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El pez rosa que no nada, sino que anda bajo el mar

Nuestro animal curioso de esta semana es el pez rosado con manos, una especie de la que sólo se han encontrado cuatro ejemplares en costas australianas.

21 octubre, 2016 17:04

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Hoy, en la sección de animales curiosos, os vamos a hablar de un pez rosa que anda bajo el mar.

Sí, sí, no se me han desordenado las letras, me refiero a un pez que anda, en vez de nadar bajo el mar.

Y esto, junto a su curioso color rosado, no es su única peculiaridad; pues, para colmo, si es capaz de andar es porque sus aletas tiene la perfecta forma de dos manos que le permiten caminar extendiéndolas sobre el fondo. Pertenece a una familiar en la que aparecen otros cuantos peces andarines y, como no podía ser menos, vive en una isla cerca de las costas de Australia. ¿Qué pasará allí para que haya animales tan raros?

El pez rosado con manos, el pez que prefiere caminar a nadar

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Brachiopsilus dianthus, más conocido como pez rosado con manos, es un pez de la familia Brachionichthydae, compuesta por nueve especies con aletas en forma de manos que les permiten caminar bajo el fondo del mar.

Es característico del sur de la isla australiana de Tasmania, en cuyos océanos habita en la zona demersal, pegada al fondo, en la que se alimenta de gusanos y pequeños crustáceos del bentos (organismos que viven en el fondo del mar).

pez rosado con manos

pez rosado con manos

Incluyendo las aletas, puede llegar a medir casi 14 centímetros de longitud, por lo que no es un pez especialmente grande, aunque no por ello deja de ser muy llamativo, debido a que posee un curioso color rosado, con manchas rojizas, y ojos negros azulados.

Es una especie muy poco conocida  y precisamente por eso se cree que está en grave peligro de extinción, ya que sólo se han encontrado cuatro ejemplares. Las causas de que haya tan pocos no están del todo claras, aunque se cree que puede deberse a que, al ser más propenso a caminar que a andar, no es un buen cazador, por lo que tiene una dieta muy escasa y  poco variada.

Además, también es muy lento, por lo que sería una víctima perfecta para los depredadores de mayor tamaño, aunque se cree que puede tener bajo la piel una toxina que le permite defenderse en caso de ataque.

Sea como sea, ¿quién sabe? A lo mejor hay muchos más de estos peces allá fuera y se encuentran escondidos a los ojos de los científicos. Deben quedar aún tantas especies por descubrir…