cucaburra

cucaburra

Tecnología

La cucaburra, el pájaro que se ríe en tu cara

Nuestro animal curioso de esta semana es la cucaburra, un pájaro australiano cuya principal característica es su sonido de reclamo, similar a la risa humana

21 septiembre, 2016 09:39

Noticias relacionadas

Hoy, en la sección de animales curiosos, os vamos a hablar de la cucaburra, el pájaro que se parte de risa.

Su nombre ya resulta bastante peculiar de por sí, pero en realidad no es su virtud más curiosa, pues lo más increíble de este pájaro es que emite un sonido muy similar al de las carcajadas humanas, que resulta realmente llamativo cuando se reúnen para cantar en grupo.

Como tantos otros animales raros vive en Australia y algunas zonas de Nueva Guinea, por lo que no es muy conocido en el resto del mundo; y de ahí que hayamos decidido dároslo a conocer en nuestra sección hoy, para que conozcáis este pájaro tan campechano, que se ríe aunque nadie le haya contado un chiste.

La curiosa risa de la cucaburra

Perteneciente al género Dacelo, la cucaburra es un tipo de martín pescador de gran tamaño (casi medio metro en algunas ocasiones), característica de algunas regiones de Australia y Nueva Guinea.

Dejando a un lado su tamaño, muy superior al de otras aves similares, la principal característica de este pájaro es su sonido de reclamo, pues resulta muy parecido al de la risa humana (como podéis ver en el vídeo de arriba).

Todo empieza cuando una cucaburra, que se encuentra sola en algún lugar del bosque, empieza a emitir con su pico casi cerrado un sonido, similar a una tímida y grave risita, que sirve como llamamiento a otros ejemplares, que van acercándose poco a poco a la zona, sumándose al canto de su compañera. Debido a que cada individuo emite una “risa” totalmente diferente, el resultado del reclamo grupal es comparable al que se puede encontrar en cualquier reunión distendida de amigos, en la que todos ríen a la vez.

Según los expertos, estos sonidos sirven para delimitar los territorios del bosque, algo muy típico en estas aves, que cada año, justo antes de comenzar el periodo de crianza, establecen zonas concretas, con una extensión aproximada de 1,2 hectáreas por ejemplar.

Todo esto las convierte en unas aves muy simpáticas, que incluso protagonizan una típica canción infantil de las Antípodas; una zona en cuyos bosques podemos escuchar risas aunque no haya ninguna otra persona en la cercanía. Y no, no se trata de brujas, duendes ni fantasmas. Son pájaros partiéndose de risa, aunque en realidad nada les haya hecho gracia.