Aficionados a la ciencia o no, todos hemos oído hablar en alguna ocasión del gato de Schrödinger.

Ese pobre felino hipotético, que pasó a la historia por pasar unos momentos muerto y vivo al mismo tiempo, no se trataba de nada más que una experimento teórico del físico Erwin Schrödinger, que lo utilizó para exponer sus ideas sobre la física cuántica, pero hasta hace poco no había podido conseguirse algo similar de forma experimental.

Y no, tranquilos, nadie ha matado un gato a la vez que lo mantenía vivo, pero sí que se ha conseguido reproducir en átomos reales, y aunque a bote pronto pueda parecer menos emocionante, se trata de una gran noticia que podría tener aplicaciones muy beneficiosas para los seres humanos.

El experimento del gato de Schrödinger

gato schrodinger

Para los rezagados que no sepan de qué estamos hablando, muy resumidamente este experimento consiste en introducir a un adorable minino en una caja cerrada en compañía de un frasco de veneno, que tendría un cincuenta por ciento de posibilidades de explotar y matarlo.

Como consecuencia, en un entorno cuántico perfecto, hasta que no se abriese la caja el gato estaría en lo que se conoce como un estado de superposición de sus dos posibles estados, o lo que es lo mismo, vivo y muerto a la vez.

Como os decía, Erwin Schrödinger utilizó este experimento teórico para explicar de forma más comprensible la contraintuitiva propiedad de los electrones, que pueden estar “en dos lugares” a la vez, pero pasaron muchos años hasta que se pudo reproducir algo experimental.

El experimento del gato de Schrödinger se hace realidad

Ya en 2005, un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos consiguió que seis átomos giraran con espines opuestos, algo así como hacia la izquierda y la derecha al mismo tiempo.

Sin embargo, aunque todos nos creemos la palabra de estos científicos, que expusieron de manera detallada sus resultados, una imagen vale más que mil palabras, por lo que el siguiente paso consistía en conseguir grabarlo.

Y eso es lo que han hecho nuestros protagonistas de hoy, un equipo de físicos de la Universidad de Stanford y el Laboratorio del Departamento de Energía del acelerador nacional SLAC, que han conseguido filmar el momento en que una molécula de dos átomos de yodo, después de ser bombardeada con rayos X, se mantenía a la vez excitada y sin excitar.

El holograma obtenido es una gran noticia para la ciencia, no sólo por ser la primera vez que se filma algo así, sino también porque se espera que se pueda aplicar a otros sistemas moleculares muy importantes, como la fotosíntesis o los mecanismos de reparación de ADN celulares.

Schrödinger tenía razón. Menos mal que su gato sí que no era de verdad.