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La máquina dice que estás triste…

20 junio, 2013 17:34

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Descifrar las emociones siempre ha sido una cuenta pendiente para muchos investigadores, que siempre han tenido que depender de la información que aporten los voluntarios de los estudios. Asimismo, hasta ahora, los trabajos sobre las emociones siempre habían tenido el obstáculo de la falta de métodos fiables para evaluarlas, sobre todo porque las personas suelen ser reacias a informar de forma sincera acerca de sus sentimientos. Para mayor complicación, muchas de las respuestas emocionales pueden experimentarse de forma no consciente.

Un nuevo trabajo estadounidense ha conseguido ilustrar ahora, por primera vez, cómo el cerebro clasifica los sentimientos. Y lo han hecho a través un proceso automático fiable para analizar emociones que, además, podría utilizarse para evaluar la respuesta emocional de un individuo a casi cualquier tipo de estímulo. Más en concreto, científicos de la Universidad Carnegie Mellon han identificado la emoción que una persona experimenta en base a su actividad cerebral. El estudio, publicado en la revista PLoS ONE, combina la resonancia magnética funcional y el aprendizaje automático (rama de la inteligencia artificial cuyo objetivo es desarrollar técnicas que permitan a los ordenadores “aprender”) para medir las señales cerebrales y así leer con precisión las emociones individuales.

La identificación de las emociones sobre la base de la actividad neuronal se basa en descubrimientos anteriores de Marcel Just y Tom M. Mitchell, que utilizaron técnicas similares para crear un modelo computacional que identificara los pensamientos de los individuos respecto a objetos concretos.

Empleo de actores para el estudio

El primer reto para los investigadores fue encontrar la manera de evocar en repetidas ocasiones y de manera fiable los distintos estados emocionales de los participantes. El enfoque tradicional, basado en inducir emociones a través de escenas de películas, con toda probabilidad hubiera fallado debido a que el impacto emocional de los fragmentos disminuye con la exhibición repetida. Pero los investigadores resolvieron el problema: contrataron a 10 actores de la escuela de arte dramático de la universidad, por el hecho de estar muy acostumbrados a “bailar” entre distintas emociones en períodos cortos de tiempo. Se escaneó a los voluntarios mientras leían las palabras escritas de nueve emociones: ira, asco, envidia, miedo, felicidad, lujuria, orgullo, tristeza y vergüenza. Asimismo, se pidió a los actores que entraran en cada uno de estos estados emocionales varias veces, de forma aleatoria.

Otro desafío de los científicos fue asegurar que lo que se estaba realmente midiendo eran emociones que ocurren “naturalmente” y no que la persona las estaba induciendo, algo que ocurre con los actores. Para este fin, diseñaron una segunda fase en el experimento en la que se presentaron a los participantes fotos neutras y desagradables que no habían visto antes.

Con toda esta información, para identificar emociones en el cerebro, los científicos compararon los resultados de los primeros patrones de emociones inducidas con los segundos. Luego tomaron los resultados de los análisis de la primera fase para adivinar por cuáles emociones estaban atravesando mientras veían las imágenes.

Por último, aplicaron los análisis de los patrones de activación neural de todos menos uno de los participantes para predecir las emociones experimentadas por éste. Esto responde una pregunta importante: si se toma un nuevo individuo, se pone en el escáner y se expone a un estímulo emocional, ¿con qué precisión podría identificarse su reacción emocional? En este caso, el modelo logró una precisión de 0,71, muy por encima del nivel de contingencia de 0,50.

Tres factores de organización

Es todo un tanto complicado, pero las conclusiones principales fueron que, a pesar de las diferencias manifiestas entre la psicología de las personas, las personas tienden a codificar las emociones de forma muy similar en términos neurológicos.

Asimismo, los científicos concluyen que la organización de las emociones en el cerebro se organizan a través de tres factores: la valencia positiva o negativa de la emoción, es decir, la atracción positiva o aversión ante un estímulo; la intensidad, leve o fuerte; y la sociabilidad, es decir, la participación o no de otra persona.

En el futuro, los autores planean aplicar este nuevo método de identificación a una serie de complicadas situaciones en la investigación sobre las emociones, como la identificación de las emociones que algunas personas están tratando de suprimir, o la explicación de varias emociones experimentadas simultáneamente, como la alegría y la envidia que a veces experimentamos al enterarnos de la buena fortuna de un amigo.

Fuente | Science Daily

Imagen | Danielito31