Tecnología

Si eres estudiante, cuidado: Demasiados refrescos y dulces pueden hacerte tonto

18 mayo, 2012 12:47
En pleno mayo, a las puertas de las vacaciones y del verano, pero la mayoría aguantando este calor a la luz del flexo y delante de verdaderas torres de apuntes (en serio, el saber SI ocupa lugar, al menos en el escritorio). Pero también se produce un fenómeno curioso y alarmante: los refrescos de cola o bebidas energéticas, llenas de azúcares, están a la orden del día (junto a los cafés, no nos olvidemos de ellos). Ya sabemos que tanto azúcar no es nada bueno para nuestro organismo a nivel nutricional, pero ¿hasta qué punto es malo en otros ámbitos?
Pues según un estudio realizado en la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), llevado a cabo en ratones de laboratorio, una dieta alta en fructosa (el tipo de azúcar de los refrescos) hace más lento nuestro cerebro y obstaculiza la memoria y el aprendizaje. Se había relacionado ya este tipo de azúcar con la diabetes, la obesidad o la esteatosis hepática (hígado graso), pero es la primera vez que se relacionan los dulces con el cerebro.

Según nos explica Fernando Gómez-Pinilla, profesor de neurocirugía de la David Geffen School of Medicine de la UCLA:

“Consumir una dieta alta en fructosa durante demasiado tiempo altera la habilidad del cerebro para aprender y retener información, pero si añadimos los ácidos grasos omega-3 a las comidas puede minimizar los daños”

Noticias relacionadas

En el estudio, los investigadores de la UCLA se centraron en el jarabe de maíz, principal fuente de fructosa, barato, seis veces más dulce que el azúcar de caña y muy utilizado en la industria alimentaria de todo tipo de refrescos, dulces, etc. En definitiva, una auténtica bomba como se nos ocurra tomarlo a cucharadas.

¿Qué resultado dio el experimento? Pues la fructosa consiguió dejar a las ratas sin memoria. Este equipo de investigadores trabajo con dos grupos de ratas que consumieron un preparado de fructosa durante 6 semanas (la media de tiempo que pueden durar unos exámenes universitarios de fin de curso, casualidades). Uno de los grupos recibió ácidos grasos omega-3, en forma de linaza y DHA, como los que podemos encontrar en el pescado y las algas, y que se sabe que es esencial para el buen funcionamiento de las conexiones neuronales (necesarias para el aprendizaje y la memoria). El DHA lo podemos sintetizar en nuestro cuerpo, pero es necesario un aporte externo gracias a la alimentación.

Antes de empezar el experimento, las ratas fueron alimentadas con pienso normal y se entrenaron en un laberinto dos veces al día durante cinco días. Seis semanas después, y bajo la dieta con fructosa, se repitieron las pruebas:

“El grupo de ratas que había recibido ácidos omega-3 salía del laberinto mucho más rápido. Los animales que no habían recibido DHA eran mas lentos y sus cerebros mostraron un declive de actividad sináptica”

Resumidamente, las neuronas de las ratas atiborradas de fructosa y sin la protección de los ácidos grasos omega-3 tenían peores conexiones neuronales, dando lugar a problemas de comunicación y problemas para pensar con claridad y recordar el camino por el laberinto.

Por último, el doctor Gómez-Pinilla nos recuerda que es conveniente reducir el consumo de fructosa y, en definitiva, el consumo de los productos muy azucarados (sobre todo los que llevan jarabe de maíz como edulcorante). Y también nos recomienda consumir alimentos ricos en omega-3, como el salmón, arenques, anchoas o frutos secos.