
Interior del Centro de Control de Misión situado en el Puerto Espacial de Kourou Puerto Espacial de Kourou
Así se vive el despegue de un cohete europeo desde el centro de control: "Cuando quedan 8 segundos ya no se puede parar"
Un equipo de EL ESPAÑOL asistió al lanzamiento de un cohete Vega-C con el satélite Biomass de la ESA a bordo en el Puerto Espacial de Kourou.
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Un intento malogrado después, a la segunda fue la vencida. El pasado martes 29 de abril, un cohete Vega-C despegó desde el Puerto Espacial de Kourou, en la Guayana Francesa, con el satélite Biomass a bordo. Un equipo de EL ESPAÑOL estuvo allí, en la fila más cercana a la plataforma de lanzamiento a la que el común de los mortales puede acceder y rodeados de los máximos responsables de una de las misiones más importantes de la Agencia Espacial Europea.
Pero para que todo llegue a ese momento culmen de la evolución científica y de la multitud de ramas de la ingeniería aplicadas en la hazaña, el proceso ha sido verdaderamente largo y, en ocasiones, sinuoso. El satélite Biomass, perteneciente al programa Earth Observation de la Agencia Espacial Europea (ESA), se puso sobre la mesa hace 13 años y comenzó su andadura muy poco después con una importante lista de retos tecnológicos por delante.
El objetivo del Biomass es conocer cuánto carbono son capaces de absorber las masas forestales. Se trata de un dato muy importante para los científicos que, por el momento, se tienen que conformar con algunas aproximaciones con un elevado nivel de incertidumbre para establecer modelos sobre el calentamiento global.
Para conseguirlo, los ingenieros han integrado un radar en la banda P a bordo del satélite. Este instrumento, con forma de paraguas gigante, es la primera vez en la historia que se instala en una plataforma espacial y está específicamente diseñado para poder penetrar a través de la masa forestal.
"Es como hacer un TAC a los bosques", aseguró José Morales, director de vuelo de este satélite en la Agencia Espacial Europea, a este medio pocos días antes del lanzamiento. Se podrán obtener modelados 3D de todas las masas forestales y, con ellos, los científicos podrán saber cuánto carbono son capaces de retener durante la fotosíntesis.
Así se vive el lanzamiento de un cohete europeo: desde el Centro de Control en la Guayana
El satélite se construyó en la filial de Reino Unido de Airbus y tuvo una importante participación española. Una vez terminado, se embarcó en el buque Canopée rumbo a la Guayana Francesa para su integración en el lanzador Vega de Arianespace y su preparación para el lanzamiento, un proceso cronológicamente perfecto donde reina, todavía, una cierta calma que dura hasta pocas horas antes del momento de ignición del motor del cohete.
Preparación del lanzamiento
Aunque todo el proceso de recepción, integración y preparación de la misión Biomass duró varias semanas en el Puerto Espacial de Kourou, la tensión comenzó a palparse en la mañana del día anterior, cuando quedaban poco más de 20 horas para el despegue, justo en la mañana del lunes antes del lanzamiento.

Pórtico del Vega-C, con el lanzador en su interior, pocas horas antes del despegue Puerto Espacial de Kourou
El recorrido por las instalaciones del CNES, la Agencia Espacial de Francia que gestiona el Puerto Espacial, comenzó por el Centro de Control de Misión. Se trata de un hemiciclo situado dentro del edificio Júpiter que está diseñado para acoger a las personas con cualquier tipo de responsabilidad en el lanzamiento, desde los encargados de las instalaciones a los jefes de operaciones, los fabricantes del satélite —en este caso Airbus— o ingenieros de vuelo.
Se trata de un espacio diáfano y convenientemente aislado físicamente por una cristalera, permitiendo la visión plena por parte de los asistentes y la conversión en búnker transparente el día de lanzamiento. Ese lunes la calma de los pocos trabajadores presentes era plena, quedaba casi un día completo, pero esa misma serenidad sirvió para que un equipo de EL ESPAÑOL pudiera visitarlo por dentro.
En ese día previo, los equipos aprovecharon para supervisar todos los sistemas involucrados en el lanzamiento para evitar contratiempos como la última vez. En la anterior misión, el despegue de un Vega-C tuvo que posponerse 24 horas debido a que el pórtico móvil que protege al cohete no se desplazó a tiempo por un fallo mecánico. Se trata de una estructura metálica dispuesta sobre raíles que, unas 3 horas antes del despegue, deja al raso al cohete europeo.
Si bien el sistema terminó funcionando un día después, la correcta movilización del pórtico para el lanzamiento del Biomass era una de las preocupaciones tanto de los asistentes de los medios de comunicación internacionales como del personal encargado del cohete. Pero la cronología de preparación manda y durante todo el lunes este sistema permaneció inmóvil para proteger al vehículo de cualquier inclemencia del tiempo hasta 3 horas antes del lanzamiento.

Sistemas en verde y checklist previa al lanzamiento Puerto Espacial de Kourou
El día transcurrió con normalidad y los únicos sobresaltos que recibíamos llegaban de la mano del equipo de comunicación de la Agencia Espacial Europea, quien iba informando sobre los partes meteorológicos. "Los últimos reportes de la meteo son muy favorables, no esperamos ni lluvia ni vientos reseñables en altura", explicaron. El resto de sistemas también se encontraban en verde y las listas de comprobaciones se iban completando sin novedad.
Horas, minutos...
El lanzamiento estaba programado para las 6:15 hora de la Guayana Francesa (11:15 en España), por lo que la jornada laboral comenzó para muchos la noche de antes. Buena parte del personal ya se encontraba en sus puestos a las 22:00, unas 8 horas antes del despegue. Durante la noche, los equipos fueron monitorizando con precisión quirúrgica cada uno de los parámetros y "comprobar si estaban en verde o rojo", señaló Jean-Frédéric Alasa, director de operaciones de lanzamiento del CNES, la agencia espacial francesa, a EL ESPAÑOL-Omicrono.

Jean-Frédéric Alasa, director de operaciones de lanzamiento del CNES Puerto Espacial de Kourou
Todos los involucrados en la misión cuentan con sus propios "botones rojos". Estos paralizan la cuenta atrás del lanzamiento si detectan que algo se encuentra fuera de parámetros o que no funciona como debería. Desde los encargados del Vega hasta los del satélite y pasando por personal de seguridad, logística o instalaciones.
El grupo de medios convocado para ver el lanzamiento comenzó su jornada aproximadamente 2 horas antes del H-0, como se conoce al momento justo de la ignición del único propulsor que protagoniza la primera etapa del Vega-C. La diferencia en las inmediaciones respecto al día anterior era visible, con mucha movilización de seguridad y check points de militares franceses desplegados para esta ocasión y para todas en las que esté involucrada un lanzamiento.
Antes de entrar a la zona de prensa, aledaña al Centro de Control de Misión, una revisión exhaustiva de todos los enseres personales y el traspaso bajo un detector de metales eran las únicas fronteras que separaban al grupo de vivir uno de los momentos más emocionantes de sus vidas. "Estad tranquilos que el pórtico se ha desplazado correctamente", bromeó uno de los responsables de comunicación de la ESA, haciendo referencia al primer intento de vuelo del Sentinel-1C.
La calma tensa del Centro de Control traspasaba ya con creces la cristalera que lo separa del pequeño graderío, donde concurrían decenas de asistentes en sus papeles de espectadores. Todo el mundo dentro de la pecera ocupaba su lugar y los movimientos de personal y los comentarios entre compañeros en el interior fueron reduciéndose a medida que la cuenta atrás se acercaba al cero. La concentración era máxima y la única voz que sobresalía del resto era la de Jean-Frédéric Alasa, ya en ese momento el máximo responsable del lanzamiento, cantando los procedimientos.

Personal dentro del Centro de Control de Misión para el lanzamiento Puerto Espacial de Kourou
"Cuando quedan 10 minutos, no se escucha absolutamente nada más que a las personas encargadas de la operación del cohete, que van informando de cada paso realizado", aseguró a este medio un ingeniero español que vivió todo el proceso desde dentro. Justo con en ese momento es cuando se recibe el último parte meteorológico, que no reflejaba cambios respecto a los anteriores, por lo que todo siguió su curso para adentrarnos en los últimos compases del satélite en tierra firme.
Y segundos
En los laterales del edificio donde se ubica el centro de control existen terrazas para poder ver el lanzamiento más allá de las pantallas que lo retransmiten al resto del planeta a través de YouTube y otras plataformas. Cinco minutos antes del H-0 ya no cabía un alfiler en ninguno de los miradores abiertos y los veteranos del lugar aprovecharon el momento para indicar al resto hacia dónde debían mirar para no perderse el evento.

Asistentes en la terraza pendientes del lanzamiento del satélite Biomass Puerto Espacial de Kourou
La plataforma de lanzamiento está a varios kilómetros de distancia y, debido a la orografía y la vegetación, no existe una visión directa del cohete, solo queda fiarse de lo que van diciendo desde la sala de control. "Cuando la cuenta regresiva llega a 8 segundos, ya no podemos detener el despegue", explicó Alasa a este medio. Un all in en forma de punto de no retorno. "A partir de ahí el cohete comienza a trabajar de forma autónoma y sabemos que va a despegar".
Alasa también es el encargado de la cuenta atrás, que se retransmite de forma conveniente a las terrazas donde ya se agolpan los asistentes impacientes. Cuando llegó a cero, las dudas que quedaban sobre dónde mirar se disiparon instantáneamente: un resplandor iluminó el todavía incipiente amanecer en la siempre cálida costa de la Guayana Francesa y, un segundo después, el Vega-C despegó rumbo al espacio. El retardo entre la ignición y el despegue es mínimo si lo comparamos con gigantes espaciales como la Starship, el lanzador ascendió como lo que es, un cohete con decenas de toneladas de combustible sólido a punto de quemarse.

Momento exacto del despegue del cohete Vega-C con el Biomass a bordo Puerto Espacial de Kourou
Primero tomó un ascenso casi vertical y luego viró dirigiéndose al norte, rumbo al océano Atlántico más occidental. A pesar de las nubes, la trayectoria marcada por los gases fruto de la combustión pudo verse casi en su totalidad e incluso se logró apreciar a simple vista la separación de la primera etapa del Vega. Un momento mágico para todo aquel que aprecie mínimamente la ingeniería, la ciencia y la exploración espacial en cualquiera de sus formatos.
Uno de los aspectos que más llamó la atención fue el ruido. Al estar tan alejados, el estruendo del único motor de Vega-C llega con cierto retraso, justo cuando ninguno de los legos allí presentes esperábamos poder oírlo. Vibran los cuerpos humanos y los edificios, incluso se escucha el repique de los cristales como si se acercara un terremoto. "Es increíble", fueron las dos palabras más repetidas en la terraza. "Me temblaban las piernas cuando lo veía ascender, alucinante", añadió otro de los allí presentes.
Un periodista italiano que lleva más de 10 lanzamientos a sus espaldas reconocía por su parte que "nunca se termina uno de acostumbrarse a la sensación". Es "ver un artefacto despegar hacia el espacio exterior y ponerme los pelos de punta, una emoción indescriptible".
Durante los siguientes segundos y minutos, los encargados de la misión van monitorizando el estado del lanzador y tomando la señal de las estaciones terrestres sobre las que pasa rumbo al Atlántico norte. El despliegue del satélite se realizó 50 minutos después del despegue y, la prueba de vida del mismo se registró 15 minutos más tarde. Momento de aplausos, abrazos y suspiros de tranquilidad.

Lanzador Vega-C rumbo al espacio Puerto Espacial de Kourou
A partir de ese momento, la operación del Biomass se está llevando a cabo desde las instalaciones de la ESA en Alemania. Allí, con el español José Morales como director, se ha ejecutado la apertura del paraguas gigante que sirve como receptor del radar en banda P. Si todo va según lo esperado, el satélite tendrá un periodo de 6 meses de commisioning para ponerlo a punto y, a partir de ahí, comenzar a realizar ciencia.