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Tecnología

Crean el espejo más pequeño del mundo

Investigadores franceses han desarrollado el espejo más pequeño del mundo, con un tamaño de no más de 2.000 átomos, acoplados a fibra óptica.

29 septiembre, 2016 09:08

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La madrastra de Blancanieves se pensaba que no podía crearse ningún espejo más moderno y sofisticado que el suyo, pero la ciencia fuera de los cuentos también puede hacer cosas increíbles, como el espejo del que os vamos a hablar hoy, tan pequeño que su composición no supera los 2.000 átomos.

Ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad Pierre y Marie Curie, en París,  y, más allá de ser enormemente curioso, puede tener grandes aplicaciones de cara al futuro de la informática.

Así es el espejo más pequeño del mundo

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Como sabéis, los espejos son superficies pulidas, normalmente planas, en las que la luz que incide se refleja devolviendo la imagen de los objetos que se encuentren frente a él.

Por normal general, para conformar unos de estos dispositivos se necesitan un gran número de átomos, que contribuyen con cada una de sus reflexiones individuales, que se acoplan, para dar lugar al resultado final.

Sin embargo, estos investigadores franceses, que han publicado sus resultados en Physical Review Letters, han llevado a cabo un mecanismo que permite conseguir con sólo 2.000 átomos los mismos resultados que con decenas de millones de ellos.

Para ello, una cadena de átomos de cesio se acopló a una fibra óptica a nanoescala, con no más de 400 nanómetros de diámetro, de modo que al elegir un color concreto de la luz, los átomos se sitúen a una distancia adecuada para reflejarla, concretamente de la mitad de la longitud de onda de resonancia del cesio. Como resultado final, se consigue una reflexión más eficiente de la luz, en la que el dispositivo creado a partir de la fibra actúa como una especie de amplificador.

Posibles aplicaciones futuras del espejo más pequeño del mundo

binario

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Durante los experimentos con este novedoso espejo, los investigadores comprobaron que al colocar muchos de ellos de un modo determinado se conseguía atrapar temporalmente la luz, por lo que esperan poder utilizarlos para almacenar y recuperar pulsos de luz en memorias ópticas.

Todo esto suena bastante a chino si no estamos familiarizados con el tema, pero lo cierto es que en un futuro podría tener grandes aplicaciones en la elaboración de circuitos y ordenadores ópticos, que desbancarían en eficacia a los tradicionales dispositivos eléctricos.

Eso sí, al César, lo que es del César. Ni siquiera este espejo nos puede decir quién es la más guapa del lugar. ¿Qué le vamos a hacer? No se puede tener todo.