La llegada de Netflix a España será muy celebrada, pero no podemos olvidar que se va a producir por un motivo muy concreto: por los altos niveles de piratería.

Suena estúpido, ¿verdad? Netflix es una alternativa legal a las descargas directas y por torrent, que permite a los creadores y artistas ganar dinero con sus obras al mismo tiempo que facilita el acceso a estas.

¿Qué tiene que ver un servicio legal como Netflix con las páginas pirata, sin son dos caras contrarias de la moneda? Pues la verdad es que si no existiese la piratería, Netflix tampoco lo haría.

Eso es porque la Netflix que conocemos ahora no nació como una alternativa a los formatos físicos: lo hizo como alternativa a las webs piratas. Aunque inicialmente Netflix se centrase en su servicio de alquiler de DVDs y otros formatos físicos, fue la que realmente apostó por el streaming cuando quedó claro que era lo que había que hacer incluso aunque tuviese que luchar contra la industria con las manos desnudas.

De hecho, en la actualidad la única razón por la que las multinacionales de la cultura permiten que Netflix siga existiendo es porque la alternativa es que sus productos no se consuman en absoluto.

La llegada de Netflix a España se la debemos a la piratería

Si fuese por las productoras, sólo consumiríamos cultura en formato físico: es fácil y barato de gestionar y controlar, y sin una competencia clara los precios pueden subir sin muchos problemas. Esa era la situación a finales de los años 90, con cambios generacionales de formato que mejoraban la calidad visual pero que no hacían nada por facilitar el acceso.

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“Si quieres ver las nuevas películas, necesitas un VHS” “Si quieres mejor calidad de sonido, necesitas un reproductor de CD” “Si quieres estos jugosos extras, necesitas un DVD” “Si quieres ver un estreno, tendrás que esperar meses o incluso años a que llegue a tu país”. Ese era el mensaje de la industria, que si queríamos disfrutar de cultura teníamos que hacerlo como querían, y no de ninguna otra manera.

p2p

Entonces llegó la popularización de Internet. Llegó Napster, llegó el P2P, llegaron los servicios de almacenamiento en la nube. De repente, ya no era necesario pasar por el aro, podíamos escuchar música en cualquier parte, podíamos ver los últimos estrenos sin tener que esperar una cantidad de meses arbitraria, podíamos disfrutar de los extras sin tener que pagar más. Y todo con una conexión a Internet.

En definitiva, llegaron métodos de distribución que la industria no podía controlar y para la que no tenía respuesta. Y en vez de crearla, los responsables enfocaron el problema como si no fuera cosa suya, renegando de su propia audiencia que le estaba pidiendo a gritos un cambio.

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Netflix, Spotify y otros servicios de streaming son la respuesta a ese grito. Sin la piratería, sin el acto de rebeldía de los usuarios, es absolutamente imposible que hubiesen nacido.

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Las palabras de Reed Hastings, fundador y presidente de Netflix, en la reciente entrevista a El Mundo, dan a entender mucho más de lo que dicen. Cuando se le recuerda que España tiene un alto índice de piratería, Hastings no sólo desestima el papel de “salvador de la industria” que le otorga el entrevistador, sino que asegura que la piratería ha creado un “público acostumbrado a ver contenido en internet”.

Gracias a que en España se piratea, y mucho, los potenciales clientes ya están mentalizados a abandonar el formato físico, un paso muy difícil en la mayoría de los mercados y sectores.

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Por ejemplo, recordemos que en los primeros años de Steam muchos jugadores no querían dar el salto al formato digital porque sentían que perdían algo importante sin las cajas y los manuales. Steam ha tardado muchos años en convencer a los jugadores de PC, y los jugadores de consola ahora mismo están viviendo lo mismo.

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La piratería ya es un rasgo innegable del mercado español, y las empresas que lo entiendan y trabajen con ello en mente para ofrecer alternativas reales serán las que triunfen. Las que piensen que sólo tienen que seguir haciendo lo mismo que siempre, desaparecerán más pronto que tarde.