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Oficial: La Tierra tiene una mini-luna, según la NASA

La NASA ha anunciado la existencia de una segunda luna de la Tierra, un pequeño asteroide que nos orbita de manera irregular.

17 junio, 2016 18:34

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La segunda luna de la Tierra es real, y lo acaba de afirmar la propia NASA.

Desde siempre la relación entre la Tierra y la Luna ha sido objeto de estudio, incluso cuando no sabíamos qué era eso de “estudio”.

Digo “Luna” en mayúsculas porque los terrícolas sólo tenemos una, o al menos nunca hemos visto otra, ¿verdad? Sin embargo, un nuevo descubrimiento revela que esa relación no es tan monógama como se creía, y que en realidad la Tierra tiene dos satélites naturales.

Así es la segunda luna de la Tierra

Así lo ha anunciado hoy la NASA, que ha confirmado un estudio que analizó el comportamiento de un posible satélite, llamado 2016 HO3. Vale, no es tan fácil de decir como “luna”, pero seguro que a partir de ahora se vuelve muy famoso.

2016 HO3 en realidad es más una “mini-luna”, un “cuasi-satélite” que un gran cuerpo celeste como la Luna con mayúsculas; básicamente es un asteroide que mide entre 36.5 y 91 metros de largo, y si no sabemos mucho sobre él es porque no lleva mucho tiempo acompañándonos en el espacio, apenas un siglo, muy poco tiempo en términos galácticos.

2016 HO3 fue descubierto por primera vez el pasado 27 de abril por el telescopio Pan-STARRS 1 en Hawai; este telescopio normalmente se dedica a analizar objetos que pueden pasar cerca de la Tierra para catalogarlos como posibles amenazas, pero la ruta que seguía 2016 HO3 era más especial que eso.

segunda luna 1

segunda luna 1

Una vez estudiada su trayectoria, los científicos descubrieron que 2016 HO3 no venía de paso como otros asteroides, sino que había sido atrapado por la gravedad de la Tierra. Una órbita un poco rara y “bailarina”, pero una órbita al fin y al cabo.

Aquí no verás nada de la elegancia de la órbita entre la Tierra y la Luna, la órbita de 2016 HO3 es muy irregular, pasando de arriba a abajo en el plano orbital de la Tierra constantemente, y alejándose entre 38 y 100 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Todo debido a la atracción de la inmensa gravedad del Sol.

En definitiva, tenemos un nuevo compañero, aunque está un poco nervioso aún y no sabemos si realmente se quedará con nosotros o si acabará por calmarse.