La Universidad de Nottingham tiene un Arca de Noé de ADN, en la que guarda muestras de todos los animales actuales para evitar su extinción.

Según el relato de la Biblia, a Noé se le fue encomendada la tarea de reunir a una pareja de cada tipo de animal en una gigantesca embarcación que sería capaz de resistir el diluvio universal.

Aunque la historia es difícil de creer, ha resultado ser la inspiración para muchos científicos que quieren evitar que la Tierra pierda para siempre a los seres vivos que cobija. Por ejemplo, el proyecto Frozen Ark que fue iniciado hace ya una década.

El Arca de Noé de ADN es un regalo para futuras generaciones

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El proyecto empezó cuando el británico Bryan Clarke descubrió que una especie de caracol propia de Tahití se había extinguido por culpa de una especie invasora introducida por los seres humanos, que irónicamente, a su vez fue introducida para acabar con otra especie. Aunque Clarke trabajó para recuperar esa especie, se dio cuenta de que la comunidad científica no tenía nada previsto para esas situaciones, ni siquiera para los invertebrados, el conjunto de animales más importante del ecosistema terrestre.

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Así nació Frozen Ark, que aún después de la muerte de Clarke sigue recopilando muestras alrededor del mundo. Ya han conseguido 48.000 muestras de 5.500 especies diferentes, para que las generaciones futuras puedan recuperarlas por clonación si se extinguiesen. Y aunque la cosa no llegue a esos extremos, también podemos aprender mucho del ADN de estas especies.

Fuente | Phys.org