Vamos a empezar dejando clara una cosa antes de seguir. Vamos a olvidarnos completamente del mantra que muchos internautas repiten (y a los cuáles no les falta razón en muchas ocasiones): sí, puedes construirte un PC de sobremesa mucho más potente por menos dinero de lo que cuesta un portátil gaming. ¿Es este un motivo para despreciarlos y considerarlos productos de segunda o una estafa? En absoluto.

Si hay una marca que destaca por encima del resto en el duro sector de los portátiles destinados a videojuegos es ASUS con su marca ROG (Republic of Gamers). Sus productos suelen salirse de la tangente; están bien acabados y ofrecen un pack de características adicionales que se salen de la clásica norma de meter el mejor hardware posible en un dispositivo portátil. El ordenador que vamos a analizar hoy, el ASUS ROG Strix Scar II, es buena prueba de ello.

Estamos ante un portátil que es el sueño de todo gamer que se precie, ya que además de contar con un hardware mucho más solvente del que cabría esperar, tiene añadidos que los más dedicados a los videojuegos como es el caso de un servidor agradecemos. ¿Tiene peros? Sí, alguno que otro, pero uno destaca por encima de todos y es una lacra que atañe a no solo este, sino a todos los portátiles gaming: la autonomía, de la que hablaremos más adelante.

Si algo presume el ASUS Scar II es de diseño: vas a enamorarte de él

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Aunque soy un fanático de los videojuegos, no estoy muy agusto con la clásica estrategia de diseño agresivo, destinado a los más guerreros del lugar. La estética agresiva está bien cuando vas a un evento multitudinario en el que tienes que mostrar músculo cuál carrera ilegal de coches tuneados, pero cuando tienes que trabajar con él o llevártelo a algún sitio en particular, su estética puede ser algo atrevida. Y aunque el ASUS Scar II no se aleja demasiado de este diseño, hay que decir que nos ha maravillado.

El cuerpo mezcla partes de aluminio con plástico con una muy buena distribución de estos. La parte de abajo del portátil es de goma y aunque parezca una tontería, no solo es agradable al cogerlo, sino que evita que resbale. Cuando tienes una partida intensa y quieres empujar el portátil lejos de la mesa es agradecer que el agarre sobre esta sea tan bueno (aunque eso no lo hemos hecho). El metal recubre la parte de la tapa con un cepillado que nos encanta, con el logo de ROG en grande, y el resto de la construcción mezcla tanto este metal como un plástico de altísima calidad.

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Como buen portátil gaming cuenta con el poder del RGB que nos permitirá derrotar más fácilmente a nuestros aburridos enemigos sin lucecitas. Hablando en serio, el portátil hubiera sido mucho más sobrio si no hubiera tenido su buena sesión de luces, pero a diferencia de otros que lo montan de tal manera que casi parece una discoteca a las 4 de la mañana, ASUS ha sabido repartir el RGB de tal forma que quede elegante y distintivo.

El teclado está retroiluminado, y en la parte frontal del ordenador hay una banda de RGB, que aunque no sirve para absolutamente nada le da un toque muy chulo al ASUS Scar II. El logo de la tapa también se ilumina y aunque también parezca una tontería ya que, en esencia, no lo vas a ver mientras lo usas, da a entender el mimo por el detalle del que presume la marca gaming de ASUS. Una cosa que nos ha parecido un poco “sobrante” ha sido el acabado de camuflaje del chasis superior, ya que si hubiera compartido el metal cepillado de la tapa nos hubiera enamorado. Aunque esto es cuestión de gustos.

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En cuanto a diseño en general, contamos con una pantalla de 15.6 pulgadas que destaca por tener unos marcos muy conseguidos. El panel es IPS y tiene una tasa de refresco de 144 hercios. Estos marcos, aunque vistosos, tienen una contrapartida: la cámara para las videollamadas está más abajo de lo que nos gustaría. La cámara directamente la ignoraremos en este análisis ya que, como es habitual, nos salvará de algún apuro puntual y poco más.

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El teclado es de membrana y cuenta con una serie de teclas dedicadas a diversas funciones, como gestionar la música, el volumen, activar el software de ASUS ROG (del que luego hablaremos) y demás. También tenemos las clásicas teclas para manejar las ventanas, los ventiladores, etcétera. El teclado es de membrana y aunque nos ha gustado en cuanto a recorrido y a sensaciones en general, tiene un par de cosas que hayh que comentar.

La primera, es que no nos gusta la disposición de algunas de estas teclas. La tecla de pausa y play está justo en medio de las de pasar de canción, y esto no debería ser así. Por otra parte, el teclado tiene una parte numérica, algo que gustará a algunos y a otros no. Pero si sois mucho de jugar a shooters, quizás el tamaño de un teclado tenkeyless pueda veniros mejor.

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El teclado y el trackpad nos han dejado muy buenas sensaciones. Quizás hubiéramos agradecido que el segundo hubiera sido un poquito más grande, pero teniendo en cuenta que casi seguro el usuario normal le va a conectar un ratón externo, es razonable. El teclado de membrana es muy sauve y las teclas tienen un buen recorrido. Las teclas AWSD tienen un tacto distinto, las clásicas para moverse en la gran mayoría de juegos y nos ha gustado ese detalle. Escribir en este ASUS Scar II nos ha gustado bastante.

En general, aunque el diseño gaming no nos acabe de matar, ASUS ha sabido ser lo más elegante posible y lo más certera que ha podido manteniendo las normas del mundillo. ¿Hubiéramos preferido un estilo algo más sobrio como el de los Razer Blade de última generación? Por supuesto, pero no canta tanto ni molesta tanto como en otros casos. Salvando alguna mirada rara en entornos no muy gamer que se diga, la construcción y acabados del ASUS Scar II nos ha encantado.

Este portátil puede ser más potente que tu ordenador de sobremesa

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Dejando a un lado la construcción, vamos al hardware puro y duro. ASUS no ha escatimado en nada con este portátil, y aunque tiene algunos peros como la batería (que trataremos un poco más adelante), no tiene ninguno en cuanto a rendimiento. Quizás en títulos más exigentes rompe gráficas tengas algún problema, pero ningún juego se resistirá al poder de tu ASUS Scar II. Aquí va una lista completa de especificaciones:

  • Procesador:
    • Intel i7-8750H
    • 6 núcleos, 9M de caché
    • Frecuencia base: 2.20 GHz
    • Frecuencia boost: 4.10 GHz
  •  Tarjeta gráfica:
    • Nvidia GeForce RTX 2070 Max-Q
    • 8 GB de memoria VRAM
    • GDDR6
  • Memoria RAM:
    • 16 GB
    • 2666 MHz
    • DDR4
    • Dual-channel
  • Almacenamiento:
    • SSD de 256 SATA 3 / 512 GB PCIe
    • HDD de 1 TB 2.5″
  • Pantalla:
    • 15.6 pulgadas Full HD (1920 x 1080)
    • IPS
    • Antirreflejos
    • Tasa de refresco a 144 Hz
    • Tiempo de respuesta: 3 ms
    • 100% sRGB
  • Altavoces Smart AMP de 3.5 W
  • Teclado de membrana con teclado numérico
  • Batería:
    • Alimentación de 230 W
  • Puertos:
    • 1 USB tipo C 3.1 Gen 2.
    • 2 USB 3.1 Gen 1
    • 1 USB 3.1 Gen 2
    • 1 mDP 1.2
    • 1 HDMI 2.0b
    • 1 RJ-45
    • Lector de tarjetas SD
    • Conector para jack de auriculares y micrófono
    • Botón de bloqueo
  • Conectividad:
    • Wi-Fi
    • Bluetooth 5
  • Dimensiones
    • 399,8 x 273,5 x 24,9-26,4 mm
    • Peso: 2.9 kg

No hay lugar a dudas: aunque hablemos de hardware destinado a portátiles como el i7 8750H o la GPU RTX 2070 en su versión Max-Q, la potencia bruta queda fuera de toda duda. Salvo un par de títulos especialmente exigentes como Metro: Exodus o el todopoderoso Shadow of the Tomb Raider, hemos podido con todos los juegos que hemos probado sin inmutarnos, con calidades gráficas en ultra y jugando siempre muy por encima de los 60 fps. Además, en juegos más comedidos podremos aprovechar el estupendo panel de 144 hercios y 3 milisegundos de respuesta.

Un buen jugador que se quiera comprar este PC no querrá bajar los gráficos, ni querrá cortarse en nada, por lo que los juegos que hemos probado (salvando algún pequeño detallito inútil como la vegetación) los hemos jugado todos en ultra, con excepciones en el antialiasing o en otras cosas como la vegetación y las sombras. Y la tasa de FPS os va a gustar muchísimo. He aquí una lista de juegos con su media de FPS:

  • Shadow of the Tomb Raider: 75 fps.
  • GTA V: 85 fps.
  • Battlefield V:
    • RayTracing activado (bajo): 66 fps.
    • RayTracing desactivado: 80 fps.
  • FarCry 5: 72 fps.
  • Fortnite: 140 fps.
  • Overwatch: 143 fps.
  • PUBG: 71 fps.
  • The Witcher 3: 62 fps.
  • Call of Duty Black Ops 4: 50 fps.
  • DOOM: 140 fps.
  • Metro – Exodus: 56 fps.
  • NieR – Autómata: 70 fps.
  • Dragon Quest XI: 113 fps.

Si bien en juegos más pesados como Shadow of the Tomb Raider y Battlefield V la máquina se resiente más de lo habitual, no tendremos problemas salvo que nos envalentonemos y queramos ir a por los titanes de la industria como sería Metro: Exodus. Desgraciadamente seguimos teniendo el “pero” de Nvidia, ya que aunque esta RTX 2070 Max-Q tiene la capacidad de ejecutar RayTracing, como vemos el framerate baja bastante.

Hay varias cosas a tener en cuenta a la hora de jugar. El portátil a nivel de software cuenta con varios modos de juego como “Equilibrado”, “Turbo”, “Silencio”, etcétera. A no ser que estés muy loco y quieras jugar con el portátil desconectado de la corriente, te recomendamos encarecidamente activar el modo Turbo, ya que exprimirá al máximo las capacidades del hardware de nuestro ASUS Scar II.

Los ventiladores han tenido un rendimiento correcto, aunque no sobresaliente. Estos, a máxima potencia, generan un ruido que se nota y sobre todo si no jugamos con cascos. La zona del portátil en la que posamos las manos no se calienta en exceso, aunque sí se nota el calor si llevamos mucho rato jugando. Hablando del calor, notamos ciertas cosas si le damos mucha caña.

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Hablamos de unos componentes muy potentes en un portátil que presume de delgadez. Por lo tanto, no vamos a esperar que las temperaturas sean las más idóneas. Fácilmente superaremos los 80 grados, y si llevamos mucho tiempo jugando o si tenemos el cargador puesto desde hace ya un par de horas, podremos incluso alcanzar los 90 y sufrir estrangulamiento térmico. La GPU, por su parte, a máxima potencia es capaz de alcanzar los 95 grados.

Para nada es grave, este problema es algo de lo que adolece todo portátil gaming de gama alta. Esto, sin embargo, degenera en varios problemas. Para empezar, reduce la vida útil del portátil, nos guste o no. Por otra parte, estamos casi obligados a dejar el portátil en una superficie como una mesa, ya que queda totalmente descartado el intentar jugar sobre las piernas ya que el calor se nota. No son las mejores temperaturas del mundo, por lo que quizás los gamers más hardcore tendrán algún que otro problema si quieren exprimir al máximo las capacidades del portátil.

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Si algo nos ha gustado especialmente de este ASUS Scar II, además de su potencia, han sido su pantalla y su sonido. Porque además de tener una buena potencia, esta pantalla es ideal para consumir contenido multimedia y obviamente para jugar, gracias al especial mimo que ASUS le ha puesto. Además del 100% sRGB del que podemos disfrutar, otros añadidos como la calidad IPS del panel y los 144 hercios de tasa de refresco harán que la experiencia multimedia sea más que sobresaliente.

La interpretación de los colores es espectacular, el brillo alto se comporta de forma excelente y los marcos reducidos ayudan mucho a la inmersión. Editar vídeo en dicha pantalla es un gustazo, ver imágenes también y la nitidez y calibración del panel lo sitúan muy alto en el rango de pantallas de portátiles. Un trabajazo por parte de ASUS.

A nivel de Internet nos congratulamos de tener un puerto Ethernet Gigabit, con el cuál conseguiremos altas tasas de bajada y subida si le conectamos un cable. En cuanto al Wi-Fi no hemos notado en ningún momento problemas mientras jugábamos al online, gracias a la Red WiFi Intel Wireless AC.

El sonido es otro punto clave del Scar II; tenemos un conjunto de altavoces de 3.5 W que da un sonido profundo y potente que es ideal para los que quieren disfrutar un poco de Spotify. Vale, seguimos estando algo lejos de un equipo dedicado de sonido, pero los altavoces del Scar II no decepcionan en absoluto.

Ay, batería, dichosa batería

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Cuando tienes un ordenador de sobremesa, te olvidas completamente de su energía. Sigues jugando, y ya está, no tienes que preocuparte de nada más. En los portátiles no es así; tienes que preocuparte por una batería, que se puede agotar. Si encima el dispositivo es un tragón y su batería no es especialmente grande, tenemos un problema. Y este es el más grave que tiene este ASUS Scar II. Contamos con una batería de 4 celdas de 66 Wh.

Es lógico y sabido por muchos que si le exigimos a un portátil gaming es de esperar que la batería no esté a la altura, esto no tiene por qué ser un fallo especialmente grave del equipo. El problema es que ya de por sí contamos con una batería algo escueta, que nos da entre 5 y 7 horas de uso con un uso algo más tradicional. Se nos antojan algo escasas para un usuario medio.

El asunto empeora jugando. Obviamente la mayoría de ocasiones jugaremos con este portátil conectado a la corriente para evitar apagones. Pero si por un casual queremos echarnos una partida a algo y no tenemos el cargador, al que inevitablemente nos tendremos que atar a mano, la batería definitivamente queda por debajo de lo necesario. En nuestras pruebas, la batería ha durado, jugando, una media de 30 minutos. Es cierto que el tiempo varía dependiendo de la pesadez del título, pero en el juego menos exigente que hemos jugado nos hemos visto con una batería de apenas unas 2 horas de duración.

Es aquí cuando entramos en el debate de siempre: ¿merece la pena comprarse un equipo que es bastante más caro que uno de sobremesa sabiendo que su principal fuerte se choca de bruces contra su mayor característica? Un usuario que busque este tipo de producto necesita la movilidad, el poder llevárselo por allí (no te vas a llevar una torre gaming a otros sitios así de buenas). Pero, ¿compensa de verdad el que, por el camino, no podamos siquiera jugar una partida en condiciones sin temerle todo el rato a la batería?

Depende. No vamos a negarlo, la batería del ASUS Scar II nos parece algo escasa y será un problema para todo aquel que busque un uso muy intensivo. Pero por otro lado, la potencia bruta de este equipo no deja lugar a dudas; es una bestia y se puede compaginar la movilidad con la tranquilidad de que potencia no va a faltar. No podemos olvidarnos de la fuente de alimentación externa de 230 W, algo grande para llevarla junto con el portátil.

Algo parecido pasa con el software, pero con un asterisco

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Entramos en otro “pero” del portátil que quizás no sea determinante a la hora de comprar este equipo, pero sí debemos mencionar. Es el tema del software, concretamente el de ASUS. Como sistema operativo tenemos Windows 10, que es archiconocido por todos y cada uno de los mortales de este mundo. El problema no es ese; el problema es el software gaming.

Estos equipos tienen una serie de programas específicos para que los más gamers puedan controlar a antojo lo que ocurre con el PC. Podemos ver el rendimiento de todas las piezas involucradas del equipo en tiempo real, sus frecuencias, la temperatura, el voltaje, las memorias, los ventiladores, y un largo etcétera. El problema que tenemos con este software es que, al menos en nuestra unidad, no parece haber sido refinado del todo.

Nos hemos encontrado con una serie de problemas que no habíamos visto, y a diario probamos software de esta índole de otras marcas como MSI, Logitech, Razer, entre otros. Cierres forzosos, unas interfaces liosas y sobre todo conflictivas entre sí, pero sobre todo, problemas en las mediciones. En las capturas de arriba ya podéis verlo; en la temperatura de la GPU vemos -32758 grados celsius.

El software principal de ASUS para gestionar todo esto (al cuál podemos acceder desde una tecla) se nos antoja algo lioso, ya que las configuraciones más importantes como la gestión de la CPU o de la GPU quedan en secciones aparte. Además, ha habido problemas en la selección de perfiles, ya que en ocasiones y sin motivo aparente, el equipo no nos dejaba cambiar de perfil, necesitando un reinicio en el proceso para que todo funcionara bien.

ASUS Aura

La peor parte sin duda se la ha llevado Aura, el sistema RGB de ASUS. Aquí nos hemos topado con ciertos problemas, ya que como habéis visto, el portátil cuenta con el poder del RGB. En la prueba pudimos probar un ratón de ASUS y unos cascos, ambos con RGB de la firma (y no, no nos preguntéis por qué queremos RGB en unos auriculares). Aura, por motivos que aún desconocemos, no ha conseguido hacernos mucho caso.

Por ejemplo, por algún extraño motivo, las luces del portátil no se sincronizaban con los otros periféricos. Podíamos configurar dichos parámetros desde 3 programas diferentes, los cuáles entraban en conflicto entre sí. De hecho, en ciertas ocasiones, las luces se volvían algo locas y pasaban a otros modos RGB sin que nosotros lo quisiéramos, haciendo que la “armonía” de las luces fuera inconsistente. Uno de los peores bugs, al cuál no le encontramos solución, era que pasado un breve periodo de tiempo, el RGB del portátil y de todos los periféricos se desconfiguraba y pasaba de, por ejemplo, un azul claro a un modo arcoiris.

¿Es algo dramático? En absoluto. Esto son nimiedades, ya que el sistema operativo es el que cuenta y las luces son lo de menos. Pero la gracia de los portátiles gaming reside en esta clase de añadidos con los que tendremos más control sobre el caro equipo que hemos adquirido. Es más que probable que se deba a nuestra unidad y en futuras actualizaciones esto se resuelva. Pero era necesario mencionarlo.

¿Merece la pena el ASUS Rog Strix Scar II?

Esta pregunta tiene trampa. Esta pregunta se puede extrapolar a todos los portátiles gaming del mercado; ¿merece la pena pagar el coste de un ordenador así pudiendo montar un ordenador mejor y más potente por piezas, por menos dinero? La respuesta fácil sería definitivamente no, por motivos más que obvios. Pero como todo en la vida, aquí hay matices.

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En el mundo real hay gente que necesita la movilidad que brindan estos portátiles. Yo personalmente he visto, en muchas ocasiones, como estos portátiles han conseguido hacer que sesiones de juego con amigos sean mucho más fáciles y divertidas. 5 personas no se van a traer a una misma casa sus respectivos ordenadores de sobremesa, y para gente que se dedica a esto o que suele hacer este tipo de LAN partys, estos equipos son una solución muy válida.

Lo mismo ocurre a la hora de jugar en solitario. Por diversos motivos, un usuario necesitará (por mucho que tenga que estar atado a un cargador) desplazarse a otros lugares, y tan solo tendrá que realizar un Plug & Play para ponerse a jugar. Son ventajas que hay que pagar, y aunque pueden ser menos lógicas ante diversos usuarios que prefieran el poder de un ordenador de sobremesa, tienen más argumentos a favor de lo que en un principio pudiera parecer.

Esto mismo ocurre con el ASUS ROG Strix Scar II. ASUS y su marca ROG se caracterizan por ser una marca gaming de calidad, y sin compromisos. Si quieres calidad, seguridad y sobre todo fiabilidad en cuanto a productos de la marca, no debes temer, ya que esta división se ha caracterizado en numerosas ocasiones por hacer productos serios y únicos. Esto se paga, ya que el coste de más de 2000 euros del equipo puede echar a cualquiera.

¿Es entonces este portátil para ti? Si buscas un portátil para jugar a videojuegos, premium y que no tenga compromisos en cuanto a potencia, esta sin duda es una de las mejores opciones disponibles actualmente. El acabado de los materiales, la potencia de sus componentes y sus pequeños detalles lo hacen un producto muy a tener en cuenta, incluso con este tag de precio.

Pero si por el contrario tu prioridad no es la movilidad, quieres un equipo para jugar y no tienes impedimentos en acabar con un equipo de sobremesa (o incluso si sabes que no le vas a sacar todo el provecho a este portátil), te recomendamos que busques en otro lugar para montarte un ordenador a piezas. Aunque eso no quita que, salvo el problema de la batería y el precio, estemos ante un equipo excelente en casi todos los aspectos.

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