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Olimpíadas de Río 2016, ¿respetables con el medio ambiente?

2 enero, 2013 17:39

Corrían tiempos más felices, allá por 1985, cuando los residentes del distrito de Barra de Tijuca, en Río de Janeiro, podían conseguir de la laguna Marapendi, no solamente peces, sino también marisco. No había necesidad de acudir al mar a obtener estos productos.

Prosperaban negocios como el de Ricardo Herdy, propietario de la compañía Ecobalsas, empresa dedicada a ofrecer no solamente transporte local a través de la laguna, sino también clases de deportes acuáticos, tour educacionales y ecológicos.

Todo esto cambió cuando se empezaron a construir una gran cantidad de complejos residenciales de lujo en la zona. Era el principio del fin de la laguna.

¿Qué ha ocurrido en la laguna de Marapendi?

A lo largo de décadas, se ha ido acumulando una enorme cantidad de desperdicios procedentes de aguas residuales no tratadas, procedentes de las residencias lujosas construidas en los alrededores de la laguna.

Esto ha llevado a que gran parte de la laguna se haya convertido en un pozo séptico de hedor fétido, que según los expertos podría llegar a llenar por completo el mítico estado de Maracaná, no una, sino más de 7 veces.

Efectos nocivos

La laguna además también se ha reducido considerablemente. En algunas áreas, la profundidad es de unos pocos centímetros, cuando en condiciones normales había 12 metros. La sedimentación de los residuos impide además la navegación, y no solamente mueren peces, sino que la falta de oxígeno en el agua amenaza a otras especies como garzas, patos, capibaras (gran roedor de América del Sur) y caimanes que huyen de la polución.

Mario Moscatelli, biólogo brasileño informa que a primeros de diciembre del año pasado, 4 toneladas de peces murieron en la laguna por la polución y por una ola de calor, con la que se llegó a alcanzar los 40ºC.

En un informe de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que participaron varios países: México, Brasil, República Dominicana, Colombia, Guatemala y Chile, indican que en la región sólo el 20% de las aguas municipales son tratadas, el resto se descarga a cuerpos de agua o, en alguna medida, se destina al riego. Esto lleva a que se progagen enfermedades infecciosas. Algunos microorganismos patógenos pueden llegar a producir graves enfermedades como son la fiebre tifoidea, el cólera y la hepatitis A o B, que pueden incluso causar la muerte de las personas.

Al parecer, sólo por los Juegos Olímpicos

Es triste ver cómo las decisiones políticas que toman los gobernantes siempre suelen ir muy detrás (en el caso de la laguna, décadas de atraso) de la realidad que existe en el medio ambiente.

El 2 de octubre del año 2009, Río de Janeiro ganaba las votaciones a Madrid en la elección de las Olimpíadas 2016. Ese día supuso un antes y un después para la vida de la laguna y sus alrededores.

Ante la situación de la laguna de Marapendi (situada en la periferia de Río de Janeiro), el gobierno prometió a los atletas que cuando llegasen a la villa olímpica en 2016 para los Juegos Olímpicos de verano, verían una estampa muy distinta a la actual.

El gobierno brasileño ha prometido limpiar las décadas de polución con el fin de albergar las Olimpíadas, en un proyecto de dos años, que costará 300 millones de dólares, programa que comenzará en breve, en este inicio del 2013.

La municipalidad también ha prometido construir cuatro estaciones de tratamiento de aguas residuales en ríos locales con un coste de 68 millones de dólares, pero será una batalla muy complicada.

Además, se ha implementado una red de tratamiento y se ha hecho obligatoria, pero hoy, la red de utilidad hídrica, solamente cubre el 60% de las casas de la zona, aunque lo ideal y justo, sería que se alcanzara el 100%, algo que Marlene Ramos del Instituto de Medio Ambiente de Río de Janeiro ha dicho que es complicado de alcanzar.

¿Qué podemos concluir?

Viendo situaciones como la actual, uno puede sacar muchas conclusiones.

El impacto ambiental, con una gran mortandad de vida natural; socioeconómico, con multitud de negocios que han tenido, tienen o tendrán que echar el cierre; sino sobre todo el impacto producido en la salud humana, con la posible propagación de enfemerdades infecciosas, ha sido enorme.

En casos como el de la laguna, se cumple la frase de que mejor es prevenir que lamentar. Si se hubiera realizado una correcta gestión y tratamiento de aguas residuales en los apartamentos de lujo que se iban construyendo, posiblemente no se hubiera llegado a esta situación.

El medio ambiente realmente no preocupa. Sólo interesa dar una apariencia mundial de respeto al medio ambiente, siendo los Juegos Olímpicos un gran escaparate para este fin.

Lo importante es que en el fondo haya preocupación y acción de todo ser humano por el resto de la humanidad, si nos preocupamos de verdad por el resto, situaciones como ésta no hubieran ocurrido.

Tras ese paso, se podría llegar a actuar por el entorno local y global en el que vivimos. Aunque no haya Juegos Olímpicos de por medio, hay que decidir y actuar, de nosotros depende.

 

Fuentes: AFP, Milenio y Lenntech

Imagen: Imagen Poblana