Nuestra sección de científicas suele tratar sobre la historia de mujeres que fueron pioneras en algún ámbito de la ciencia o la tecnología, por lo que la historia de Elena Maseras no podía faltar.

Y es que esta mujer, nacida en 1853, se convirtió en 1.872 en la primera mujer española en matricularse en la Universidad, siendo éste un ámbito totalmente prohibido para las féminas de la época.

Sin embargo, las trabas hacia su sexo no cesaron con la apertura de las puertas de la facultad de medicina; por lo que, harta de impedimentos burocráticos, acabó por decidir dedicarse a la enseñanza, convirtiéndose en una magnífica profesora que merece que la recordemos hoy.

Elena Maseras, la primera mujer que pisó una facultad española

elena maseras

Bueno, quizás otra mujer pisara antes alguna de las facultades que se extendían por nuestro país; pero, si fue así, posiblemente lo haría para limpiar o como mucho para asistir a las clases como oyente.

Sin embargo, Elena Maseras, nacida en Tarragona el 25 de mayo de 1.853, fue la primera en hacerlo para matricularse y estudiar allí una licenciatura, concretamente la de medicina.

No fue fácil conseguirlo, pero su empuje la llevó a lograr que Amadeo de Saboya, el entonces rey de España, le otorgara en 1.872 una Real Orden que le permitía inscribirse para estudiar medicina en la Universidad de Barcelona.

Fue muy bien acogida por sus compañeros, todos ellos hombres, pero el proceso no fue igual de fácil a la hora de realizar el examen final de la carrera, pues los órganos burocráticos implicados tardaron tres años en darle el permiso necesario para presentarse.

Aún así, consiguió hacerlo y aprobarlo, aunque no hay constancia de que llegara a obtener también el doctorado, considerándose que en este ámbito las pioneras españolas fueron Dolors Aleu Riera y Martina Castells Ballespí.

Las trabas burocráticas de Elena Maseras

Posiblemente fueron las trabas burocráticas las que llevaron a que Elena Maseras no pudiera obtener el doctorado ni ejercer la medicina, pero ella no se rindió y decidió reconducir su carrera hacia la enseñanza, convirtiéndose en una magnífica pedagoga de su época.

Fue décadas más tarde, en 1.910, cuando se legalizó en España la matriculación de las mujeres en las Universidades Españolas, pero sin duda el primer paso, dado por Elena, fue esencial para poder llegar hasta allí.

Ella no pudo vivirlo, pues había fallecido cinco años antes, en la localidad de Mahón, en la que ejercía como profesora. Sin embargo, su nombre quedó grabado en el historial de las mujeres que lucharon por los derechos de su género en España, demostrando que todos podemos llegar a dónde nos propongamos, siempre que se nos dé la posibilidad de hacerlo.

Imagen de portada: Museou Nacional D’Art de Catalunya