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Quedan tres días para presenciar una vez más el despegue del cohete más grande del mundo, la nave Starship de SpaceX. La empresa espacial de Elon Musk se enfrenta a una prueba complicada en la que debe superar los fallos que le impidieron cumplir con los objetivos en los tres vuelos anteriores.

SpaceX ha perdido cuatro cohetes este año, tres explotaron en los anteriores vuelos de prueba y uno durante un test de fuego estático en tierra firme. En este décimo lanzamiento la compañía se ha marcado los mismos objetivos que no consiguió en los vuelos anteriores, además de mejorar el diseño del cohete para corregir los fallos.

"Preparando el lanzamiento de Starship", con esta simple frase, Elon Musk ha compartido en su red social X los últimos preparativos de SpaceX. El propulsor Super Heavy, la primera etapa de este inmenso cohete, ya se ha trasladado a la plataforma de lanzamiento. Un trabajo que, como ya ocurrió con anterioridad, indica que el lanzamiento es inminente.

Junto a la segunda etapa, Starship, despegará el próximo lunes 25 de agosto a las 1:30 de la madrugada en el horario peninsular de España. La ventana de lanzamiento dura una hora y se podrá seguir en directo a través de los canales oficiales como la cuenta de SpaceX en X y la página web.

El viernes recibió la aprobación para realizar este lanzamiento por parte de la Administración Federal de Aviación, encargada de garantizar que los lanzamientos de cohetes comerciales no pongan en peligro la seguridad pública. La FAA habría dado luz verde al vuelo tras recibir el informe sobre los últimos fallos.

A raíz de la investigación, se han realizado cambios de hardware y operativos para aumentar la fiabilidad. El Booster 16 y la Starship 37 que se están colocando en la plataforma de despegue recogen lo aprendido con estos nuevos informes de cara a su gran prueba a finales de semana.

Estas correcciones son la base del que será la tercera generación de este cohete. Este décimo vuelo será el penúltimo antes de que se presente el rediseño de esta tercera versión. Esta inmensa nave es clave para poder avanzar con objetivos como el regreso de astronautas estadounidenses a la Luna o los planes de Musk para alcanzar Marte.

En concreto, la noche del domingo al lunes, Starship debería ser capaz de repetir hazañas anteriores como la recuperación en movimiento de su primera etapa, el Super Heavy y hacer lo mismo con la segunda, Starship, para que SpaceX demuestre que su cohete es completamente reutilizable.

También se han propuesto demostrar que pueden reabastecer el cohete en órbita para, en el futuro, aplicarlo a las misiones a la Luna. De ello depende la agenda de la NASA para volver a mandar humanos al satélite y competir con la agencia espacial china.

Super Heavy en brazos de Mechazilla SpaceX Omicrono

Este décimo vuelo tiene otros retos en mente, pues sigue siendo un viaje de prueba con el que detectar puntos débiles y formas de mejorar la nave. Para empezar, se probará la apertura de la compuerta de carga y el reencendido del motor Raptor en el espacio lo que servirá para desorbitar la nave de forma controlada.

Por último, SpaceX ha eliminado deliberadamente varias losetas del escudo térmico para comprobar cómo se comporta esta sección en su reentrada. En esta prueba se estudiarán materiales como el metal con refrigeración activa y cómo reaccionan a este elevado estrés.