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Depresión, inflamación y enfermedades comórbidas

22 diciembre, 2015 10:43

La depresión podría alterar los niveles en el cerebro de opioides relacionados con el estrés. Como consecuencia, esto aumentaría los niveles en la sangre de proteínas inflamatorias relacionadas con un mayor riesgo de enfermedades simultáneas, incluyendo enfermedades del corazón, derrame cerebral y síndrome metabólico. Lo asegura un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Texas en Estados Unidos, que han publicado los resultados en la revista Molecular Psychiatry.

Investigaciones anteriores ya habían constatado que la depresión mayor puede ser un factor que contribuye al desarrollo de otras enfermedades médicas. Por ejemplo, un trabajo de los mismos investigadores había encontrado que una citocina inflamatoria denominada interleucina-18 (IL-18), relacionada con enfermedad cardiovascular, aumenta en las personas con depresión.

De todos modos, se desconocían los motivos por los que ocurre todo esto. Los investigadores norteamericanos desarrollaron el mencionado estudio para tratar de responder a dicha pregunta.

El impacto del estrés

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Cuando una persona se encuentra bajo los síntomas del estrés, en el cerebro se liberan unos neurotransmisores denominados opioides para reducir el impacto. No obstante, cuando se altera este sistema de respuesta al estrés, los mismos neurotransmisores pueden tener un impacto negativo en el cuerpo: se perturba la respuesta del sistema inmunitario al estrés, lo que aumenta el riesgo potencial de otras enfermedades médicas.

En el trabajo, personas sanas y con trastorno depresivo mayor fueron de inicio sometidas a una tomografía por emisión de positrones (PET) y se registraron cifras iniciales de base como punto de partida. Los resultados de esta prueba  indicaron que los pacientes con depresión tenían una mayor actividad opioide (y mayor concentración de IL-18 en sangre) que los controles sanos.

Después se pidió a los mismos sujetos que pensaran en algo neutro. La actividad opioide disminuyó en los cerebros de ambos grupos y la disminución de los niveles de opioides fue proporcional a la reducción de IL-18 en las mismas personas. En contraste, cuando se les pidió que centraran sus pensamientos en la tristeza que experimentaron durante un evento triste en su vida, se observó una mayor cantidad de opioides liberados en el cerebro, y este aumento de opioides fue proporcional al aumento de IL-18.

Como indican los investigadores, estos efectos se observaron en ambos grupos, pero fueron mucho mayores en las personas con depresión mayor en comparación con las personas sanas. Así, en el grupo con depresión, los niveles de IL-18 se habían incrementado, pero no a los niveles iniciales (el momento en el que fueron sometidos al primer PET). En otras palabras, el pensamiento neutral tenía un efecto reductor sobre la IL-18 que se mantenía incluso después de pensar en cosas tristes.

Mejorar el estado de ánimo

Por lo tanto, la inducción de un estado afectivo neutral mejoró el estado de ánimo y redujo los niveles de IL-18. En este sentido, como indican los científicos, si se aplicaran psicoterapias con objeto de mejorar el estado de ánimo en las personas con depresión, podría lograrse un una normalización potencial de los niveles de IL-18 en el largo plazo, lo que podría reducir el riesgo de otras enfermedades médicas comórbidas. Asimismo, los resultados del trabajo podrían explicar por qué los tratamientos clásicos con hormonas del estrés pueden no ser tan eficaces en personas con depresión y con cambios de humor relacionados con el estrés.

Fuente | Universidad de Texas