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Tecnología

Birdman o la estúpida necesidad de la obra definitiva

Análisis y crítica sobre la película Birdman y la estúpida necesidad de crear obra definitiva

19 enero, 2015 22:04

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Seguramente el cine sea el arte más íntimamente relacionado con la innovación y la técnica, tanto electrónica y mecánica como narrativa y estética.

Es un arte que avanza a golpe de ingenio, invento y utilidad, siendo la propia “película” ese elemento transgresor que marca tendencias, que supone un paso más dentro de la evolución del arte de contar historias y de las herramientas que se necesitan para conseguirlo. Pero… ¿Es Birdman esa película?

Sin spoilers, sólo crítica

Birdman (de Alejandro G. Iñárritu), sin ser en absoluto una mala película, nos deja ver con prístina claridad que la comunidad de críticos (juez y guardiana del cine) está arrolladoramente descontrolada en su ansiosa búsqueda cinéfila de la joya TOTAL, de esa obra de arte definitiva que moldea el cine para siempre y que supone una montaña rusa intelectual y tecnológica para el resto de generaciones venideras.

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El problema está en que esa OBRA DE ARTE DEFINITIVA se da dos o tres veces cada año para la mayoría de críticos, corrompiendo así su inmensa responsabilidad para con el cine y su público al forzar la creación de un mito instantáneo, que la innovación de Birdman y muchas otras películas (y egos) no merecen en absoluto.

¿Dónde está la innovación? ¿Dónde está ese punto de inflexión y su sobrecogedora creatividad? ¿En que es todo un falso plano secuencia mientras la gente no para de hablar y moverse? (¿Alguien ha visto “La Soga” o “El Arca Rusa”?) ¿Quizá en su increíble reflexión sobre la fama y el fracaso? (“Eva al desnudo”, “Sunset Blvd” , “Dioses y Monstruos” y cien películas más y mejores) ¿O en que es súper surrealista y poética? (mmm…).

Para alguien que no ha visto mucho cine, o para un hipster o un moderno (que cualquier intento poético o falsamente provocador ya supone un objeto al que venerar con fe ciega) Birdman es lo más “loco tio” que han visto últimamente, lo más inteligente y cañero. Y lo entiendo, porque Birdman se arma de trucos estéticos, dialécticos y técnicos para ello.

Pero para un crítico serio, que puede destruir o potenciar la carrera de una película y de sus creadores, definir la pedante y pretenciosa cinta de Iñárritu como “la Eva al desnudo del siglo XXI”, o incluso “Interstellar” como la nueva “2001” es muy estremecedor.

Que Birdman sea una buena o mala película poco importa; lo que hay que tener en cuenta (y con lo que no se puede jugar a placer) es un factor vital: el tiempo. Si “Eva al desnudo” o “Sunset Blvd” son catedrales del cine lo son, primero, porque se lo han ganado. Y para ganarse ese título no sólo ha de ser una buena película, una película pionera, si no que también han de pasar muchos años. Una catedral tarda décadas en construirse.

Sunset Blvd

“Eva al desnudo” y “Sunset Blvd” deslumbraron (y deslumbran) porque nunca antes se había reflexionado con tanta ironía, sinceridad y santa mala leche sobre la fama, el fracaso y la figura del actor. Todo ello mezclado con una honestidad pasmosa cuyo fin (a diferencia de “Birdman”) no era hacer una película trending topic, sino reflexionar “bien” sobre esos temas de forma inteligente y entretenida, sin poesía cool.

Son dos catedrales del cine porque 55 años después nunca se ha hablado tan bien sobre ese tema, y creo que arrasar dos meses la taquilla con un huevo de pascua no es motivo suficiente para comparar “Birdman” con ciertas cosas.

Creo que hay que saber medir el entusiasmo y la supuesta calidad de las películas, ser serios y responsables, especialmente cuando tu opinión puede suponer el éxito o el fracaso de una película e influir en la carrera de un director, que en el caso de Iñárritu se traduce en la creación de un monstruo masturbado por la crítica, que ensombrece un cine y unos creativos más honestos que, quizá, merecen más un empujón en la prensa.