Ya lo han bautizado como el FlyMAD por el éxito que tuvo utilizar este láser en el cerebro de una mosca para alterar su comportamiento. Basta con apuntar el láser infrarrojo a la cabeza de una mosca para comenzar a ver sus efectos.

Estos cambios se deben a que el láser calienta los circuitos neuronales del cerebro modificado de una mosca (como se ve en la imagen superior) que se activan al recibir una cantidad de calor determinada. Esto se conoce como optogenética y ha tenido notables resultados en ratones mientras que, en el caso de las moscas, a pesar de el claro cambio de su comportamiento, es muy difícil de controlar cada una de las fibras sensibles de su diminuto cerebro.

optogenetica-raton

Para “modificar” el cerebro, los investigadores utilizaron una proteína sensible al calor conocida como TRPA1. Curiosamente, en uno de los experimentos, encerraron a una mosca y un trozo de cera en una caja y, tras apuntarla con el láser, lograron que la mosca iniciara la fase de cortejo con este ser inerte ¡por más de 15 minutos! Atentos al siguiente vídeo.

Dependiendo de la zona del cerebro donde apuntaran el láser, activaban unas zonas u otras, logrando incluso hacerla andar hacia atrás.

Siguiendo este sistema, se plantea el caso de utilizar el mismo mecanismo en humanos (aunque para eso aún quede bastante) ya que estaríamos hablando de un mecanismo capaz de modificar nuestro pensamiento de forma instantánea y, quién sabe, con que numerosos fines se utilizaría este láser.

Vía io9