¡Que levante la mano quien no se haya curado nunca una herida con agua oxigenada!

Vale, puede que alguno la haya levantado, pero lo cierto es que, aunque poco a poco está siendo sustituida por otros productos,  casi todos la hemos utilizado alguna vez. Esta sustancia, también conocida como peróxido de hidrógeno, es muy eficiente para tratar posibles infecciones causadas por bacterias anaeoribias, que necesitan vivir en ausencia de oxígeno.

La reacción que lleva a este bactericidio es bastante curiosa, sobre todo si tenemos en cuenta algunos detalles como la concentración de peróxido que suelen contener los botes de agua oxigenada que podemos encontrar normalmente en farmacias y otros establecimientos.

¿Cómo funciona el agua oxigenada?

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Al entrar en contacto con nuestra sangre, el peróxido de hidrógeno es procesado por la enzima catalasa, contenida en nuestros tejidos, que lo descompone en agua y oxígeno, dando lugar a las características burbujitas que se desprenden cuando nos curamos una herida con su ayuda.

Como os decía, este oxígeno dificulta la proliferación de esporas anaerobias, pero la cosa no queda ahí, pues también se producen radicales libres, que atacan a los lípidos y las proteínas de las membranas de los microorganismos, ocasionándoles la muerte.

¿Cuál es la dosis de agua oxigenada más apropiada?

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Si miráis el envase de cualquier bote de agua oxigenada que tengáis por casa, observaréis que la gran mayoría de su contenido es agua y que nunca contiene más de un 6% de peróxido de hidrógeno.

Puede que os estéis preguntando el por  qué de esta concentración tan baja. Cuanto más peróxido más eficientemente curará la heridas, ¿no? Lo cierto es que sí, los microorganismos que haya segurísimo que los mata, pero la reacción ocasionada será altamente exotérmica (desprende muchísima energía) y puede dar lugar a un efecto bastante explosivo sobre el corte. ¿No os lo creéis? ¡Atentos al siguiente vídeo en el que mezclan sangre y una disolución de peróxido de hidrógeno al 30%.

¿Qué os parece? Curioso, ¿eh? Aquí tenemos una nueva muestra de lo importantes que son las dosis en ciencia y medicina. Al menos nos ahorran el trabajo y lo venden ya diluido. Así evitamos muchos despistes desagradables.