Cohete SLS que usará la misión Artemis II

Cohete SLS que usará la misión Artemis II NASA Omicrono

Aviación y Espacio

Así volverá el ser humano a la órbita lunar en 2026: Artemis II, el momento más crítico para la NASA en el último medio siglo

Tras sufrir varios retrasos, la segunda misión del programa Artemis está prevista para el 5 de febrero y pondrá en órbita lunar a cuatro astronautas.

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La misión espacial más importante de los últimos 54 años está a punto de despegar. Y con ella los primeros astronautas que abandonarán la órbita terrestre baja desde la misión Apolo 17, en diciembre de 1972.

El destino de Artemis II es un viaje de 10 días orbitando la Luna, y de su éxito depende buena parte del futuro de la NASA, que ha apostado por estas misiones como los primeros pasos hacia la colonización del satélite.

Tras numerosos retrasos y en un momento especialmente crítico para la agencia espacial estadounidense, afectada por los fuertes recortes ordenados por Donald Trump, con China como gran rival en la carrera espacial y un administrador recién llegado al cargo, la primera ventana de lanzamiento se abre el 5 de febrero de 2026.

Si todo sale como está previsto, Artemis II permitirá a Reid Wiseman (comandante de la misión), el piloto Victor Glover y los especialistas de misión Christina Koch y Jeremy Hansen orbitar alrededor de la Luna y poner a prueba las últimas tecnologías espaciales desarrolladas por la NASA y la ESA, pero sin alunizar.

Para eso habrá que esperar a Artemis III en 2028, la misión retrasada de nuevo por una orden ejecutiva de Trump y que, previsiblemente, devolverá a la Humanidad la presencia en suelo lunar junto a la esperanza en un futuro interplanetario, con la vista puesta en Marte.

Objetivo, la Luna

En el Edificio de Ensamblaje de Vehículos (VAB) del Centro Espacial Kennedy en Florida, el cohete SLS y la cápsula Orión (bautizada por la tripulación como Integrity) están ya integrados y preparados para las últimas pruebas previas al lanzamiento.

El SLS es un gigante de 98,3 metros de altura, preparado para generar 39 millones de newtons de empuje con sus motores RS-25 y sus potentes boosters laterales para impulsar las 2.600 toneladas que pesa. Orión es la cápsula tripulada, con 20 metros de altura y 5 de diámetro para lograr un volumen habitable de 9 metros cúbicos, suficiente para los 4 astronautas.

Artemis II NASA

La NASA ha aprovechado los últimos días de 2025 para llevar a cabo el ensayo general para el día del despegue, una simulación completa de la cuenta atrás, con los astronautas embutidos en sus trajes espaciales pero sin salir del VAB.

Por último, el cohete se trasladará a la plataforma de lanzamiento 39B y allí tendrá lugar una carga de combustible (wet dress rehearsal), además de un simulacro de emergencia para estar preparados para cualquier eventualidad, incluida la orden de abortar la misión en el último momento.

Si el despegue se lleva a cabo sin problemas, la Etapa de Propulsión Criogénica Intermedia (ICPS) junto con Orión se separarán de la etapa central a los 8 minutos, momento en el que los paneles fotovoltaicos de la nave, de 19 metros de envergadura, se desplegarán para empezar a captar energía solar.

Desde ese instante, la etapa superior completará dos órbitas alrededor de la Tierra: la primera durará algo más de 90 minutos y la segunda, al ser mucho más grande, tardará cerca de 24 horas, suficientes para realizar las maniobras necesarias para elevar su trayectoria.​

El motor de Artemis.

El motor de Artemis. NASA Stennis Omicrono

Es el tiempo que aprovecharán para llevar a cabo todas las comprobaciones necesarias para asegurarse de que los sistemas de soporte vital, los propulsores, los sistemas de comunicación y otros equipos de la nave funcionan correctamente.

Una vez separada la ICPS de la cápsula, la tripulación utilizará la etapa superior gastada como objetivo para una demostración de operaciones de proximidad, acercándose hasta unos 9 metros con controles manuales.

El siguiente paso es el impulso de inyección translunar (TLI), necesario para colocar a Orion en trayectoria hacia la Luna, a cerca de 400.000 km de la Tierra, en un viaje de aproximadamente cuatro días.​

En su punto de máxima aproximación a la superficie lunar, la nave pasará a una altitud de unos 6.900 kilómetros, dejando una estampa para el recuerdo, con la Luna en primer plano y la Tierra a lo lejos.

Regreso a la Tierra

La trayectoria seleccionada es de "retorno libre", similar a la utilizada por las misiones Apolo 8 y Apolo 13, que garantizará el regreso de Orión a la Tierra aprovechando el campo gravitacional, sin necesidad de maniobras adicionales ni de recurrir a sus sistemas de propulsión.

Así, la gravedad será la guía para el viaje de regreso, que durará aproximadamente cuatro días. Durante este tiempo, los astronautas continuarán evaluando los sistemas de la nave espacial, realizando procedimientos de emergencia y poniendo a prueba su capacidad para resistir la radiación del espacio profundo.​

Nave Orion atravesando la atmósfera

Nave Orion atravesando la atmósfera NASA Omicrono

Cuando Orión reingrese a la atmósfera terrestre, la cápsula protegerá a la tripulación mientras reduce su velocidad de casi 40.000 km/m a unos 520 km/h.

El escudo térmico de Orión soportará temperaturas extremadamente altas durante esta fase crítica, donde se espera una mejora de su rendimiento con respecto a la reentrada de Artemis I, en la que varios paneles quedaron dañados por la acumulación de gases y el calor generado por la fricción.

De hecho, para Artemis II, la NASA ha modificado la trayectoria de reentrada para limitar el tiempo que la nave pasa en el rango máximo de temperatura, acortando la distancia que la nave debe atravesar entre el momento en el que entre en la atmósfera y el amerizaje.

Justo antes de la entrada en la atmósfera, se encenderán los propulsores del módulo de tripulación para ajustar el ángulo y hacerlo coincidir con su lugar de amerizaje en el Océano Pacífico.​

Poco después, el sistema de 11 paracaídas se desplegará en una secuencia precisa para reducir la velocidad de la cápsula a aproximadamente 32 km/h para el amerizaje frente a la costa de California, cerca de San Diego.

Tripulación a bordo

La tripulación de Artemis II fue presentada oficialmente en abril de 2023. Al mando estará Reid Wiseman, un veterano de la US Navy estadounidense con amplia experiencia en la Estación Espacial Internacional, cuya misión será liderar y supervisar el sistema de vuelo durante los diez días de travesía.

Victor Glover, que fue piloto de la primera misión operativa de SpaceX, será el encargado de pilotar la nave Orión y hará historia como la primera persona negra en una misión lunar. A su lado estará Christina Koch, ingeniera que ostenta el récord del vuelo espacial femenino más largo y se convertirá en la primera mujer en alcanzar la órbita lunar.

El equipo de astronautas se completa con Jeremy Hansen, el primer canadiense en participar en una misión de espacio profundo. Aunque será su primer vuelo orbital, Hansen es coronel de la Real Fuerza Aérea de Canadá y un experto en formación de astronautas, que además pretende representar la colaboración internacional que define al programa Artemis.

Así son los cuatro astronautas de la misión Artemis II

Aunque cada uno tendrá tareas específicas durante el viaje, el objetivo de la tripulación al completo es validar que la nave Orión es segura para la vida humana en el espacio, más allá de la órbita baja de la Tierra.

Por eso, además de las maniobras de pilotaje manual y comprobación de los sistemas de soporte vital y salud, llevarán a cabo evaluaciones sobre cómo funcionan los equipos de ejercicio y el área de higiene de la nave en condiciones reales de microgravedad.

Tripulantes de la misión Artemis II

Tripulantes de la misión Artemis II Reuters

Otra de las pruebas clave de la misión es la de un sistema de comunicaciones láser para enviar datos de alta banda ancha a la Tierra, además de practicar la navegación estelar para orientarse en caso de perder comunicación con el control de misión.

En los puntos más cercanos a la Luna, los astronautas trabajarán con científicos en tierra para facilitar investigaciones sobre cráteres de impacto, vulcanismo y otras características lunares, proporcionando análisis de datos en tiempo real.​

Houston, tenemos un problema

Este paso crucial será vital para la continuidad del programa Artemis, puesta en entredicho en repetidas ocasiones por sus altos costes (la agencia lleva invertidos cerca de 100.000 millones de euros) y por el uso de un cohete no reutilizable como el SLS.

Los presupuestos de la NASA, prácticamente congelados desde hace 5 años y con un gran recorte previsto para 2026, pueden ser el gran talón de Aquiles del programa, al que tampoco ha ayudado el reciente cierre del gobierno de EEUU.

Tras aplicar la 'motosierra', Trump ha reducido un 24% el montante de los ya habituales 25.000 millones de dólares que invertía anualmente el gobierno estadounidense en la agencia espacial.

Es una situación crítica, que mantiene como prioridad las misiones de exploración como Artemis, pero que pone en riesgo el futuro de los programas de Ciencia Espacial de la NASA, sometidos a un recorte del 47%.

Cualquier retraso en el lanzamiento o un problema grave durante el vuelo podría implicar el descarrilamiento definitivo del programa y su abandono en favor de las misiones a Marte, una obsesión de Elon Musk que, por extensión, también defiende Donald Trump.

La cancelación de las misiones Artemis supondría también ceder la supremacía lunar a China, cuyo programa incluye presencia humana en el satélite antes de 2030.

Detalle del traje espacial para Artemis III

Detalle del traje espacial para Artemis III Axiom Space

En la reciente orden ejecutiva firmada por el presidente estadounidense, titulada Garantizar la superioridad espacial estadounidense, establece que el país debe "aplicar una política espacial que [...] impulse el desarrollo comercial y siente las bases para una nueva era espacial".

La orden implica el retraso de Artemis III, ahora previsto para 2028, y la instalación de una base permanente en 2030. De momento, la NASA ha anunciado de forma preliminar los 13 lugares de la Luna en los que la misión podría aterrizar, pero queda mucho trabajo por hacer. 

"Artemis III será diferente a cualquier misión anterior, ya que los astronautas se aventurarán en áreas oscuras", aseguró en su día Mark Kirasich, administrador asociado adjunto de la NASA para la División de Desarrollo de Campañas de Artemis.

Antes de que finalice esta década, el objetivo de la NASA es que la nave espacial Orión y el cohete SLS sean capaces de lanzar una misión humana a la Luna una vez al año, un paso decisivo para hacer más viable la instalación de una base para facilitar la exploración y los experimentos en suelo lunar. 

El objetivo a más largo plazo es instalar una colonia humana en el satélite, para lo que ya están estudiando distintas tecnologías, como un minirreactor nuclear diseñado para proporcionar energía a los astronautas.