Tecnología

El Trastorno Paranoide de la Personalidad y sus peculiaridades

22 junio, 2015 20:32

Noticias relacionadas

Como ya os comentamos cuando hablamos del trastorno límite de la personalidad, un trastorno de personalidad debe extenderse a dos o más de las áreas vitales: Cognición, afectividad, relaciones interpersonales y control de impulsos. Además el patrón de personalidad debe ser persistente, inflexible y extenderse a una amplia gama de situaciones personales y sociales. Debe crear malestar en la persona o interferencia con la vida diaria y haber aparecido o tener indicios (rasgos) ya desde la adolescencia.

Sabiendo esto, hoy vamos a hablaros de otro de los trastornos de personalidad que existen, el trastorno paranoide de la personalidad. Mientras que el límite se situaba en el cluster B (trastornos dramáticos o teatrales) el de hoy se engloba dentro del cluster A (excéntricos o raros).

¿Qué es el trastorno paranoide de la personalidad?

Los sujetos cuya personalidad sigue este patrón sienten una permanente desconfianza hacia los demás, sospechan y piensan que los demás les quieren hacer daño, explotar o decepcionar, y piensan de esta manera la mayor parte del tiempo, sin tener evidencias para pensar así (e incluso teniendo evidencias para pensar lo contrario). Además están muy seguros de sus convicciones y no suelen dudar de ellas.

Una persona normal puede tener ciertos momentos en los que piense así, desencadenados por situaciones o emociones intensas, el paranoide, aunque también ve acentuados sus rasgos en estas situaciones sigue manifestándolos en la vida diaria general, y estos rasgos afectan prácticamente a todas sus áreas vitales, el trabajo, la familia, las relaciones de pareja, las amistades, etc…

Esta forma de pensar, viendo al mundo en su contra los vuelve hostiles, manifestando quejas continuas, en ocasiones indiferencia (aparente y hostil) o discusiones.

Dado que piensan (y esperan) que los demás les traicionen suelen estar hipervigilantes ante posibles amenazas pueden mostrarse reservados y protegerse, es por ello que en muchas ocasiones parecen fríos y sin emociones. Aunque parezcan insensibles frecuentemente tienen altibajos emocionales que les llevan a mostrarse cabezotas, combativos, hostiles y sarcásticos hacia los demás. Suelen ser rígidos y críticos con los demás (además de intentar controlarles), no son buenos colaborando y tampoco tolerando las críticas. Siendo de esta manera suelen provocar respuestas de hostilidad en los demás, lo cual utilizan para confirmar aún más sus esquemas distorsionados. Dado que no confían en los demás aprecian mucho su auto-suficiencia y autonomía. Nunca bajan sus defensas y suelen confrontar a los demás.

Estos sujetos no presentan síntomas psicóticos agudos (delirios o alucinaciones), aunque estos pueden aparecer de forma puntual en situaciones excepcionales de estrés, pero no son un rasgo característico general. Están en contacto con la realidad pero malinterpretan los motivos e intenciones de los demás. Pueden confundir una broma con insulto y suelen acabar aislados, sin amigos.

Este trastorno ocurre con más frecuencia en hombres que en mujeres y no suele ser diagnosticado hasta la edad adulta. Su prevalencia en población general es de un 0,5-2,5%.

Se cree que las causas que originan los trastornos de personalidad son multifactoriales, viéndolo como un modelo bio-psico-social en el que interaccionan factores genéticos, biológicos, sociales y psicológicos. No existe una causa única que lo explique.

Los criterios diagnósticos:

Según los criterios de la OMS este trastorno se caracteriza por al menos tres de los siguientes criterios:

  • Excesiva sensibilidad a los contratiempos y rechazos.
  • Tendencia a tener rencor persistente, es decir, negativa a perdonar insultos y lesiones o desaires.
  • Suspicacia y una tendencia generalizada a distorsionar la experiencia por malinterpretar las acciones neutrales o amistosas de los demás como hostiles o despectivas.
  • Un sentido combativo y tenaz de los derechos propios más allá de la realidad.
  • Sospechas recurrentes no justificadas en cuanto a la fidelidad sexual del cónyuge o pareja sexual.
  • Tendencia a experimentar excesiva auto-importancia, que se manifiesta en una actitud autorreferencial persistente.
  • Preocupación por “conspiraciones” sin fundamento de acontecimientos del entorno inmediato o del mundo en general.

El DSM-V propone unos criterios bastante similares, de los cuales deben cumplirse cuatro o más para considerarse presente la alteración:

  • Sospecha sin base suficiente que otros intentan explotarle, herirle o engañarle.
  • Está preocupado por dudas injustificadas acerca de la lealtad o fidelidad de amigos o compañeros.
  • Es reacio a confiar en los demás por temor injustificado a que la información sea utilizada maliciosamente en su contra.
  • Lee mensajes ocultos degradantes o amenazantes en comentarios o eventos benignos.
  • Guarda persistentemente rencores, es decir, no perdona insultos, lesiones, o desaires.
  • Percibe ataques a su carácter o reputación que no son aparentes a los demás y es rápido en reaccionar con ira o contraatacar.
  • Tiene sospechas recurrentes no justificadas en cuanto a la fidelidad del cónyuge o pareja sexual.

soledad

El tratamiento:

Los sujetos que sufren un trastorno de personalidad raramente van a buscar ayuda a no ser que sea por efectos secundarios del mismo. Por ejemplo ante sucesos vitales estresantes las estrategias de afrontamiento deficitarias, y que además son rígidas, suelen llevarles a no poder hacer frente a la situación por si solos, acentuándose los rasgos negativos. Aquí es más probable que busquen ayuda, para el problema secundario. Al fin y al cabo nadie va a que alguien le cambie “su personalidad” voluntariamente, pues se concibe como quien es uno y como algo verdadero, no hay conciencia de enfermedad, además estos sujetos se creen muy objetivos y racionales en su forma de pensar. Aceptar el tratamiento es uno de los puntos clave (y más difíciles) para que este tenga éxito ya que también desconfían de los profesionales de la salud.

La terapia más recomendada es la individual, ya que es difícil que desarrollen confianza en grupos de personas. No existe ningún tratamiento con un nivel de eficacia muy satisfactorio que permita que las guías lo recomienden, así que los terapeutas suelen elegir libremente cual utilizan pasando desde los modelos conductuales hasta los psicoanalíticos. Se incluye el trabajo en habilidades sociales, la reestructuración cognitiva, técnicas de control del estrés, etc…

Como en muchos trastornos se les puede prescribir medicación en dosis bajas (antidepresivos, antipsicóticos o benzodiacepinas) para tratar aspectos concretos y como ayuda a la psicoterapia.

Como casi todos los trastornos de personalidad, los síntomas suelen moderarse y decaer cuando la persona alcanza los 40-50 años, suavizándose. Aun así muchos rasgos suelen quedar presentes.

Fuente: Psych Central, Mind Disorders, Trastorno límite,

Imagen: Flickr, Wikimedia Commons.