A nadie en su sano juicio se le ocurriría comerse una batería o una pila, pero el avance de la tecnología puede hacer necesario precisamente eso. Y es que cada vez hay mas estudios dedicados al desarrollo de aparatos o incluso robots que actuarán dentro de nuestro organismo para solucionar nuestros problemas de salud. El gran problema recae en cómo proporcionar la energía necesaria a esos dispositivos, de una manera que no conlleve tragarse un producto tan nocivo como una batería de litio.

Niño, cómete las pilas

Ahora unos investigadores del MIT acaban de hacer público un estudio en el que es posible que hayan dado con la solución. Se trata de baterías comestibles, que se degradarían conforme pasasen el tiempo dentro de nuestro organismo. Mientras tanto, podrían proporcionar la energía necesaria para hacer funcionar implantes electrónicos, por ejemplo.

Esto implica abandonar elementos que funcionan muy bien en baterías, como el Litio, pero que son tóxicos, por otros materiales de origen biológico. En particular, el estudio usó la melanina de la tinta que producen las sepias para crear pequeñas baterías de sodio. Estas baterías tendrían forma de pastilla que nos podríamos tragar, y que con el paso del tiempo procesaríamos sin problemas para nuestro organismo.

Pastillas inteligentes

Este tipo de baterías en el estómago podría ser de gran ayuda en la administración de medicamentos. Por ejemplo, en el caso de medicamentos para la artritis, una “pastilla inteligente” con un circuito y una batería se encargaría de dispensar en nuestro organismo la cantidad adecuada en el momento adecuado, cuando la pastilla ha llegado al intestino y el medicamento puede absorberse.

Por el momento queda mucho camino por delante, ya que estas baterías de melanina no son capaces de guardar tanta energía como las tradicionales de litio, pero es un buen comienzo.

Fuente | MIT