Tecnología

Trabajando en el CERN: Llegada al CERN y recibimiento

2 julio, 2015 18:39

Tal y como os contábamos hace más o menos una semana, un servidor está ya en el CERN, en Suiza, empezando a trabajar con una beca de tres meses. El periodo oficial de mi estancia es de 3 meses en los cuales espero tener ocasión no solo de trabajar mucho sino de disfrutar de experiencias enriquecedoras a nivel personal. Pero lo primero es lo primero, el recibimiento y la llegada al CERN. De eso vamos a hablar hoy, del camino desde el aeropuerto hasta la oficina en la que estoy ahora mismo.

Llegada a Ginebra

Siempre se ha dicho que el mundo perfecto debería estar organizado por suizos, y no puedo estar más de acuerdo. Antes incluso de llegada al CERN e incluso antes de coger el avión ya teníamos todos los Summer Students un correo detallado con lo que deberíamos hacer en cuanto llegáramos en función de nuestro medio de transporte y de dónde estuviera el alojamiento. Lo difícil era perderse.

Con un calor que no tiene nada que envidiar al del sur de España en verano llegué al albergue externo del CERN. Es un lugar funcional situado a escaso 10 minutos en bicicleta del complejo del CERN, pero que se encuentra en la zona francesa, en el pueblo de St. Genis-Pouilly. Tienes lo básico y necesario para vivir sin demasiados lujos y bastante libertad, pero lo mejor con diferencia es la gente. Tanto estando en la residencia como tras la llegada al CERN es evidente que la comunidad aquí es totalmente internacional.

Recibimiento y llegada al CERN

En total hay más de 280 Summer Students disfrutando de la misma beca en CERN y justo los que empezamos el día 29 de Junio éramos el grupo más numeroso con más de 100 estudiantes de todas partes del mundo. Una muestra más de la organización suiza fue la presentación clara, breve, con todos los detalles necesarios, pero sin información inutil. El resto del día se fue ocupando casi sin querer en burocracias y trámites típicos de la llegada al CERN o cualquier otra institución.

Cabe destacar que el CERN pone a disposición de todos los trabajadores y visitantes tanto conexión WiFi de alta velocidad, como un servicio gratuito de préstamo de bicicletas. Dentro del recinto las biciletas son algo casi necesario debido al tamaño de las instalaciones. Fácilmente puede perder uno más de media hora caminando de un extremo a otro del complejo, lo que es poco recomendable con el calor que hace estos días.

Aunque generalmente pensemos en el CERN como un complejo tecnológico es más adecuado pensar en ello como un poblado (dos en realidad si contamos la zona de Puoilly que está a unos 10km). Aquí dentro hay oficina de correos, banco (UBS para los curiosos) residencias para estudiantes, varios restaurantes, talleres de macanizado… y sobre todo detectores, aceleradores y laboratorios.Sin embargo lo que más llama la atención del sitio son los edificios y el aspecto estético.

El ‘pueblo’ CERN

Los edificios son viejos y se nota tanto por fuera como por dentro; de hecho es lo que más choca tras la llegada al CERN, el complejo tecnológicamente más avanzado de física no lo parece. La sensación no es de abandono, pero sí de lugar antiguo, que lo es (61 años cumple en 2015), y de no guardar nada de gran valor económico ni inmaterial. Aunque todos sepamos que no hay nada más lejos de la realidad.

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En el interior la cosa cambia un poco, pero no demasiado, en general el aspecto estético de las partes más antiguas del complejo se nota anticuado; entonces te fijas en los ordenadores, de los que hay más de 2 por sala/oficina y ves que todos ellos cuenta con una hardware más que potente y con pantallas que ya las quisieramos muchos en nuestra casa. Un poco a la mentalidad árabe, en el CERN se gasta el dinero de puertas para adentro, en lo que realmente importa y marca la diferencia.

De momento esto no ha hecho más que empezar y aún quedan muchas experiencia que vivir y compartir con vosotros. En cualquier caso ya sabéis que estamos encantados de contestar a cualquier duda que pongáis en los comentarios. La próxima semana, más sobre lo que se siente trabajando en el CERN.