Ejemplar de la bomba fabricada por Boeing.

Ejemplar de la bomba fabricada por Boeing.

Aviación y Espacio

El bombardero B-2 Spirit y la bomba antibúnker GBU-57: las claves de EEUU para atacar las localizaciones nucleares de Irán

La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha desplegado dos de sus sistemas más avanzados para bombardear a Irán en la madrugada de este domingo.

Más información: De bombarderos B-2 a cazas F-35: el arsenal nuclear que la OTAN ya moviliza en sus maniobras

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El bombardeo de Estados Unidos a Irán supone una importante escalada de las tensiones en Oriente Medio. La participación de la Fuerza Aérea comandada por Trump se ha ido preparando en los últimos días empleando, esencialmente, dos ejes fundamentales: el avión B-2 y la bomba antibúnker GBU-57.

Los objetivos designados por los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses para el bombardeo han sido ubicaciones relacionadas con el incipiente programa nuclear de Teherán.

"Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluidas Fordow, Natanz e Isfahán", según publicó Trump en sus redes sociales. Además, el presidente estadounidense ha advertido que "todavía quedan muchos objetivos que atacar", ante la potencial represalia de Teherán.

El despliegue de la aeronave ha sido confirmado por funcionarios estadounidenses a Reuters, mientras que ha sido el propio Trump quien ha hecho lo propio con la munición antibúnker. En concreto, ha revelado que se han empleado un total de 6 bombas para las instalaciones de Fordow y 30 misiles Tomahawk contra el resto de ubicaciones.

Soldados estadounidenses manejando la bomba MOP

Soldados estadounidenses manejando la bomba MOP Base aérea de Whiteman / USAF

Si bien se desconoce de forma oficial el nivel de progreso, todo hace indicar que el régimen de los Ayatolás cuenta —o contaba— con varios reactores dedicados al enriquecimiento de material nuclear e investigaciones más o menos avanzadas para la creación de armamento radiactivo.

El movimiento de los bombarderos B-2, aviones de inteligencia, cazas de quinta generación y aviones de reabastecimiento ha sido monitorizado en los últimos días a través de las aplicaciones de seguimiento de vuelos. Esto significa que el Departamento de Defensa de EEUU ha querido que estos trayectos fueran visibles para todo el mundo, ya que estas aeronaves pueden volar sin aparecer en esas webs.

B-2 Spirit

El Northrop Grumman B-2 es uno de esos programas que salen de los laboratorios más secretos de cuantos tiene a su disposición el Departamento de Defensa. De hecho, se sabe que algunos prototipos de la aeronave volaron en los alrededores del conocido Área 51.

Comenzó a desarrollarse en los años 70 como una plataforma furtiva —que pasa desapercibida a los radares enemigos— con capacidades de espionaje y de bombardero. Y su primer vuelo conocido se produjo en 1989, con la Guerra Fría en sus últimos compases.

B-2 Spirit en pleno vuelo

B-2 Spirit en pleno vuelo Bennie J. Davis / USAF

Uno de los mayores secretos del B-2 es el material del que está construido. Se trata de un compuesto de carbono y grafito más fuerte que el acero, más ligero que el aluminio y con la propiedad de absorber una cantidad significativa de radiación proveniente de los radares enemigos.

Esto, junto con su velocidad y altitud, lo convierten en el preferido de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para realizar ataques de forma sigilosa en escenarios muy específicos y de alto valor estratégico.

Esas capacidades, y algunas otras que no han trascendido en su ya dilatada historia, le convierten en la aeronave militar más cara del mundo. Cada unidad tiene un coste estimado de 1.800 millones de euros y se construyeron un total de 21 ejemplares tras la interrupción del programa por parte del Pentágono.

Sus únicos dos ocupantes manejan una aeronave de 21 metros de longitud por 52 de envergadura en un formato ala delta que le proporciona una gran estabilidad en pleno vuelo.

B-2 Spirit

Tiene un peso máximo al despegue de 170 toneladas que se impulsan con 4 motores firmados por General Electric. Con ellos consigue una velocidad cercana a la supersónica —aunque sin llegar a traspasar la barrera— a unos 12.000 metros de altitud y una autonomía de 11.000 kilómetros.

Bomba antibúnker

La GBU-57 MPO (Massive Ordnance Penetrator o Penetrador Masivo de Artillería) es el arma destructora de búnkeres no nuclear más potente y de alcance más profundo de cuantas se conoce.

El comienzo del estudio de esta bomba surgió tras la invasión estadounidense de Irak y la necesidad de contar con un arma capaz de destruir las instalaciones militares subterráneas más profundas.

Hasta entonces, las fuerzas armadas de Washington D.C. contaban con otros sistemas que habían demostrado su eficacia, aunque con un poder de penetración que no aseguraba llegar a los búnkeres más profundos.

Bomba antibúnker MOP GBU-57

Bomba antibúnker MOP GBU-57 Boeing

El contratista de defensa Boeing se hizo finalmente con el programa de desarrollo de las MOP y en 2004 comenzaron las pruebas del arma.

Los primeros test de vuelo se realizaron entre 2008 y 2010, al mismo tiempo que la compañía completaba la integración de la bomba con la aeronave B-2 Spirit.

Los últimos datos que aporta la Fuerza Aérea de Estados Unidos son en noviembre de 2015, cuando se habían comprado un total de 20 unidades de bombas antibúnker del mismo modelo. Aunque también se conoce que Boeing ha ido desarrollando mejoras y versiones del mismo arma.

"El MOP es un sistema de armas diseñado para [...] acabar con las armas de destrucción masiva de nuestros adversarios ubicadas en instalaciones bien protegidas", según las describen en la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

Con una longitud de 6,2 metros de largo y 80 centímetros de diámetro, la gran densidad y resistencia del acero —denominado Eglin— con el que se fabrica la bomba es un factor determinante a la hora de penetrar hacia las instalaciones subterráneas