El estudio

Para la realización del estudio, este investigador se valió de los datos obtenidos por una clínica de nutrición de Barranquilla, en Colombia.  En él, participaron 271 pacientes; 233 mujeres y 38 hombres, todos con edades comprendidas entre los 16 y los 72 años. Desde su primera sesión en la clínica se les realizó una fotografía. Curiosamente, las personas que elegían acudir a esa clínica, lo hacían más por la foto que por evitar afecciones asociadas al sobre peso, como la diabetes o el colesterol.

El tratamiento, además de la foto, consistía en un programa médico completo, formado por historia clínica informatizada, dietas hipocalóricas personalizadas y toma de medidas. También se incluía el cálculo del índice de masa corporal (IMC), complementado con el índice cintura-cadera, que se calcula dividiendo la medida en centímetros de la primera, entre la segunda. Ambos índices, en conjunto, son necesarios para comprobar si el paciente tiene unas proporciones normales o si, por el contrario, posee rasgos de obesidad.

Los pacientes se dividieron en dos grupos:  uno presencial, que acudía al médico para que le tomara las medidas y le realizara la foto, y otro que mantenía las consultas por teléfono y se encargaba de medirse y fotografiarse, enviando después los resultados al doctor. Ambos grupos mostraron una evolución muy favorable que, además, era mejor que la de pacientes anteriores de la clínica que habían seguido un tratamiento similar, pero sin foto.

Según los testimonios de los pacientes, poder ver la mejora es muy gratificante y, por lo tanto, un aliciente para seguir con el tratamiento hasta conseguir el objetivo deseado.  Así que, ya sabéis,  hacerse fotos en el baño nunca había tenido un motivo tan terapéutico. Eso sí, nada de dietas milagro ni prácticas peligrosas. La foto os puede aumentar la motivación, pero no puede contrarrestar el perjuicio que algunas dietas suponen para nuestra salud. Si necesitáis adelgazar, hacedlo con cabeza.

Vía: Universidad de Alicante

Fuente: PeerJ