Una nueva muestra de que estamos en el futuro: un país está hablando seriamente de la creación de una fuerza militar espacial en los próximos cinco años. Por supuesto el país en cuestión es Japón, pero sus intenciones no son tan llamativas como podríamos esperar; en realidad no buscan crear un imperio galáctico ni nada de eso, sino simplemente recoger basura. Basura espacial, eso si. Si conocéis la historia de Japón tal vez os suene raro que este país tenga una fuerza militar, pero la verdad es que la tiene; desde la Segunda Guerra Mundial Japón no puede tener un ejército al uso como el resto de países sin consultárselo a EEUU, pero si que cuenta con permiso para tener una fuerza de auto-defensa (aunque en las últimas semanas ha cambiado el término “auto-defensa”, incluyendo de manera polémica intervenciones en países extranjeros).

La basura puede ser un arma

El programa espacial entraría dentro de esta rama, e iría dirigido a registrar, vigilar y analizar la llamada basura espacial, con el objetivo de evitar impactos con satélites y naves. Sin embargo hay indicios de que esta sección puede ganar peso en los próximos años. Así lo apunta el hecho de que EEUU ha dado permiso para su creación a cambio de que sus ramas militares reciban información sobre lo que descubra la fuerza japonesa; todo con el objetivo de continuar la cooperación en los próximos años en lo que han dado en llamar “el cuarto campo de batalla”. El detonante de esta asociación fue unas pruebas realizadas por China en las que lanzó un misil para destruir uno de sus propios satélites y comprobar el efecto que tenían sus restos en órbita.

Inicialmente se usarán las instalaciones situadas en Okayama con estaciones de radar y telescopios, que en la actualidad pertenecen al Japan Space Forum; también se espera que reciban unidades de la fuerza aérea. Está claro que, aunque el problema de la basura espacial sea el motivo de la formación de esta fuerza espacial, tiene un objetivo a largo plazo muy diferente y que puede ganar un gran protagonismo en las próximas décadas, conforme las potencias internacionales reinicien la conquista del espacio.

Fuente | Mainichi