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Doctor, ¿por qué siempre estoy tan cansado?

9 febrero, 2015 10:32

¿Eres de los que se levanta ya cansado, desayuna cansado, va al trabajo o a estudiar ya cansado…? Conforme pasa el día está más cansado, los bostezos forman parte de tus rituales diarios, estás soñando todo el día con ir a abrazar a tu señora almohada y tumbarte en ese colchón paradisíaco que tienes en tu habitación y dormir, dormir, solo piensas en dormir… No quieres ser rico ni tener prestigio social, sólo quieres que te dejen dormir todo el día, es el mayor de tus deseos, la mayor de tus aficiones, la mayor de tus recompensas…

Bueno, quizá es exagerar un poco, pero por ahí andan los tiros, y aunque a veces tendamos a relacionarlos con determinadas patologías, como puede ser por ejemplo la anemia, hipotiroidismo o cualquier enfermedad que nos diagnostique nuestra vecina del quinto, puede que ponerle solución sea más sencillo de lo que creas (a no ser, que realmente hayas decidido que eres una evolución un poco más desarrollada del oso perezoso y sea tu verdadero plan de vida).

Cuatro motivos por los que podrías estar cansado

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El truco del almendruco para devolverte esa energía tan preciada que ni tomando toda la cafeína del mundo consigues recuperar se basa en buscar cuál es la causa de tu fatiga. A continuación, te hablamos de 4 motivos por los que podrías estar sintiéndote tan cansado.

  • Lo que comes: Puede que pienses que cafeína y azúcar es lo que tienes que aportarle a tu cuerpo cuando necesitas una inyección de energía, pero al poco tiempo hace que la situación empeore. Después de que los niveles de azúcar aumenten de forma brusca, estos descienden igualmente de forma brusca, haciendo que la sensación de fatiga empeore en lugar de mejorar. Una solución mucho mejor sería mantener una dieta equilibrada llena de frutas, vegetales y proteínas magras (pollo, pavo, soja, clara de huevo,  merluza, salmón…). Muchas personas se sienten mucho menos cansados cuando se alimentan de una forma saludable ya que además esto contribuye en la pérdida de peso haciendo que la fatiga sea menor.
  • La cantidad de agua que bebes: En lugar de hincharte a cafés, monsters y red bull, bébete un vaso de agua. Una deshidratación leve afecta a tu estado de ánimo y puede hacerte sentir más cansado según estudios y puede hacerse evidente simplemente bebiendo un poco menos de agua de la que solemos beber. Respecto a la ingesta, del 20 al 30% del agua diaria incorporada al organismo proviene de los alimentos sólidos, el 78-80% restante se incorpora al organismo mediante la ingesta directa de agua. La OMS y numerosos especialistas de la salud recomiendan consumir entre 2 y 3 litros de agua al día.
  • Las horas que duermes: Muchísimas personas no llegan a dormir el mínimo de horas recomendables, que osclilan entre 7 y 9 horas. Para este tipo de personas, sobretodo si tienes problemas de conciliación del sueño, se recomienda evitar bebidas con cafeína, alcohol y comidas copiosas en las horas antes de irse a dormir. Apaga el televisor (y enciende tu transistor… no, eso tampoco lo hagas), desenchufa el portátil, pon en modo avión tu smartphone y aléjalo de tu vista. Intenta también irte a dormir sobre la misma hora cada día y asegurate de que la habitación está en silencio y completamente a oscuras pare que la situación sea perfecta para iniciar una dulce visita a Morfeo.
  • El deporte que realizas: Hay estudios que han demostrado que cuando personas inactivas empiezan a hacer deporte, se sienten mucho menos fatigados que aquellos que se quedan sin mover un dedo en el sofá. Cuanto más te meneas, no sólo utilizas más energía, sino que más energía tienes en tu base diaria.  Se recomiendan unos minutos de deporte al menos 4 días a la semana y asegurate de acabar, al menos, 3 horas antes de irte a dormir, para asegurarte de haber tenido tiempo de relajarte. Después de un mes, deberías notar mejoría en tu cansancio y en un período de 3-6 meses te encontrarás muchísimo mejor.

Está claro que no hemos descubierto la panacea con esto que acabamos de contarte, y posiblemente ya conocieras estas cosas, pero la importancia radica en ponerlas en marcha. La teoría se la conoce mucha gente, pero la práctica la realiza muy poca. Así que si quieres dejar de ser un zombie (ya que por eso no van a llamarte los de Walking Dead para que salgas en la serie) ponte manos a la obra y empieza a cambiar tus estilos de vida. Notarás la diferencia y te sentirás mucho mejor tanto física como psicológicamente. Be water my friend.

Vía | Webmd