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¿Cómo se adaptan los corruptos y estafadores a la cárcel?

27 octubre, 2013 21:09

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No todos los criminales son iguales, según el tipo de crimen que hayan cometido y las circunstancias existen desde criminales muy peligrosos y dominantes a criminales másdóciles e inseguros. Toda esta gente acaba reunida en cárceles, un “caldo de cultivo” desde el punto de vista social: miles de personas diferentes, y en algunos casos emocionalmente inestables, confinados en un espacio pequeño con la libertad limitada. Eso es un auténtico experimento social, y no Gran Hermano.

Existen miles de estudios en el campo de la psicología en los cuales se usan las prisiones para realizar experimentos sociales. Uno de los más celebres es el experimento de la cárcel de Stanford realizado en 1971, en el cual dieron roles de presos y guardias a un grupo de voluntarios de manera aleatoria. Este estudio tiene resultados sorprendentes sobre la naturaleza humana, lo podrás leer en este otro artículo.

Existe un tipo de criminal cuya evolución en las cárceles ha sorprendido mucho a los psicólogos: los criminales de cuello blanco. Personas implicadas en estafas, corrupción y acuerdos ilegales de dinero. Si la ley es capaz de probar sus delitos y son debidos a sumas de dinero suficientemente grandes, estos criminales adinerados acaban en la cárcel rodeados del resto de criminales. Teniendo en cuenta que esta gente está acostumbrada a una vida de clase alta y de estar rodeados de lujos, ¿realmente lograrán adaptarse socialmente a la vida carcelaria y a sus compañeros convictos?

Existe un reciente estudio sobre el tema que se ha realizado en prisiones de Estados Unidos dirigido por el experto en derecho penal William Stadler, de la Universidad de Cincinnati. Stadler ha realizado entrevistas y estudiado los expedientes de 350 criminales de cuello blanco confinados en cárceles de baja y media seguridad. El expediente de la prisión suele bastar para saber si un criminal se ha adaptado socialmente, ya que si tiene problemas con sus compañeros acabarán provocando peleas y desobedeciendo a los guardas. Si además realizas una entrevista al convicto y a sus compañeros de celda es posible tener una idea bastante acertada de la vida diaria en la prisión de este individuo.

Las conclusiones del estudio son interesantes. No es que los criminales de cuello blanco se adapten peor a la vida en presión que el resto de prisioneros, sino que sucede justo al revés. Evitan los conflictos, suelen crear amistades, y acaban liderando redes de contactos en la prisión. Se podría decir que se vuelven populares y reconocidos en el interior de la cárcel.

Tener acceso al dinero no es necesariamente el motivo de esta buena aceptación en la cárcel, ya que en Estados Unidos los fraudes bancarios suelen acabar con la cancelación de todas las cuentas (conocidas) del preso, por lo que normalmente entran a la prisión en un estado de supuesta pobreza. Además, el dinero puede darte poder en una cárcel, pero no admiración ni amistad, como sucede en estos casos. En otros casos el dinero puede volverte un objetivo de extorsión y chantaje.

El creador del estudio teoriza una posible causa diferente para esta adaptación, basándose en las respuestas de las entrevistas que ha realizado. Cree que realmente no hay una gran diferencia entre la estructura social de una cárcel y el mundo de los negocios. En ambos sitios puedes escalar socialmente en una jerarquía mediante favores y manipulación (y no por esfuerzo ni productividad) y las personas en peldaños inferiores obedecen y admiran a los escalones susuperiores. Para los criminales de cuello blanco, expertos en este tipo de ambientes, son especialmente propensos a adoptar rápidamente posiciones altas de liderazgo entre el resto de presos, más acostumbrados a sobrevivir el día a día.

Esto encaja con muchas cosas que sabemos, como el hecho de que los psicópatas (que no necesitan ser necesariamente asesinos, sino únicamente gente sin muchos escrúpulos ni empatía social) también logran adoptar puestos de poder en estas sociedades empresariales… o acaban en la cárcel. Lamentablemente, no tener emociones y únicamente pensar en intereses económicos es lo que te permite avanzar y subir de categoría en estas sociedades.

Este tipo de adaptación se ha visto recientemente en España con el ingreso en prisión de José Luis Bárcenas, implicado en casos de corrupción y un buen ejemplo de estos criminales de cuello blanco que acaban accediendo a prisión. Los medios de comunicación se interesaron por su adaptación a la prisión, de la cual han informado de una manera curiosamente optimista: “Se pasa el día jugando al mus con otros compañeros de prisión“. El mejor ejemplo es el siguiente vídeo, en el cual dos presos que acaban de salir de la misma prisión hablan favorablemente de él, incluso le “había regalado un pantalón corto“. Eso sí que es una hermosa estrategia de marketing.

Fuente | Science Daily