Científicos belgas han conseguido convertir orina en agua potable usando sólo energía solar.

La idea de beber nuestra propia orina no es nueva ni mucho menos, y de hecho es casi tan vieja como la propia necesidad de sobrevivir en un ambiente árido o en alta mar.

Parece lógico, ¿verdad? Al fin y al cabo, parece que nuestro cuerpo está desaprovechando el poco agua que ingerimos para tirarla; claro, que nuestro instinto nos dice, con razón, que no deberíamos hacerlo si no queremos tener otra ración de problemas. En realidad beber orina en una ocasión no nos hará daño, evidentemente el problema es si lo hacemos a menudo.

Un acto que da algo de asquito pero que nos puede salvar la vida

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En la cultura popular hemos visto muchos casos y ejemplos para convertir orina en agua potable; tal vez el ejemplo más infame es el de Waterworld, el sonoro fracaso en taquilla de Kevin Costner que nos presentaba un mundo en el que los polos se habían derretido y encontrar agua no salada era todo un reto.

Como veis, el aparato no es precisamente un alarde de ciencia y tecnología, pero en el contexto nos imaginamos que todos esos tubos, ampollas y matraces “filtran” de alguna manera el desecho y se queda sólo el agua cristalina. Para lo que iba a ser un blockbuster de Hollywood, es suficiente.

Cómo los astronautas consiguen agua potable en el espacio

Si buscamos un método más científico, sólo tenemos que mirar al espacio. Antes todo el agua que bebían los astronautas tenía que ser enviada a la estación espacial por cohetes, con el coste que conlleva y el espacio que ocupa.

Por eso en la Estación Espacial Internacional el método es diferente: los astronautas cuentan con un destilador centrifugal que mueve la orina muy rápidamente para separar sus componentes (ya que cada uno tiene una masa diferente, es lo mismo que cuando mezclas agua con aceite) y quedarse con el agua.

Tanto este sistema como otros intentan solucionar el mismo problema: para separar los elementos nocivos del agua hace falta energía, y cuando nos estamos pensando beber nuestra orina no es algo que precisamente tengamos a mano.

La solución para convertir orina en agua potable

Investigadores belgas creen haber encontrado la solución, con la invención de una máquina capaz de convertir orina en agua potable sin la necesidad de ningún enchufe, sólo con energía solar.

Para conseguirlo, usan lo que se conoce como destilación por membrana, algo que ya se hace día a día para tratar aguas residuales. Primero, el líquido se mete en un enorme tanque y se calienta con una caldera que funciona con energía solar.

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Una vez que ha alcanzado la temperatura adecuada, la orina pasa por una membrana que es capaz de separar hasta el 95% del amoníaco del agua; además de obtener el agua agua, también podemos conseguir nitrógeno y potasio, que pueden servir como fertilizantes.

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Lo interesante es que esta máquina ya se ha puesto a prueba, en un festival de música en Ghent. Los investigadores consiguieron recuperar 1.000 litros de agua de la orina de los asistentes, que será usada para crear cerveza, así que en cierto modo podemos decir que el ciclo se cerrará.

Una vez consigan máquinas más grandes, será posible instalarlas en lugares como aeropuertos y estadios deportivos, pero donde más se notará su implantación es en zonas donde no tengan acceso sencillo al agua potable.