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¿Qué sucede en tu cuerpo cuando te cae un rayo?

Sufrir la caída de un rayo parece sugerir una muerte inminente. Sin embargo, la mayoría de gente sobrevive, aunque las consecuencias pueden ser nefastas.

23 abril, 2016 20:35

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Suelen decir que la caída de un rayo es similar a que te toque la lotería, aunque sus consecuencias no son tan buenas como el dinero.

Aunque es raro sufrirlo, la probabilidad de sufrir la caída de un rayo en la vida es de 1 entre 12.000 y ser alcanzado por dos rayos es una probabilidad de 1 entre 9 millones (y la probabilidad de ganar la lotería es más baja). Asimismo, ser alcanzado por un rayo no implica necesariamente la muerte, de hecho hasta el 90% de ellas sobrevive.

Ahora bien, ¿qué signos o señales puede dejar en nuestro cuerpo la brutal energía de este fenómeno atmosférico? Pensemos que nos encontramos frente a una descarga eléctrica con una potencia energética de 300 kV que viaja a 300.000 km/h sobre la Tierra (150 veces más potente que una descarga industrial). Y aún así, muchos han sobrevivido para contar su experiencia.

Los tres primeros milisegundos tras la caída de un rayo

figuras_lichtenberg

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Tras sufrir la embestida de un rayo, una de las primeras consecuencias que se producen en los tres primeros milisegundos son las Figuras de Lichtenberg, un tipo de cicatrices muy llamativas que produce un rayo al atravesar el cuerpo humano. Tras salir del cuerpo humano, un rayo puede dejar consecuencias tales como heridas, quemaduras de hasta tercer grado y pelo y ropa totalmente chamuscados o incluso prendiendo fuego. Hablamos de unas temperaturas de hasta 27.000 ºC, unas cinco veces más que la superficie del Sol.

Como siempre se nos suele decir, no es buena idea tener cosas de metal cerca si tenemos la posibilidad de sufrir la caída de un rayo ya que estos objetos pueden servir de canalizadores eléctricos y ayudar a abrasar nuestra piel. Por otro lado, la pérdida de audición por ruptura de los tímpanos no es algo aislado. Y, como no, el dolor es algo que nunca falta en una situación como esta.

Las consecuencias a largo plazo de la caída de un rayo

grafeno-neuronas

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Ahora bien, hemos sobrevivido a la caída de un rayo. Hemos evitado casos mortales como una parada cardíaca (causa principal de muerte tras ser alcanzados por un rayo), convulsiones o un paro respiratorio. Incluso hemos evitado que el rayo nos haya dejado completamente frito el cerebro, evitando a su vez un daño cerebral inmediato (como una parálisis corporal temporal o permanente) o incluso haber quedado en coma.

Por desgracia, las cosas no acaban aquí. Sí, el 90% de los individuos que sufren la caída de un rayo sobreviven, pero gran parte de ellos se enfrentan a dolencias neurológicas que se escapan a los conocimientos de la medicina actual. Existen algunas hipótesis, como el hecho de que la electricidad de un rayo altere el circuito eléctrico propio de las neuronas, pero no se sabe a ciencia cierta. Lo que sí hemos visto son cambios de personalidad, cambios de humor e incluso pérdidas de memoria; asimismo, existen casos similares al Parkinson o dolor crónico.

Los extraños casos de super talentos tras la caída de un rayo

piano

piano

Por suerte, no todas las historias tras ser alcanzados por un rayo son malas.

Un claro ejemplo es la historia de un traumatólogo cuya historia se publicó en Psychology Today de la mano del neurocientífico Berit Brogaard. El individuo en cuestión, tras ser alcanzado por un rayo, desarrolló un extraño talento para tocar el piano. Por lo visto empezó a oír música en su cabeza y, al cabo de unos meses, abandonó su carrera médica para convertirse en un gran artista de la música clásica.

La teoría de Brogaard es que la muerte celular que causa la caída de un rayo en el cerebro implicaría que nuestro órgano pensante se llene de neurotransmisores a causa de la ruptura de todas esas células. Esto, a su vez, provocaría una “reconexión” neuronal, lo que daría lugar a nuestro cerebro a acceder a áreas cerebrales que anteriormente eran inaccesibles.

Evidentemente estos son casos muy puntuales y aislados, pero existen.