Dictyostelium_discoideum_43

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Tecnología

La ameba que quiere ser agricultora

Os hablamos de Dictyostelium discoideum, una ameba social que en condiciones desfavorables recoge, transporta y siembra bacterias, como buena agricultora.

20 junio, 2016 11:11

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Hoy nuestro microbio de la semana es una ameba; que, como sabéis, por lo general se considera organismo unicelular, aunque bajo ciertas condiciones podría tratarse como pluricelular.

En este caso nuestra protagonista es Dictyostelium discoideum, una ameba muy usada como modelo experimental en investigación, que en 2011 ganó una gran fama tras un curioso descubrimiento que la convierte en la agricultora más pequeña del mundo.

Esto se debe a su capacidad para recoger, transportar y sembrar las bacterias que le servirán como alimento. Suena bastante disparatado, pero lo cierto es que es tan sorprendente como real.

¿Cómo es Dictyostelium discoideum?

dictyostelium-slime-mold-amoeba-dictybase-grimson-blanton

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Como os decía, se trata de una ameba típica de los suelos que se considera de tipo social, ya que bajo condiciones adversas puede agruparse con otras células de su especie dando lugar a lo que parece un organismo pluricelular que pasa por varias fases, conocidas como montón, babosa, culminante y cuerpo fructífero.

Su alimentación normalmente se basa en bacterias, especialmente Escherichia coli, y es precisamente ahí donde entra en juego la mayor peculiaridad que convierte a esta ameba en un organismo tan curioso.

La faceta de agricultora de Dictyostelium discoideum

ameba-social

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Aunque hoy en día la rutina de los agricultores ha cambiado bastante, nuestros antepasados del neolítico practicaban esta actividad a través de la recolecta, transporte y siembra de semillas de interés.

Según un estudio llevado a cabo en 2011 por científicos de la Universidad de Texas, esta ameba sigue una rutina similar cuando las condiciones no son favorables, posiblemente porque escaseen las bacterias de las que se alimentan.

Como os decía, son amebas sociales, por lo que en ese momento se asocian con sus “compañeras” para dar lugar a una especie de organismo pluricelular, que actuará en la fase de cuerpo fructífero, formado por unas cien mil amebas. En ese estado reservan algunas de las bacterias presentes en la zona y, en  vez de consumirlas, las dejan fertilizarlas en el interior de esporas.

Finalmente, el viento dispersará estas esporas, en las que se encuentran las amebas, que liberarán las bacterias hasta entonces retenidas. Éste es un claro proceso de agricultura pasiva, ya que la ameba no se encarga de cuidar las bacterias para que crezcan mejor, pero sí que seleccionan sus “favoritas” y las siembran en un sitio nuevo en el que con suerte podrán cultivarse con más éxito.

Hasta el descubrimiento de este curioso proceso se habían visto conductas similares en insectos como las termitas o las hormigas, pero jamás en organismos unicelulares como la ameba, por lo que supuso un gran hallazgo que puso de manifiesto que la conducta social de estos microbios va mucho más allá de lo que se creía.