anti natural” y puede despertar las reticencias de mucha gente, pero lo cierto es que si los primeros experimentos al respecto llegaran a buen puerto estaríamos ante una gran aplicación biomédica, ya que, como os decimos siempre, el objetivo final de la ciencia debe ser ayudar a la humanidad, nunca destruirla.

Métodos científicos para controlar bacterias y animales

Como nos cuentan en un artículo reciente de Popular Science, hay tres formas principales de controlar células vivas; ya sea a nivel de microbios, células eucariotas o directamente pequeños animales completos, como los ratones.

Electricidad

electricidad

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Precisamente la electricidad ha sido la técnica utilizada por los científicos de los que hablábamos al principio para manipular a un cultivo de bacterias E.coli.

Para ello, éstas habían sido previamente manipuladas genéticamente con el objetivo de que ciertos genes se hiciesen sensibles a la carga, de modo que pudiese activarse a voluntad de los científicos con ayuda de un pequeño pulso eléctrico. 

Así, consiguieron manipular el movimiento de las bacterias y, además, que el mensaje se transmitiera al resto de células aledañas.

Los resultados han sido bastante positivos y los científicos responsables del estudio esperan poder hacerlo en un futuro con células humanas con el fin de guiar de este modo procesos que no responderían a la electricidad en condiciones normales.

Luz

luz2

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Como sabéis, en la naturaleza hay muchos organismos que responden a los estímulos luminosos, como los girasoles, que tienen la capacidad de moverse hacia la luz del Sol, o las algas verdes, que también poseen proteínas sensibles a la luz.

Incluso nuestro propio cerebro puede manipularse con ayuda de estímulos luminosos, que actúan sobre las neuronas provocando cambios como la eliminación de ciertos recuerdos.

Es por esto que hace años que se investiga la posibilidad de tratar algunos trastornos neurológicos con ayuda de la luz, pero la cosa no queda ahí, pues también se pretende proceder de un modo similar al de la electricidad, manipulando genes que normalmente no responderían a estímulos luminosos para que sí lo hagan, pudiendo controlarse con más facilidad.

Otro caso curioso es el de los biobots, que serían pequeños robots formados por cultivos de células musculares capaces de reaccionar a la luz; de modo que, al iluminarse, éstas se contraerían y todo el conjunto podría “caminar”.

Pero, sin duda, lo más impresionante es lo que ya se está llevando a cabo, como el caso de una mujer invidente a causa de una retinitis pigmentosa (los fotorreceptores mueren poco a poco) a la que se le ha inyectado un virus cargado con ADN codificante de proteínas sensibles a la luz, con el fin de que las células sanas del ojo reaccionen a la luz como lo hacían los fotorreceptores que se fueron degenerando.

Magnetismo

magnetismo

magnetismo

Por último nos encontramos con el caso del magnetismo, que también está siendo muy utilizado en investigación, especialmente para el control de células nerviosas.

Esto ya ha sido puesto en marcha por algunos grupos de investigación, como el de unos científicos de la Universidad de Virgnia, que probaron sus experimentos en peces.

Para ello, los manipularon genéticamente para que las células del área cerebral asociada a la recompensa respondieran al magnetismo, y lo resultados fueron muy positivos, ya que comprobaron que, como cabía esperar, a los peces les gustaba nadar por las áreas de la pecera que se encontraban magnetizadas, ya que se activaban las respuestas placenteras.

¿Qué opináis de estos mecanismos de manipulación? ¿Hasta dónde creéis que se puede llegar con ellos?