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La comunidad de astrónomos lleva años advirtiendo del peligro que supone la creciente actividad en la órbita terrestre para su trabajo de investigación espacial. Actividades como los satélites de Elon Musk, que ofrecen conexión a internet desde el espacio, bloquean o dificultan las observaciones desde los telescopios en tierra firme. Ambos bandos se han sentado a buscar una solución.

SpaceX y la comunidad de radioastrónomos estadounidenses colaborarán en un sistema automatizado de intercambio de datos. El objetivo es proteger los radiotelescopios de todo el mundo de las interferencias que provocan los satélites en la órbita terrestre baja (LEO), como los que opera SpaceX.

Las ondas de radio cósmicas, que viajan a distancias de millones de años luz, son mucho más débiles que las señales de radio utilizadas en la Tierra para la radiodifusión, la televisión, la telefonía móvil o el wifi. Por lo tanto, los radiotelescopios sensibles suelen estar rodeados de zonas silenciosas donde no se permiten dispositivos de radiodifusión ni comunicación inalámbrica.

Representación visual artística de la constelación de satélites orbitando sobre el LOFAR. Daniëlle Futselaar Omicrono

Las interferencias de estas tecnologías han llevado a los investigadores a proponer la instalación de telescopios incluso en la cara oculta de la Luna para poder escuchar mejor las ondas de radio cósmicas sin interferencias. Incluso, en los primeros años de Starlink, parte del problema era que los satélites se veían a simple vista al reflejar la luz solar.

De los 3.000 satélites que orbitaban la Tierra en 2019 cuando SpaceX comenzó a desplegar su constelación, este número se ha incrementado a más de 15.000 y seguirá creciendo en los próximos años. La propia SpaceX tiene como objetivo crear una constelación de 40.000 satélites en la próxima década. A esto hay que sumar otros proyectos similares de empresas como Amazon con Kuiper o las constelaciones que está creando China con el mismo objetivo.

Space.com recuerda que en la década de 1950, la Unión Internacional de Telecomunicaciones reservó una pequeña porción del espectro radioeléctrico para la radioastronomía, un conjunto de bandas en las que ningún usuario puede transmitir su señal. Sin embargo, los operadores de satélites han ido usurpando cada vez más ese espectro.

La iniciativa para aunar esfuerzos es obra de un equipo de investigadores del Observatorio Nacional de Radioastronomía de EEUU (NRAO). Junto a SpaceX, han dedicado tres años a desarrollar una solución que consiste en un complejo sistema de intercambio de datos con el que informar en tiempo real al sistema Starlink de las observaciones programadas de los telescopios en tierra.

Satélites de Starlink visibles desde la Tierra Marco Langbroek

Los astrónomos incluirán en el sistema datos como las frecuencias en las que planean observar sus objetivos en el espacio. De esta forma, cuando los satélites de SpaceX sobrevuelen los telescopios, el sistema les ordenará que redirija sus haces lejos de las antenas sensibles y silencien sus componentes electrónicos.

La principal ventaja es la autonomía del programa, para que todo se gestione de forma inmediata, enviando la información a SpaceX y dando órdenes a los satélites cerca de alguno de los telescopios en uso. Consta de dos componentes: el sistema de Intercambio de Datos Operativos (ODS, por sus siglas en inglés), que envía los programas de observación a Starlink, y el algoritmo de Evitación de Boresight del Telescopio Starlink, que ordena a los satélites redirigir sus haces.

El sistema empezó a probarse en agosto de hace un año en el Very Large Array (VLA) del NRAO en Nuevo México. El VLA, ubicado en el desierto cerca de la ciudad de Socorro, consta de 28 antenas de radio, cada una de 25 metros (82 pies) de ancho. El conjunto, construido en la década de 1970, ha contribuido significativamente a nuestra comprensión de los agujeros negros, las estrellas jóvenes y los movimientos del núcleo de la Vía Láctea. En breve, estas pruebas se extenderán a otras instalaciones como Very Long Baseline Array y el Green Bank Telescope.