El telescopio Hubble cumple 35 años: así ha logrado 1,7 millones de observaciones espaciales en este tiempo

El 24 de abril del año 1990 se lanzaba el telescopio espacial Hubble, a bordo del transbordador Discovery, con un único objetivo: el de observar el espacio más allá de nuestra atmósfera, orbitando en una órbita circular alrededor de la Tierra y recogiendo algunos de los fenómenos más intrigantes de los últimos años. Uno de sus mayores hitos tuvo que ver con los famosos Pilares de la Creación, una formación con trompas de elefante de gas interestelar de la nebulosa del Águila, dando lugar a una de las fotos más famosas del espacio conocido. Así, el Hubble ha cumplido nada menos que 35 años.

La NASA ha querido homenajear este evento, recalcando algunos de los hitos más importantes del Hubble. Tras casi 1,7 millones de observaciones y 430 terabytes de datos enviados, el Hubble ha recibido una felicitación por parte de la agencia espacial conmemorando su trigésimo quinto cumpleaños, publicando nuevas imágenes recogidas por la sonda. La NASA ha asegurado que desde este mítico lanzamiento, el Hubble ha "transformado radicalmente nuestra comprensión del universo", dando algunas de las imágenes más icónicas de la escena científica y social actual relacionada con el espacio.

No es para menos; según la agencia, los logros del Hubble han dado lugar a más de 22.000 artículos científicos, hasta febrero de 2025, revelando por el camino hechos importantísimos. Por ejemplo, gracias al Hubble sabemos que los agujeros negros supermasivos se encuentran en el corazón de las grandes galaxias que pueblan el universo. Una misión que, por otro lado, estuvo a punto de fracasar casi desde su comienzo.

El Hubble cumple 35 años

El telescopio espacial Hubble tiene una masa de 11 toneladas, es cilíndrico y tiene una longitud de 13,2 metros y un diámetro máximo de 4,2. El coste total del Hubble, en aquellos años, fue de 2.800 millones de dólares, lo que al cambio equivaldría a 6.866 millones ajustados por inflación en 2025. Es un telescopio de tipo reflector, y cuenta con un espejo primario de 2,4 metros que además se conjuntan con nada menos que cuatro instrumentos con capacidad de obtener imágenes y espectros. La energía corre a cargo de paneles solares que alimentan los cuatro motores del telescopio, sus instrumentos y sus cámaras, con baterías recargables.

La idea detrás del Hubble es que este fuera un telescopio que pudiera ser visitado por un transbordador espacial para poder reparar elementos estropeados y realizarle labores de mantenimiento. De hecho, esto fue crucial debido a un fallo garrafal en su diseño; poco después del lanzamiento del telescopio, los ingenieros detectaron un fallo de pulido en el espejo primario, dando lugar a imágenes borrosas. Esto se producía porque el borde exterior del espejo era algo más plano de lo esperado en unas cuatro centésimas de milímetros.

No fue hasta tres años después, mediante el transbordador tripulado STS-61, que se pudo instalar un sistema de corrección óptica capaz de corregir el defecto del espejo primario. Así, el espejo sigue en uso a día de hoy, ya que el sistema se encarga de usar una cámara para corregir el problema de la aberración esférica que afectaba al espejo. De esta forma, pudieron conseguir los resultados de visión esperados desde un inicio. Todo este proceso llevó nada menos que 5 caminatas espaciales realizadas en el año 1993.

No fueron las únicas misiones. Sucesivos viajes en los años 1997, 1999, 2002 y 2009 sirvieron para extender poderosamente la vida útil del propio Hubble y actualizar su hardware, ampliando sus capacidades y convirtiéndolo en la brutal herramienta de observación que tenemos hoy en día, situado a una altura de 547 kilómetros sobre la Tierra. Otro punto importante de estas misiones de mantenimiento permitían entre otras cosas mantener la órbita del propio telescopio. El rozamiento de la atmósfera con el propio telescopio lo ralentiza, perdiendo altura gracias a la atracción gravitatoria terrestre. Por ende, es importante empujarlo ligeramente en cada una de estas misiones.

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Otro de los momentos álgidos del Hubble en estos últimos años tuvo lugar en 2021, cuando el ordenador de carga útil del Hubble, que controla y coordina los instrumentos del telescopio falló. El ordenador en cuestión llevó a que todos los instrumentos científicos se dispusieran en modo reposo de forma automática, dejando de dar señal al ordenador principal de la sonda.

Después de que los esfuerzos de la NASA para revivir el dispositivo fueran infructuosos, se recurrió a la ayuda de técnicos responsables del Hubble ya jubilados en aquellos años. Estos antiguos empleados que pudieron participar en la construcción del Hubble permitieron a la NASA poner en marcha el ordenador de reserva el 15 de julio de ese mismo año, tras cinco semanas de inactividad.

Marta Sanz Romero Omicrono

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El hecho de que el Hubble se encuentre en una posición muy por encima de la atmósfera terrestre le permite observar el cosmos sin que ciertas turbulencias u obstáculos bloqueen su vista o la dificulten. Esto ha ayudado a moldear una comprensión valiosísima del propio sistema solar, así como de los orígenes del universo. Por ejemplo, el Hubble ha podido estudiar el clima de otros planetas, descubierto lunas orbitando planetas de nuestro sistema como Plutón e incluso ha podido estudiar el sol de forma indirecta, pese a que el telescopio no fue diseñado para ello.

En definitiva, el Hubble ha sido fundamental para no solo comprender y estimar la edad del universo, sino para comprender cómo se expande y formalizar la constante de Hubble, que mide precisamente esta expansión. También ha permitido avanzar de forma muy significativa el conocimiento que los humanos tenemos sobre la cosmología en general en estas tres décadas de servicio. Unas tres décadas que sus operarios esperan que puedan ser muchas más.