La Surface Book 2, el ordenador “portátil” más avanzado de Microsoft ha llegado a España y hemos tenido la oportunidad de probarlo durante varios días. Te cuento mi experiencia usándolo en el día a día.

Microsoft introdujo en 2012 la primera Surface Pro, una tablet con Windows pensada para actuar de ordenador al conectarle un teclado. Esta idea la ha ido evolucionando hasta la Surface Pro (2017) a la vez que otros fabricantes se han atrevido a ahondar en este tipo de dispositivos creando una nueva familia: los 2 en 1 o convertibles.

Fue en 2015 cuando pudimos ver como los de Redmond presentaban un potente portátil, comparándolo y ganando sobre un gran rival, los Macbook Pro. De repente, mostraron que la pantalla se separaba. Así conocimos el primer Surface Book, un ordenador portátil con buena capacidad gráfica que esconde el secreto de usar su pantalla independientemente como tablet.

En 2017 apareció su renovación, el Surface Book 2 y ahora por fin llega oficialmente y con teclado español a España.

Un “2 en 1” único en su especie

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Si vemos una Surface Pro lo primero que se le viene a la cabeza a cualquiera es una tablet. En verdad lo es, aunque gracias a su potencia y Windows 10 pueda actuar perfectamente como portátil e incluso ordenador de sobremesa. Con el Surface Book vemos un portátil en todos sus sentidos.

Es un dispositivo robusto, pensado para un uso más frecuente como portátil que como tablet. Esto conlleva que perdemos la versatilidad y ligereza de una Surface Pro a cambio de la potencia gráfica, gran batería y el teclado sólido de los Surface Book.

Aunque el Surface Book 2 es algo ligero, pierde la versatibilidad de una Surface Pro. A cambio tienes una gráfica dedicada.

Su gran peculiaridad es precisamente el teclado. Usarlo me ha parecido muy cómodo, con un retroceso bastante adecuado donde las teclas no parecen lanzar tus dedos por los aires ni son finas como un papel. El touchpad, en su lugar habitual, tiene un tamaño ideal que en mi uso ha sido más que suficiente y es bastante suave y responsivo. No he sentido la necesidad para nada de utilizar un ratón estos días e incluso me he atrevido a jugar un rato usándolo.

La magia del teclado

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¿Tan bueno es el teclado y touchpad como para ser el punto fuerte? No, no, la magia está debajo. La pantalla tiene todo lo necesario para funcionar independientemente: el procesador, la memoria RAM, el almacenamiento SSD, batería… Gracias a ello el teclado queda libre para llenarlo con una gran cantidad de batería y una tarjeta gráfica NVIDIA GeForce 1050 de 2 GB (en este caso) o una GeForce 1060. Ojo, pues el modelo más sencillo no dispone de gráfica dedicada.

El reto a la hora de hacer un dispositivo como el Surface Book 2 está el dos puntos claves: aguantar la pesada pantalla y conectar la gráfica al resto sin latencia. Aquí entra la obra de ingeniería que convierte a este dispositivo en uno único e inimitable hasta ahora: su bisagra.

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Inspirada por la columna vertebral, soluciona los retos anteriormente mencionados con dos fuertes agarres mecánicos a los laterales y tres conectores propios en la parte central. La sujección de la pantalla es perfecta, una vez colocada no hace ni un ademán de querer salirse.

Algo que no me ha gustado del teclado es la fuerza con la que se une este y la pantalla al estar cerrado. Me parece demasiada la unión que se hace con imanes hasta el punto que puede ser algo engorroso abrirlo en algunas situaciones. He acabado usando dos manos o abriéndolo aprovechando la apertura que forma la bisagra.

Una bisagra y mil formas de usar el Surface Book 2

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La bisagra no permite abrir el Surface Book más allá de unos aproximados 120º más que suficiente para su uso sobre una mesa o en las piernas en un tren pero quizá algo insuficiente en algunos casos de mayor comodidad. Entra dentro de lo normal para portátiles pero se guarda un as bajo la manga.

Algo bastante diferente es ver como la pantalla no toca el teclado al cerrarse, quedándose una abertura. Esta es una llamada a que entre la suciedad pero además de agradecer que las teclas no ensucien la pantalla, tiene una razón. Junto a la bisagra, donde queda la abertura, se encuentra la ventilación de la base donde se encuentra la gráfica. De esta manera se refrigera hasta cuando la usamos cerrada con la pantalla al revés. No es algo que me haya molestado en el día a día.

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La pantalla se separa manteniendo pulsado un botón en el teclado (perfecto para cuando le das sin querer) situado en la parte superior derecha. Se encenderá una luz roja si se utiliza la gráfica del teclado y no puede realizarse la separación sin apagar el programa que la use. Si todo va bien, parpadeará una luz verde y escucharemos un clack de la pantalla separándose.

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Aún al separarse la pantalla se sigue manteniendo bastante unida, por lo que necesitaremos hacer un poco de fuerza y no tenemos que tener miedo a que se caiga tras apretar el botón. Una vez separada tenemos una tablet de 13″ (en este caso) o 15″ con una pantalla increíble que incluso es más fina y ligera que una Surface Pro. En cambio, habremos perdido la posibilidad de usar la gráfica dedicada.

Portatil, tablet, lienzo o stand, úsalo como quieras

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Si la conectamos al teclado pero al revés, con la pantalla mirando hacia afuera, podemos usar el teclado de soporte. También si cerramos el Surface Book 2 con la pantalla en esta posición se nos queda esta ligeramente inclinada. Así podemos diseñar y dibujar con bastante comodidad, sobre todo con el nuevo Surface Pen del que hablaré más adelante.

Eso si, utilizar esta posición para llevar el Surface Book 2 como tablet de un lado a otro no es muy cómodo, puesto que en conjunto el dispositivo se hace pesado para usarlo como tablet. Se trata de 1.5 kg en el modelo de 13.5″ y 1.9 kg en el de 15″. Solo la pantalla si que es bastante ligera y manejable, con el tamaño de una revista o cuaderno en nuestro caso, el modelo de 13.5″.

Siempre hay una manera de la que aprovechar mejor el Surface Book 2, aunque a veces de algo de pereza realizar la separación.

Soy usuario de a diario de una Surface Pro 4 desde hace dos años y se nota que el Surface Book 2 es otro dispositivo diferente. La funda-teclado permite cambiar con un solo movimiento rápido entre tablet y portátil. Es algo que agradezco para clase, donde más lo uso, cambiando entre tablet para escribir a mano y teclado para buscar cosas con teclado. Si esperas estar cambiando varias veces en poco rato de “modo” con el Surface Book 2 acabas algo cansado.

Diseña, edita, dibuja, escribe, juega…

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Hay dispositivos más pensados para jugar, otros para ofimática, pero, ¿qué puedes hacer con un Surface Book? Todo. Literalmente, todo.

El teclado, más rígido que el de la funda-teclado de las Surface Book permite escribir cómodamente en cualquier lugar en el que estés. He estado escribiendo en un sofá, en un tren que se movía bastante (no era precisamente un AVE) y en un escritorio. Sin quejas, escribiendo rápido y sin cansarme por las teclas.

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En clase lo he usado como tablet, junto al Surface Pen, ha sustituido estos días a mi Surface Pro 4 como mi cuaderno. El nuevo bolígrafo ha mejorado bastante y el tamaño es el de un cuaderno. La pantalla, de 3000 x 2000 píxeles hace que los trazos parezcan tan reales como escribir en un papel, incluso mejor. El problema sigue estando en los trazos de “diente de sierra”, problema del que hablaré más adelante.

Los momentos de ocio han venido de la mano tanto del modo tablet como del stand. Llamo stand a poner la pantalla al revés y colocar el Surface Book en forma de “A”, así ocupa menos sitio que apoyando todo el teclado. La ligereza del modo tablet va perfecta para jugar a juegos táctiles, mientras que la otra manera es bastante buena para ver series y jugar con mando incluso a juegos que requieren bien de gráficos como Dark Souls III.

Buscando el uso más creativo de Surface

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La familia Surface siempre se ha inclinado más por el lado creativo. De hecho, llevamos ya varias Creators Update en Windows 10 que mejoran este uso. Con el Surface Book 2 y su gráfica se potencia más este concepto.

Quizá no necesiten una gráfica potente para dibujar, pero tanto la pantalla separada como tablet o colocada al revés sirven muy bien para dibujar. No soy un Goya digital, solo hago bocetos y pequeños dibujos, pero la pantalla y el Surface Pen (que se vende separado) te hacen no querer volver a usar un papel nunca más.

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La edición de vídeos e imágenes se ve bastante potenciada con la gráfica dedicada. De la suite de Adobe, tanto Photoshop, Illustrator como Premiere funcionan perfectamente y bastante rápido. Su modo táctil en la versión completa para escritorio permite sacar el 200% del potencial de un dispositivo como este y la gráfica ayuda a reducir los tiempos de renderizado.

Pero si eres más de pantalla, teclado y ratón tradicionales cuando estás en casa, pueden utilizar el Surface Dock o un accesorio similar para conectar tus periféricos a él. A mi me encanta estar trabajando fuera de casa con el Surface Book, llegar, enchufarlo fácilmente gracias a su conector imantado y ya tengo listo mi sobremesa con todo tal y como lo dejé fuera de casa. Lo mismo para la hora de irme.

El Surface Pen casi a la altura de los mejores

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Junto al Surface Book 2 he probado el nuevo Surface Pen. Continúa utilizando la tecnología N-Trig por lo que se puede usar sobre anteriores Surface. Usándolo sobre mi Surface Pro 4 ya se notaba la diferencia y eso que no aprovecha todas las novedades.

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Con el Surface Pen, editar vectores en Illustrator, mover marcas en Premiere o usar pinceles de edición en Photoshop es mucho más cómodo y preciso.

Ya no es necesario apretar tanto como antes (que no era mucho) para escribir, solo 9 gramos de fuerza son necesarios frente a los 21 del anterior modelo. Si decidimos apretar, tendremos más sensibilidad, con 4098 puntos de presión, muchos más que los 1024 anteriores. Con estos cambios escribir y dibujar es más fluido, cómodo y realista.

A todo esto se suma una mínima latencia de solo 21 ms y reconocimiento de inclinado, perfecto para sombrear al dibujar y crear trazos más realistas.

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El diseño sigue las mismas lineas que otros Surface Pen, pero desaparece el “clip” que nos permitía engancharlo a otros sitios no imantados y el botón pierde su pintura y se reduce al mínimo. Agradezco estos cambios tras dos años usando el anterior lápiz, pues la pintura ya se le había caído y nunca usaba el clip quedando solo como molestia.

En la punta redondeada tenemos una “goma”, un botón que actúa como tal en las aplicaciones compatibles. Este puede configurarse al gusto desde los ajustes de Windows 10 pero por defecto realiza las siguientes funciones: abrir el menú de Windows Ink (1 pulsación), tomar una captura y colocarla para dibujar sobre ella (2 pulsaciones) y mostrar las notas (1 pulsación larga).

Trazo de diente de sierra, un problema recurrente

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Una vez más nos encontramos en una Surface con el problema del trazo de “diente de sierra”. Este problema reside en la tecnología N-Trig utilizada y provoca que al realizar un trazo lento este se vuelva algo “nervioso” y no se dibuje por donde pasamos el bolígrafo. Al final, parece que tenemos una sierra o el registro de un sismografo.

El trazo de diente de sierra acompaña a las Surface desde hace unos años, pero no molesta en el día a día.

A menudo puede no notarse que existe este problema, pues se da en circunstancias variadas, no siempre y solo al hacer trazos lentamente. Por ello cuando más te das cuenta es al escribir. ¿Molesta? Llevo dos años escribiendo todos mis apuntes de clase en una Surface Pro 4 con el Surface Pen que incluía.

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Tanto en la Surface Pro como con este Surface Book mi experiencia es la misma: escribes bien, cómodamente, pero en algún momento se vuelve un poco loco, borras usando la parte trasera del boli, escribes la palabra de nuevo y ya. Esto no quita que sea un problema existente en un dispositivo que busca la perfección. Sobra decir que un mal pulso no es la causa.

Puedes hacer de todo y durante bastante

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La batería. Qué decir de la batería. Dura y dura y dura… Tenemos dos baterías, una en la pantalla identificada como “Batería 1” y otra en el teclado. Mientras la pantalla está conectada al teclado el sistema coordina ambas para que se descarguen a la vez. De esta manera se evita que no puedas sacar la pantalla porque no tiene batería y que el teclado esté al 100% llevando horas conectados juntos.

Solo la tablet nos puede dar suficiente autonomía para pasar varias horas dibujando o escribiendo. En mi caso ha aguantado sin queja cuatro horas de clase escribiendo con el Surface Pen. En conjunto, tenemos para rato. El día más intensivo la forcé a trabajar bastante durante toda una tarde con clase y varios entornos de programación. Aún tuve para llegar a casa y estar más de una hora escribiendo parte de este análisis que lees ahora mismo.

Si tiras de gráficos es cuando sí que sufre más y te pide un descanso, sobre todo porque una de las baterías se estará acabando. Pese a ello he conseguido jugar hora y media al Civilization VI, un juego perfecto para táctil, saltar el aviso de batería y sobrar todavía para navegar un buen rato.

Dos altavoces y una pantalla que te miran con cariño

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Poco se suele hablar de los altavoces pero los de el Surface Book 2 me han sorprendido. Suenan bastante bien, están en una muy buena posición (parte superior de la pantalla), dan un audio estéreo bueno certificado por Dolby Atmos Premium y si quieres puedes subirlos a un volumen bastante alto. A su vez, el volumen bajo está suficientemente nivelado para escuchar bien la música sin molestar.

La pantalla que preside este modelo es de 13.5″ y una resolución 3000 x 2000 px que deja entrever su ratio de 3:2. Para usarlo como tablet la forma es perfecta, como un cuaderno. Para usarlo como ordenador, a veces es difícil que dos ventanas ocupen media pantalla sin afectar a la comodidad. Una pantalla más panorámica podría ayudar esto, pero en uso general me parece suficientemente acertada la decisión por los 3:2.

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Cuando observas la pantalla puedes notar su nitidez. Ver contenido en alta resolución es una gozada y cuenta con una de las mejores calibraciones, esencial para fotografía. A pesar de ello, la pantalla no es compatible con contenido HDR.

El reconocimiento facial es tan rápido que casi ni te acuerdas que estaba ahí.

Encabezando la pantalla está la cámara frontal, de una calidad mínima para hacer videollamadas casuales y una cámara infrarroja. Esta es la encargada de reconocer tu rostro para desbloquear el dispositivo con Windows Hello. Funciona bastante rápido y bien, incluso desbloqueándose cuando creías que no estabas en el rango de la cámara.

Detrás tenemos otra cámara, de calidad media, que podemos usar para escanear documentos con aplicaciones como OneLens o usar aplicaciones de Realidad Aumentada (Realidad Mixta). Por ejemplo, puedes crear un modelo 3D utilizando la gráfica incorporada y verlo sobre tu mesa con el visor de realidad mixta de Windows 10.

Thunderbolt, la ausencia imperdonable

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Quizá una de las cosas que más me ha sorprendido para mal es el tema de los conectores. Tenemos un conector Jack en la pantalla, un conector Surface Connect en la pantalla para conectarse al teclado o al cargador y otro en el teclado, dos USB 3.0 Tipo A y un USB Tipo C (que sirve para cargar). También contamos con un lector de tarjetas SDXC UHS-II.

Junto al USB Tipo C persisten los clásicos USB además de un lector de tarjetas SD. El puerto Surface Connect permite cargar y conectar el dock oficial.

Parece completo, quizá se echa en falta un puerto Ethernet, pero su ausencia es algo normal en dispositivos ultrabook y convertibles dado su tamaño. ¿Y para vídeo? No tenemos un HDMI, un miniHDMI, un DisplayPort ni un mini-DisplayPort como en otras Surface.

Pero sobre todo, el puerto USB Tipo C, al contrario de la gran mayoría de portátiles que superan los 1000 €, no cuenta con Thunderbolt 3. Thunderbolt ofrece una transferencia de 40 Gbps, la posibilidad de conectar dos pantallas 4K e incluso cargar a 100W. Cada vez vamos descubriendo nuevas formas de aprovecharlo además de docks con más conectores, como tarjetas gráficas externas.

¿Para quién está hecho un Surface Book?

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El Surface Book 2 sin duda para mi es el mejor portátil que podría existir, pues no es solo portátil, puede ser cualquier cosa. Pero tiene un punto que lo separa de mucha gente: el precio.

El modelo más básico que ya se vende en España cuesta 1.749 €, cuenta con un Intel Core i5 de 6ª generación, 8 GB de RAM, 256 GB de almacenamiento y no tiene tarjeta gráfica dedicada. Hay que subir a los 2.249 € para tener lo mismo pero un Intel Core i7 de 7ª generación y una gráfica NVIDIA GeForce 1050 de 2 GB. Si buscas una pantalla de 15″ entonces tienes que comenzar en los 2.799 € pero con un Intel Core i7 de 7ª generación, una gráfica NVIDIA GeForce 1060 de 6 GB, 16 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento.

Es un precio elevado, pero al mismo nivel de otros ultrabook con esta potencia. A ello se le añade la capacidad única de poder actuar como convertible. En cambio no es un precio para todos. ¿Para quién puede ser un dispositivo así?

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Para la mayoría de artistas amantes del dibujo las Surface Pro son más que suficiente, al igual que para los que solo buscan navegar y escribir. Aunque no tengan gráfica dedicada, las integradas de los últimos procesadores de Intel, presentes en las Surface Pro son más que suficientes para trabajos no intensivos en Photoshop, Illustrator, Premiere y derivados.

El Surface Book 2 es cara. Si quieres escribir y dibujar quizá prefieras una Surface Pro.

Si quieres escribir durante horas con la pantalla táctil de una Surface pero con un teclado más sólido que la funda de una Surface Pro, tu dispositivo sería el Surface Laptop que también hemos probado.

Creado para los que buscan potencia gráfica

Sin duda hay algo que solo la Surface Book puede ofrecer: potencia gráfica. Si quieres la versatilidad de un portátil ligero que puede actuar como tablet y una gráfica bastante competente, este es tu dispositivo. Junto a la buena calibración de la pantalla lo más seguro es que acabe siendo la delicia de más de un diseñador gráfico o fotógrafo de profesión.

Un Surface Laptop es un ordenador más sencillo y barato sin las cualidades de convertible.

La autonomía es un punto muy fuerte frente a muchos portátiles y dispositivos Surface, pero aquí estaríamos ante una subida de precio considerable por ganar más horas. Aunque ganaríamos mucho por el camino.

El portátil convertible casi perfecto

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El Surface Book 2 es un portátil que no me haría desear ningún otro. Microsoft ha sabido llevar el concepto de convertible que él mismo comenzó en 2012 a un nuevo máximo. Con este dispositivo Microsoft puede enfrentarse cara a cara, argumento a argumento, característica a característica con las opciones más top del mercado y ganar. No solo ganar, sino rematar al pulsar un botón y separar la pantalla.

El Surface Book 2 es el dispositivo definitivo. Puede sustituir tu sobremesa, tu consola, tu portátil, tu lienzo, tu cuaderno, tu tablet…

Pero no es perfecto, tiene fallos que se deben conocer y he comentado. Las locuras del bolígrafo y sus trazos en ocasiones, el alto precio, la ausencia de Thunderbolt 3, un diseño que podría no convencer a todos… Fallos que se quedan a la espera de que algún año Microsoft de un nuevo golpe en la mesa y consiga crear el convertible único y definitivo. Hasta entonces, esto es lo que más se le acerca.

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