Cuando nos disponemos a ir a llenar la cesta al supermercado, tendemos a buscar los alimentos más atractivos estéticamente.

En gran parte de las ocasiones, evitar los alimentos “tocados” o alterados por alguna razón es lógico, ya que nuestro cerebro tiende a evitar los alimentos que puedan sufrir algún tipo de infección o alguna alteración que puedan transmitirnos al consumirlos, o peor, que puedan ocasionarnos alguna enfermedad.

Sin embargo, en ocasiones evitamos alimentos como las frutas feas por el simple hecho de que tengan algún que otro golpe, o manchas superficiales que no indican putrefacción, sino simplemente alteraciones estéticas. Diversos estudios nos indican que hemos estado cometiendo un craso error al evitar estos alimentos.

Las “frutas feas” son más beneficiosas para la salud

Lo que sucede con las frutas feas, aquellas que tienen manchas superficiales, hoyuelos, cicatrices o costras sin importancia, es que estéticamente no nos atraen. Sin embargo, esto son heridas de guerra, un signo de que estas frutas (y también las verduras) han luchado por sobrevivir al ataque de insectos u otros depredadores y han aguantado. Y su resistencia tiene beneficios para nosotros, a pesar de que siempre nos han dicho que son iguales que las frutas bonitas.

manzana

Al menos así lo afirma la investigadora Eliza Greenman en un experimento extraoficial del que nos hablan en NPR. En dicho experimento, Greenman ha comprobado que las frutas feas, concretamente, las manzanas, poseían un mayor contenido de azúcar (lo que las hace más dulces), junto a un mayor contenido de antioxidantes. Según la investigadora, esto podría deberse al estrés sufrido por las frutas tras la lucha por resistir, aunque siempre hay excepciones:

“Aunque no todas las plagas y enfermedades son benignas, muchas infecciones comunes en las manzanas se deben a la acción de unos hongos inofensivos, que dejan como signos “manchas” oscuras y puntos negros en su superficie, pero no dañan ni su sabor ni su textura; ni tampoco afectan a los seres humanos. Estas manchas son el resultado de que las plantas han combatido las agresiones externas, produciendo a su vez una mayor cantidad de antioxidantes”

Los efectos del estrés ambiental sobre las frutas

pesticidas

Por otro lado, existen algunas evidencias sobre las bonanzas de los llamados “productos orgánicos” (que no usan pesticidas) sobre aquellos que se defienden de las plagas gracias a las ayudas químicas artificiales. Un estudio de 2014 publicado en el British Journal of Nutrition afirmó que los pesticidas utilizados para disuadir a las plagas provocaban, a su vez, que las frutas protegidas produjeran menos antioxidantes que las frutas que no se rociaban con dichos productos químicos. En total, entre un 16-19% menos de antioxidantes. Cabe añadir, eso sí, que el uso de pesticidas ha demostrado tener más beneficios que perjuicios para la salud, aunque hoy no entraremos en ese tema.

Por otro lado, otro estudio de 2011 publicado en Biologia Plantarum comparó el nivel de antioxidantes de las cáscaras de manzanas sanas e infectadas. Su conclusión fue que las frutas infectadas tenían entre un 10 y un 20% más de productos fenólicos (antioxidantes) tras la infección.

Finalmente, en un estudio publicado en 1976 en Physiological Plant Pathology sugirió que las hojas de parra expuestas a luz ultravioleta excesiva tenían mayores niveles de resveratrol, un potente antioxidante que también se encuentra en el vino tinto y que en numerosos estudios ha demostrado tener potencial como prevención de las enfermedades cardíacas y la inflamación, además de proteger el sistema nervioso o prevenir la diabetes.

resveratrol

Así que, ya sabéis: La próxima vez que veáis frutas feas, pensad que han podido resistir la lucha contra el ambiente, y que tendrán más beneficios para vuestra salud.