Ya están aquí, ya han llegado, las apps de políticos asolan nuestros dispositivos y el mundo es hoy un poco peor que ayer.

Estamos en año electoral en España, y eso implica dos cosas: que no puedes dar los buenos días sin que alguien te explique cómo arreglaría el mundo, y que los políticos se hacen pasar por ciudadanos normales haciendo lo que creen que está de moda en ese momento, ya sea montar en bici, bailar la macarena o hacer planking.

En las anteriores elecciones era tener una cuenta de Twitter. De repente hasta los que creían que Internet era un pueblo japonés tenían su propia cuenta con la que querían conectar con los plebeyos la ciudadanía que tanto aman. En algunos casos incluso no se notaba que la cuenta la llevaba un Community Manager.

Las apps de políticos son como los políticos

Ahora lo que creen que está de moda son las apps, así que las tiendas de iOS y Android poco a poco van recibiendo aplicaciones; Windows Phone suele ser la gran olvidada, y si esto no es motivo para que te compres un Lumia ahora mismo no se qué es lo que es.

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Por ahora estas apps se dividen en las de partidos políticos, como el Partido Popular (que comentaron en El Androide Libre), el PSOE, o Podemos, por ejemplo, y las apps dedicadas en exclusiva a un sólo político, como la de Esperanza Aguirre, candidata por Madrid.

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En la mayoría de los casos estas apps son mas simples que las declaraciones del día de reflexión: podemos leer el programa electoral y acceder a la agenda.

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También podemos, entre otras cosas, repasar una galería de fotos de nuestro político o política favorita, porque al parecer hay fetiches de todo tipo. Son superfluas y sin valores que las hagan sostenerse por si mismas, así que en cierta manera son una buena representación de lo que venden.

podemos app

En algunos casos como la app de Podemos nos encontramos con que la app no es más que la página web, que nos permite registrarnos para participar en actividades como votaciones.

Pero la gran duda es si estas apps seguirán siendo soportadas cuando las elecciones sean un recuerdo, o serán como las efímeras cuentas de Twitter que aún muestran en portada mensajes de hace dos años.