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¿Dónde se origina el estrés?

13 marzo, 2015 11:31

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Problemas en el hogar, las horas de trabajo, las obligaciones o el tiempo que debemos emplear en el estudio son algunas de las fuentes que nos generan estrés o ansiedad, pero, ¿dónde se origina este estrés en nuestro organismo? Parece que todo empiece en la cabeza; dudas, planificaciones, peros… intentamos elaborar una solución a lo que nos produce ansiedad, mientras nuestro organismo dispara una respuesta hormonal que intentará controlar la situación.

Esta reacción es beneficiosa mientras estemos en situación de peligro, pero si la condición de estrés se prolonga, nuestro organismo se enfrenta ante un problema aun mayor.

El estrés no sólo está en nuestra cabeza

Captura121

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Los pensamientos que rondan nuestra cabeza son solo los engranajes que moverán el complejo mecanismo que comprende el estrés. El término ‘estrés psicológico‘ puede resultar engañoso, pues no es exclusivamente psicológico, no está todo en la cabeza.

Supongamos que tenemos un examen en dos días y no hemos pegado ojo. Nuestro organismo libera hormonas del estrés en exceso, entre las que nos encontramos el cortisol, la adrenalina y noradrenalina. Pero la respuesta no se modifica, es decir, si la situación no cambia, las hormonas seguirán produciéndose.

A nuestro sistema inmune no parece gustarle esta condición, pues sufre como resultado de la liberación hormonal. El estrés desencadena rápidamente una respuesta inflamatoria, y nuestra presión sanguínea aumenta. Nuestra piel comienza a irritarse y nos cuesta problema dormir; el estrés es definitivamente una respuesta a todos los niveles.

¿Cómo evitamos el estrés?

El doctor Robert Sapolsky, experto en neurobiología, nos proporciona una lista de factores que en el caso de presentarse estaríamos empeorando la situación de estrés:

  • Sientes que no controlas del todo la situación.
  • Estás desinformado; no puedes predecir el desarrollo de tu problema.
  • No tienes más remedio que realizar dicha tarea.
  • Careces de apoyo o atención social.

Las emociones positivas como la felicidad, la esperanza, o el optimismo son más que simples condiciones emocionales, pues desarrollan cambios a nivel celular, ordenando la síntesis de hormonas que producirán satisfacción en nuestro cerebro. Aunque las drogas y el alcohol puedan llevar nuestro cuerpo a este tipo de situaciones (temporalmente) también lo hacen el deporte, la risa, los abrazos e incluso el sexo.

Debemos de tener especial cuidado con el estrés que nos genera el trabajo, pues existen evidencias de que pueden ocasionar severos daños en el organismo llegando incluso a producirse la muerte. Sal a hacer deporte, extiende tus relaciones sociales, organízate para evitar que se acumulen las tareas y sobre todo intenta buscar el lado positivo a cada situación.

Fuente | Mercola