La NFL es mas que un deporte: es un auténtico espectáculo visto por millones de personas de todo el mundo, principalmente en EEUU, que genera miles de millones de dólares cada temporada. Todas las compañías quieren anunciarse en sus partidos, así que lo que Microsoft consiguió al empezar la temporada fue especialmente llamativo: que todos los equipos usasen obligatoriamente dispositivos Surface. Por si sola la noticia ya es llamativa por ser una nueva muestra de cómo la tecnología está llegando al deporte; se acabaron las pizarras, las fotografías y las malas decisiones, ahora los jugadores pueden revisar las tácticas y ver repeticiones instantáneas de las jugadas en su tablet Surface… o en un iPad tal y como dicen los comentaristas estadounidenses.

No hay manera de vencer al iPad, ni pagando

Porque no nos engañemos, esta ante todo era una importante maniobra de marketing de Microsoft para hacer de los partidos un escaparate de sus productos; en un deporte con tantas pausas como el fútbol americano, los directores de las retransmisiones mandan cámaras a grabar los banquillos en busca de detalles interesantes, una oportunidad perfecta para enseñar a las estrellas de la NFL usando una Surface y así aumentar las ventas… al menos ese era el plan.

Como habéis escuchado en el vídeo, la realidad para Microsoft es mucho mas dura. Para los comentaristas, el aparato que están usando los jugadores es “como un iPad”, e incluso en ocasiones lo llaman directamente con el nombre del producto de Apple. Es un fracaso absoluto para la gran M, que ve como los millones invertidos no sirven de absolutamente nada. ¿De qué sirve que la audiencia vea el producto si reciben el nombre equivocado? Está claro que ha ocurrido algún error u olvido, ya sea por parte de los comentaristas o por parte de la persona que tenía que recordarles el nombre del patrocinador. Sea como sea, esto demuestra el poder de una marca como la de Apple, que en muchos sectores ha conseguido asociar un producto como las tablets con su marca registrada.

Fuente | The Verge