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Leyendas de la astronomía: La constelación del Dragón

La constelación del Dragón o Draco, en cuya historia de la mitología griega aparece la furia de Hera, la esposa de Zeus.

25 febrero, 2016 11:20

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Hoy, en la sección de leyendas de la astronomía, os vamos a hablar de la constelación del Dragón o Draco, en cuya historia de la mitología griega aparece de nueva la furia de Hera, la esposa de Zeus.

Desde luego era una mujer de armas tomar, pero sin ella nos hubiésemos quedado sin todas esas leyendas sobre el firmamento, así que habrá que respetar su carácter.

La leyenda de la constelación del Dragón

Cuenta la leyenda que en un ataque de ira provocado por Hera, Hércules, el hijo de Zeus, mató a su mujer, sus hijos y dos de sus sobrinos. Al despertar y ver lo que había hecho, se aisló del mundo, roto de dolor, hasta que su hermano, Ificles, le aconsejó acudir a un Oráculo en busca de una manera de aliviar su pena. Allí, la sibila délfica le encomendó realizar una serie de diez pruebas, como castigo por lo que había hecho. Todas resultaron ser pan comido para Hércules, que las llevó a cabo con soltura, por lo que Hera consiguió que invalidaran dos de ellas, concretamente la segunda y la quinta. Por eso, el joven tuvo que hacer dos tareas más, siendo la penúltima la que nos concierne en nuestra historia de hoy.

Ésta, consistía en robar las manzanas de oro del jardín de las ninfas Hespérides.  Para complicarle el trabajo, Hera; siempre llena de dulzura, había dejado allí a su dragón de cien cabezas, llamado Ladón.  A pesar de ser un animal casi invencible, no resultó especialmente complicado para Hércules acabar con él y robar el fruto dorado, como se le había encomendado. Ante la pérdida de su guardián, la esposa de Zeus lo envió al firmamento, sobre el cielo del polo norte, donde hoy, además, podemos ver una de las piernas de la constelación de Hércules cubrir la cabeza del animal, con el que parece luchar eternamente.

También hay leyendas que afirman que la cola del dragón se encuentra entre la Osa Mayor y la Osa menor porque así Hera se aseguró que Calisto y Arkas, la amante y el hijo de Zeus de los que ya os hablamos en otro artículo, nunca pudiesen estar juntos.

Como veis, a la pobre Hera le salían fatal todas sus jugadas, pero gracias a su afición por enviar todas sus pérdidas al firmamento, hoy podemos gozar de unas constelaciones preciosas. No hay mal que por bien no venga.