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Tecnología

Mary Anning, la niña que desenterró los animales del pasado

Hoy, en la sección de mujeres científicas, os hablamos de Mary Anning, conocida por sus grandes hallazgos en el campo de la paleontología.

10 agosto, 2016 09:09

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Hoy, en la sección de mujeres científicas vamos a hablar de Mary Anning.

A pesar de no haber recibido formación académica científica, es considerada una de las grandes paleontólogas de la historia, pues consiguió desenterrar fósiles de gran interés para la comunidad científica siendo tan solo una niña.

Desde el primer esqueleto de ictiosaurio hasta otros muchos fósiles prehistóricos, los hallazgos de la joven Mary la llevaron en pasar de ser una intrépida buscadora de huesos a una gran científica que merece ser recordada con nuestro homenaje semanal a todas esas mujeres que, aun siendo difícil para ellas, decidieron dedicar su vida a algo tan bonito como la ciencia.

Primeros pasos de Mary Anning

mary anning

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Mary nación en mayo de 1799 en Lyme Regis, Reino Unido, hija de un ebanista que también se dedicaba  la búsqueda y comercio de fósiles como complemento para su economía.

Estamos hablando de una época en la que este tipo de prácticas se consideraban más un negocio que una disciplina científica, por lo que los restos fósiles rara vez llegaban a manos de los investigadores, quedando relegados a las estanterías de coleccionistas y anticuarios.

Desde muy pequeña, Mary y su hermano Joseph acompañaron a su padre en sus incursiones, por lo que después de su muerte continuaron con su trabajo como medio para ganarse la vida y llevar algo de dinero a casa.

Contribuciones a la ciencia de Mary Anning

plesiosaurio

plesiosaurio

Cada día, los dos hermanos colocaban sus hallazgos en la mesa de una posada donde paraba la diligencia local, con el fin de atraer a turistas dispuestos a comprarlos.

Todo tipo de huesos formaban parte del escaparate de los Anning, que pronto captaron la atención de la comunidad científica, después de que Joseph encontrara un cráneo de ictiosaurio y su hermana, con sólo doce años, un esqueleto entero.

Su fama se fue incrementando, pues entre su repertorio había un gran número de fósiles vertebrados, muy valorados en el mercado, en el que la mayoría de ventas eran de ejemplares sin huesos.

Esto hizo que sus ingresos aumentaran, llevándoles de la miseria a una posición muy acomodada, desde la que Mary siguió en contacto con biólogos y geólogos, que acudían a ella para acompañarla en sus incursiones e incluso para tratar temas sobre anatomía y clasificación de especies.

Algunos de ellos la consideraban una intrusa laboral por su falta de estudios, tan extrema que apenas sabía leer, pero la mayoría valoraban el talento que la llevó a encontrar y clasificar fósiles de ictiosaurios, plesiosauros y un gran número de peces e invertebrados fósiles desconocidos en esa época.

Murió a los cuarenta y siete años de edad a causa de un cáncer de mama, dejando tras de sí un legado increíble en el campo de la paleontología, por lo que hoy es recordada por todos aquellos que dedican su vida a ese campo, pero quizás no tanto por el público menos especializado.

Por eso hemos decidido hablaros de ella hoy, para que veáis un nuevo caso de la importancia del arrojo y la pasión, que pueden llegar a ser incluso más importantes que los estudios. Una gran mujer, sin duda.