El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) es el trastorno psiquiátrico diagnosticado con más frecuencia en niños y adolescentes en la actualidad. Aunque tradicionalmente se han asociado hábitos como beber alcohol y fumar durante el embarazo con la posibilidad de padecer TDAH, el factor más importante, con diferencia, es la genética. La mayoría de los genes asociados con TDAH están conectados a los circuitos de recompensa del cerebro, por lo que las personas hiperactivas presentan niveles más bajos de los receptores de dopamina (también conocida como la hormona del “bienestar”). Esto significa que a dichos individuos les resulta más difícil sentirse satisfechos con lo que están haciendo, por lo que mientras un niño no hiperactivo se contenta con sentarse tranquilamente y leer un libro, un niño con TDAH se acaba aburriendo con facilidad.

Podemos ver de qué manera afecta el TDAH al cerebro de una persona observando su actividad a través de una máquina de resonancia magnética funcional. Por lo general, cuando el cerebro humano está en reposo, se detecta una red de actividad predeterminada, pero cuando llega el momento de cambiar de tarea y cumplir un objetivo, esta nueva actividad se transfiere rápidamente a la red de tareas para lograr una mejor concentración que asegure la realización de la misma. Sin embargo, por extraño que parezca, en los cerebros de las personas con TDAH, este proceso de conmutación tan ordenado no funciona correctamente. Cuando una persona hiperactiva está intenta cambiar del modo reposo a la red de tareas para concentrarse, su cerebro no sabrá cuál de los dos “encender”. Es decir, cuando tratan de concentrarse y realizar su trabajo, la resonancia magnética muestra actividad en ambas redes, lo cual dificulta la realización del objetivo marcado.

El TDAH, una ventaja para la supervivencia

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Los científicos también han descubierto que debido a los cambios estructurales en los cerebros de las personas con TDAH, éstas también deben enfrentarse a otros obstáculos como el control de la atención, la regulación emocional, y la inhibición de respuesta. Entonces… ¿Cuáles son las ventajas de la hiperactividad? ¿Podría el TDAH considerarse una ventaja evolutiva? Un estudio de la facultad de Medicina de la Universidad de California, en San Francisco, explican cómo nuestros antepasados tenían poca capacidad de atención y solían moverse continuamente, lo que se traduciría en una mayor probabilidad de conseguir alimento y  una mejora en la supervivencia.

Todo ello equivaldría a su vez a un mayor éxito en la reproducción y por tanto en la transmisión de los genes a sus descendientes.Pero ¿qué ocurre cuando echamos un vistazo al panorama actual? Pues por ejemplo, al analizar a los miembros sedentarios y nómadas de la tribu Ariaal de Kenya, los investigadores han encontrado que los nómadas que tenían un mayor número de genes relacionados con el TDAH eran mejores a la hora de cazar y obtener alimento.

Mejores habilidades para las carreras artísticas y de la comunicación

Close-up of a girl showing her hands painted with colors

Cuando se trata de actividades que requieren el uso de la imaginación, varios estudios también han demostrado que las personas hiperactivas tienden a ser mucho más creativas tanto en experimentos controlados como en escenarios de la vida cotidiana debido a que sus cerebros son más susceptibles al azar, a pensamientos más inusuales.

Además, mientras que el TDAH puede provocar que los niños tengan dificultades al tratar de encajar en el ambiente rutinario y estructurado de las escuelas y universidades, los estudios han demostrado que en la edad adulta, ciertas carreras se adaptan mejor a estas personas cuando consiguen canalizar y hacer buen uso del gran potencial de energía con el que cuentan. Así, los campos del arte, de la hostelería o de la comunicación se convierten en terrenos idóneos para los individuos hiperactivos, para lo que cuentan con habilidades ventajosas.