Las expectativas de Windows 8 no eran nada halagüeñas. Denostado por fabricantes y usuarios por igual, Microsoft ha pasado por varios estados durante el proceso que finalmente ha terminado con el anuncio de una nueva versión. Primero, hicieron oídos sordos a todas las quejas de los usuarios de las versiones beta y RC sobre la interfaz anteriormente conocida como Metro. Luego, intentaron negar la mayor asegurando que Windows 8 era la solución unificada a todos los problemas de los PCs y tablets. Y, por fin, ha llegado el momento en el que la compañía de Redmond se ha rendido a la evidencia, y ha presentado Windows 8.1, una versión mejorada y saneada del sistema operativo cuya novedad mas comentada ha sido un simple botón: el botón de inicio.

Eso sí, el añadido de un simple botón no significa que la filosofía de Windows 8 haya desaparecido. Este botón sigue haciendo lo mismo que la tecla Windows en nuestro teclado: lanzar la pantalla de inicio. Los menús en árbol para buscar aplicaciones han desaparecido para siempre (aunque puede configurarse para ofrecer una vista de todas las apps disponibles en el sistema), pero el simple añadido de un botón en la esquina inferior izquierda es suficiente para muchos. Será accesible tanto en vista de escritorio tradicional como en la pantalla de inicio, incluso cuando estemos usando apps diseñadas para Windows 8 aparecerá si pasamos el ratón por la esquina. Tal vez sea algo psicológico, o realmente ese botón es el la parte que mantiene Windows en pie, pero sea como fuere, ha vuelto y para quedarse.

Pero hay mas novedades aparte del botón, y otra que también apela al usuario tradicional es la posibilidad de iniciar el sistema directamente en el escritorio tradicional. Este detalle era muy solicitado por oficinas y negocios, ya que para estos usuarios la pantalla de inicio era una distracción mas que una mejora. Además, estos negocios también podrán configurar el sistema para que arranque una aplicación o un portal específico.

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Igualmente, ahora la pantalla de inicio puede usar el mismo fondo de pantalla que el escritorio tradicional, eliminando ese salto que mareaba a muchos usuarios, ya que parecía que estaban ante dos sistemas diferentes. La pantalla de inicio también recibe cambios, con la posibilidad de usar cuadrículas de distintos tamaños para los accesos a apps, al estilo de lo que ya permitía Windows Phone. Algunas aplicaciones, como la del tiempo, ofrecen mas información si ampliamos su espacio, y apps de terceros como Twitter podrán aprovecharlo para mostrar notificaciones.

Una vez estamos usando las apps, podemos dividir la pantalla para que usen distintos porcentajes del espacio disponible. Si abrimos un enlace en la app de correo, se abrirá el navegador ocupando la mitad de la pantalla, pero podemos ajustarlo como queramos.

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Las búsquedas han recibido también una gran mejora. Ahora existe una mayor simbiosis entre lo que buscamos, los resultados de Internet y las apps que tenemos. Si buscamos un concepto o persona, por ejemplo, nos aparecerán resultados de la Wikipedia, que podremos abrir con una app. La búsqueda no se limita a Internet ni a los programas que tienes instalados, sino que también busca en el contenido de esos programas, por ejemplo, buscando películas en un programa de streaming. La idea es que con una sola caja de búsqueda podamos encontrar todo lo que queramos independientemente de dónde esté, una filosofía que personalmente me recuerda a la interfaz Unity de Ubuntu Linux, pero mas trabajada.

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La nube también tiene importancia en Windows 8.1, y por eso está integrado con SkyDrive, la solución de Microsoft para guardar archivos en servidores externos. Esta integración es automática, y aparecerá como un lugar mas en el que guardar nuestros archivos. Así, si cambiamos de dispositivo podemos acceder no solo a estos archivos, sino también a otras cosas como los marcadores y pestañas abiertas en Internet Explorer.

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Windows 8.1 está lleno de este tipo de actualizaciones menores, que por si solas no son gran cosa, pero que juntas hacen que sea un sistema operativo mucho mas atractivo que antes. Será una actualización gratuita, y aparecerá una primera versión para desarrolladores el 26 de Junio, aunque Microsoft no ha dado la fecha de lanzamiento final. En general, Windows 8.1 quiere recuperar a todos esos usuarios avanzados que abandonaron el sistema por la falta de posibilidades de configuración, al mismo tiempo que mantiene la filosofía de una interfaz diseñada alrededor de pantallas táctiles. Está por ver si lo conseguirán o si la marca Windows ya tiene un estigma para el usuario medio demasiado grande como para ignorarlo.