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¿Cuánto deseo sexual es el adecuado?

17 octubre, 2015 21:01

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Hablar de deseo sexual es entrar en un mundo un tanto peligroso. Son muchas las cuestiones que surgen alrededor y que ni nosotros mismos somos capaces de contestar:
¿Cuánto deseo es el adecuado que debo tener para que mis relaciones sexuales sean normales?, ¿Si tengo un deseo sexual elevado soy una salida o un salido? , ¿Y si soy adicto al sexo? Si mi deseo es bajo, ¿es que estoy enferma o enfermo?

Tranquilidad, no hay porqué alarmarse. No existe una cantidad de deseo que sea mejor o peor, que deba ser el adecuado o normal. Existen personas con mayor o menor deseo y son muchos los factores que pueden afectar y determinar que así sea.
Si nuestro nivel de deseo sexual no nos parece un problema, ni a nuestra pareja tampoco, no debemos preocuparnos. También hay que tener en cuenta que no todas las parejas tienen el mismo nivel de deseo sexual y por ello es importante la comunicación y el consenso de las relaciones sexuales. Y muy importante tener presente: nuestra frecuencia sexual no determina la calidad ni la satisfacción de nuestras relaciones sexuales.

Ahora bien, así como vimos que existen personas hipersexuales (o adictas al sexo, como habitualmente se conoce) también existen personas con un deseo sexual más bajo de lo habitual que puede afectar a su vida sexual de una manera importante. Por ello, vamos a centrarnos en explicar qué es y cuales son las causas de un deseo sexual hipoactivo, tanto en hombres como mujeres.

Deseo sexual hipoactivo

Según varios autores se podría denominar el deseo sexual hipoactivo como “ausencia o disminución de sensaciones, interés, pensamientos o fantasías sexuales siendo la motivación para buscar la excitación escasa o nula y teniendo presente los cambios fisiológicos de la persona a lo largo del ciclo vital y la duración de la pareja”.

Algo que habitualmente se desconoce, es que este tipo de problema, el bajo deseo sexual, puede ir acompañado de otros problemas como un trastorno de la excitación o una aversión sexual.

Masters y Johnson en su investigaciones ni siquiera incluyeron el deseo sexual como una parte de la respuesta sexual. Más adelante, fue Kaplan quien lo introdujo en la gráfica, siendo el deseo el que antecede y motiva a la relación sexual.

Esta gráfica explicaría mejor el deseo sexual masculino e incluso, los primeros años de novedad en la relación de las mujeres, funcionando de igual manera. Sin embargo, Basson observó que el deseo sexual de la mujer cambia con el tiempo y no funciona igual que el del hombre. La siguiente gráfica lo explica de una forma clara, lo que conocemos como el Modelo no lineal de la respuesta sexual femenina (2000):

Esto no significa que las mujeres no puedan sentir deseo sexual de forma espontánea, pero lo más habitual es que el encuentro sexual sea neutro y surja de las ganas de expresar amor, sentirse emocionalmente más cerca de la pareja, recibir y compartir placer físico, complacer a la pareja, y aumentar la propia autoestima y bienestar.
Una vez iniciado el encuentro erótico, la disposición de la mujer a sentir y disfrutar es lo que hace que se centre en la relación sexual, en lo que está sintiendo, y es aquí cuando aparece la excitación. La satisfacción, el bienestar, que genera ese encuentro hace que la comunicación, la confianza, el afecto, etc. con la pareja, y las ganas de repetir en un futuro, aumenten. Por tanto, si la mujer no encuentra una recompensa, ya sea emocional y/o física, sus expectativas no se habrán cumplido y por tanto afectará para volver a tener relaciones sexuales. Es decir, si el encuentro sexual es satisfactorio, la mujer tendrá ganas de volver a mantener relaciones sexuales.

Causas del deseo sexual hipoactivo

Causas psicológicas:

  • Baja autoestima
  • Pobre imagen corporal
  • Falta de información fiable
  • Valores heredados
  • Estrés y cansancio
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Maternidad o paternidad
  • Duelo
  • Crisis de la mediana edad
  • Abusos psíquicos, físicos, sexuales
  • Dudas en torno a la orientación sexual

Causas orgánicas:

  • Trastornos hormonales
  • Fármacos
  • Problemas médicos
  • Estilo de vida

Causas sexuales:

  • Disfunciones sexuales previas
  • Problemas de comunicación
  • Diferencias en el grado de deseo
  • Diferencias en las preferencias sexuales

Causas relacionales:

  • Celos
  • Infidelidad
  • Maltrato físico, psíquico

¿Tiene solución?

Como hemos visto, son muchas las causas que pueden afectar al deseo sexual. Lo primero que debemos descartar es que sea una causa orgánica, la cual también se puede tratar con una terapia sexológica. Si la causa es puramente psicológica, pondremos en marcha una terapia sexual, ya sea en pareja o individual, para tratar los problemas que puedan estar afectando a nuestro deseo. Si el paciente se adecua a la terapia, y la terapia se adapta al paciente, existe una gran probabilidad de éxito.

La terapia sexual, como en las demás disfunciones, requiere una alta implicación por parte de las personas que presentan bajo deseo sexual, pero en este tipo de problemas se hace mayor hincapié. Existe un alto nivel de abandono del tratamiento en personas con bajo deseo sexual, ya que el tratamiento se basa en reavivar ese deseo, algo que tiene que trabajar propia persona.

Si la persona con bajo deseo acude en busca de ayuda acompañada de su pareja, debemos tener presente que, lo más probable, es que esta pareja lleve bastante tiempo presionando a la otra persona para mantener relaciones sexuales, así como debe sentirse poco deseada, llevando a un sentimiento de frustración y poco entendimiento, así como mala comunicación en la relación.

Lo que es importante trabajar ante estos temas es, primero de todos, las fantasías sexuales (recordamos que el deseo llama al deseo), debemos trabajar la educación sexual, dar información fiable, así como entender que el deseo sexual entre hombres y mujeres puede variar, y que cada persona responde sexualmente a estímulos diferentes. También se debe potenciar la erótica, no sólo haciendo hincapié en la penetración, sino reforzando las demás prácticas sexuales, sin que haya una finalidad (la penetración, y consecutivamente, el orgasmo). Debemos darle importancia a la sexualidad en sí, con todo el cuerpo, y no a una sola práctica ni a una sola parte de nuestro cuerpo.

Y, por supuesto, potenciar la masturbación en solitario y en pareja, así como la comunicación sexual en pareja, para saber lo que le gusta a mi pareja y que mi pareja sepa lo que me gusta a mí sexualmente. Así como dar muestras de afecto como lo que es, no solo en busca de relaciones sexuales.

A tener en cuenta

Cada persona vive y expresa su sexualidad de una forma diferente, por tanto, cada uno de nosotros tiene un nivel de deseo sexual, así como una fuente diferente de excitación sexual y estímulos que nos atraen.

El ideal es encontrar un punto intermedio, un consenso, de la frecuencia y el tipo de prácticas sexuales para llevar a cabo en pareja. Recordemos que el egoísmo sexual no es algo negativo, pero el egocentrismo no beneficia a nadie, por tanto, mi disfrute sexual es igual de importante que es de mi pareja y encontraremos la forma idónea de disfrutar conjuntamente de nuestra sexualidad.

Presionar constantemente a alguien para mantener relaciones sexuales no solo no funciona, sino que agobia a la otra persona, provocando mayor distanciamiento y menos nivel de comunicación. Debemos hablar con nuestra pareja e intentar entender la situación de ambos para poder poner remedio lo antes posible, si la situación está generando un conflicto a la pareja.

Recordamos que no hay un nivel de deseo sexual adecuado ni una frecuencia determinada en las relaciones sexuales, siempre y cuando no nos genere malestar ni resulte un inconveniente para mí y mi pareja. Cada uno establece como vivir su sexualidad.